Entérate Secciones

El vino es para todos

Existen vinos nacionales e internacionales que son muy accesibles para un bolsillo discreto.

AXM Staff

El proverbio ugandés “aquel que no ha viajado, cree que su mamá es la mejor cocinera del mundo” es muy cierto; viajar tiene el poder de abrir las mentes, y de cierta manera también los gustos y el apetito.

El vino en México siempre ha sido percibido como una bebida para ocasiones especiales, y en casos extremos como un distintivo de clase social. Sin embargo, existen vinos nacionales e internacionales que son muy accesibles para un bolsillo discreto; y es que en realidad, el problema no es económico sino cultural.

Para los que han tenido la oportunidad de viajar a países con culturas vinícolas fuertes, como España, Italia, Francia, Portugal, Argentina o Chile, y han convivido con familias y amigos locales, se habrán dado cuenta que el vino en estos países se toma con mucha naturalidad, como un refresco o una cerveza, y para acompañar los alimentos. El vino no es visto como algo celebrativo, sino como algo cotidiano.

Mucha gente regresa de estos viajes con esa nueva mentalidad con respecto al vino, y comienzan a platicarlo y a compartirlo; hablan sobre sus beneficios para la salud, de cómo acoplarlo a la gastronomía mexicana, y su gran popularidad no solo entre la gente de edad; de hecho en México cada vez más jóvenes han empezado a adoptar el consumo de vino, de formas menos formales, y más naturales.

Haciendo una comparación con Chile por ejemplo, en México se toman apenas 750 ml de vino per cápita al año, comparados con los casi 62 litros de vino que se toma en promedio un chileno*. Existe un crecimiento constante en el consumo mexicano de esta bebida, donde el rey, es el vino tinto; le siguen el blanco y el rosado, y en menor medida los vinos espumosos.

 

No hay que tenerle miedo al vino, ni verlo como una bebida inalcanzable; lo bonito de viajar es poder adoptar ciertas prácticas e integrarlas a nuestra idiosincrasia nacional. Este puede ser tu primer acercamiento, comprar una botella y tomarla con los amigos en tu próxima comida; y si te gusta, ya después puedes ir pensando en algún curso para catar vinos, que por cierto son muy interesantes y divertidos.

*Fuente IWSR: International wine and Spirit Research.