Colaboraciones

Viajeros al rescate de Xochimilco

Es difícil imaginar que un lugar tan sereno como Xochimilco exista dentro del caos de la Ciudad de México.

Navegando en trajinera por sus canales, se puede escuchar un silencio casi absoluto, sólo interrumpido por los melódicos cantos de las aves o por el graznido histérico de algún pato salvaje.

A pesar de lo que se piensa, no todo aquí es emborracharse los fines de semana en cantinas flotantes; también hay un mundo ancestral dedicado a la agricultura luchando por sobrevivir todos los días.

Y por eso hicimos este viaje con causa, porque creemos que el turismo puede impedir que ese mundo ancestral desaparezca para siempre.

¿Qué son las Chinampas?

Las chinampas son un sistema de agricultura basado en pequeñas islas cultivables, y su origen ancestral se remonta al Valle de México en épocas prehispánicas.

Para evitar que estas islas naufragaran, se anclaban con los ahuejotes o árboles de agua.  Así, esta red de chinampas formó poco a poco un enorme rompecabezas flotante, conformando finalmente la gran ciudad lacustre de México-Tenochtitlán.

La crisis histórica

El declive de las chinampas comenzó durante la conquista española, pero la real amenaza se materializó hasta el siglo XX debido al crecimiento demográfico, la centralización del comercio en la central de abasto y la introducción de otras especies, ajenas a la zona, que impactaron negativamente el ecosistema.

El campesino local, por lo tanto, dejó de cultivar por falta de recursos e infraestructura, y sobre todo por la pérdida de interés comercial.

El turismo -con causa- al rescate

De unos años para acá, con la finalidad de reactivar la economía de la zona y ofrecerle más oportunidades al campesino local, nace la idea de crear un proyecto comunitario que re introduzca la chinampería en la zona y reactive un turismo “alternativo” en Xochimilco.

Se trata de un programa basado en turismo regenerativo conocido como “Escuela Chinampa”, donde la gente de la ciudad, la más “urbanizada” que quiera acercarse un poco a la naturaleza pueda interactuar con el conocimiento y las herramientas adecuadas.

En este lugar se realizan recorridos y prácticas en una chinampa demostrativa dirigido a los mismos campesinos para que copien todos los procesos agrícolas, y también al público en general para que siembre y cultive sus propios alimentos.

El objetivo final es que exista un gran “Corredor Agro-Biológico y Cultural, que atraiga a los viajeros -locales y foráneos- interesados en el cuidado del ambiente y en la agricultura sustentable.

Don Nicho, líder de este proyecto, nos explicó más sobre el tema,

“De aquí a tres años tenemos que tener ya listo el escenario, por lo menos 50 campesinos que detonen otra vez el resurgimiento de la chinampería. Vaya, que el campesino vea su chinampa como un negocio, como fue en la antigüedad. La idea es recuperar desde el maíz nativo, las hortalizas, la cebolla cambray -la pequeñita, la original”.

Casi sin darnos cuenta, llegamos a los terrenos de Alejandro, un campesino que lleva dos años trabajando con el método más tradicional en sus chinampas. Ahí comparamos sus técnicas más sencillas con las de Don Nicho, quien utiliza técnicas más sofisticadas de cultivo, combinando los conocimientos ancestrales con tecnología moderna.

“Si en una época Xochimilco fue capaz de proveer a la gran ciudad, ¿por qué hoy en día no? Si hoy se cuenta con la tecnología, con herramientas, se cuenta con el acompañamiento técnico, con la sabiduría ancestral, ¿por qué hoy lo vemos imposible?”.

Durante casi dos horas recolectamos el lirio del agua y lo transportamos en nuestra trajinera hasta una chinampa; aprendimos a secarlo para transformarlo en fertilizante; a excavar las zanjas; a preparar la tierra y a mezclarla con el abono; y a trasplantar los vegetales, de los almácigos o semilleros, a la tierra fértil. Inclusive al final, cerramos todo el ciclo cosechando una cebollitas que nos llevamos a casa.

La conservación del casi extinto Ajolote

La reactivación del ecosistema en Xochimilco, además de despertar la economía local a través de las chinampas, también busca un impacto ambiental positivo, recuperando la flora y la fauna nativos, que antes existían en abundancia, como es el caso del ajolote, y que desgraciadamente hoy se encuentra en peligro de extinción.

En la granja Apatlaco, la familia Valderrama se dedica a la conservación del ajolote. Aquí los reproducen y los crían en cautiverio.

El ajolote mexicano es una salamandra endémica de Xochimilco – es decir, se encuentra únicamente en este complejo lacustre. Son célebres popularmente, y también entre la comunidad científica, porque tiene la cualidad extraordinaria de regenerar apéndices completos en cuestión de meses y, en ciertas condiciones, inclusive estructuras vitales, como partes del cerebro.

“Los separo por tamaños porque los más grandes lastiman a los chicos”. Nos contaba Eduardo, mientras caminaba entre las peceras llenas de especímenes.“Hay también ajolotes dorados y ajolotes albinos; ellos nacen cuando se aparean ajolotes que son de color negro y que están emparentados. Sin embargo, esos ajolotes pierden la cualidad de poder regenerar su cuerpo”.

Finalmente, como inesperada sección de Gordos por el Mundo, Eduardo nos habló sobre la tradición de comerse a estos animalitos: “Es muy rico en la gastronomía, es muy sabroso. Se comía en “Tamal de Tlapique” o en “Caldo de Michimole”, aunque esa tradición se ha perdido por lo mismo de que el ajolote está en peligro de extinción”.

Después de pasar un rato ahí, admirando lo hermosos que son esos anfibios mexicanos, nos fuimos a almorzar todos juntos. Así acabo nuestra jornada en Xochimilco, abordando una trajinera que nos llevaría al embarcadero del que partimos esa mañana.

Poco a poco, el turismo regenerativo en Xochimilco no solo está reduciendo el impacto ambiental negativo: empodera a los locales para que se responsabilicen de las riquezas de las que son guardianes, mientras mejoran sus oportunidades sociales.

Siendo turistas responsables, empoderamos, progresamos y hacemos progresar.

Si están interesados en un proyecto como este, o en algún otro viaje con causa visiten: https://nomadrepublic.org/

Manu Espinosa

Manuel Espinosa Nevraumont, mejor conocido en redes sociales como @manumanuti es creador de contenido especializado en turismo. Documenta sus viajes a través de sus crónicas, fotos y videos, en México y en todo el mundo, con un especial interés por proyectos relacionados con turismo comunitario y ambiental. Ha trabajado con diferentes oficinas de turismo nacionales e internacionales. En 2017 creó junto con Alan por el Mundo la cuenta foodie de Instagram @gordosxelmundo para compartir experiencias gastronómicas durante sus viajes.