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Ni viajero, ni turista

En algún momento -no sé cual- el término turista se convirtió en algo peyorativo, negativo y hasta desagradable. Al grado que hasta nos ofende que nos llamen de esa forma.

En algún momento -no sé cual- el término turista se convirtió en algo peyorativo, negativo y hasta desagradable. Al grado que hasta nos ofende que nos llamen de esa forma. ¿Turista yo? Jamás, viajero siempre.

Hace un año mi papá estaba de vacaciones en Playa del Carmen, le mandé algunas recomendaciones para que visitara y me envió una foto a bordo de uno de esos barcos piratas que ofrecen cenas y shows. Me reí de él y le dije -¿Papá qué es eso? Eso es para turistas- Él me respondió con ese descaro encantador que da la edad y la experiencia -¡Qué bien! Porque yo no soy de aquí-.

Su respuesta me dejó reflexionando varias semanas. Así que acudí al diccionario a leer el significado textual de la palabra turista y esto es lo que encontré.

turista

nombre común

1. Persona que visita o recorre un país o lugar por placer.

Que razón tenía mi padre y que equivocados mis prejuicios. Maldije al canal Travel & Living donde por primera vez escuché esa frase “Nunca turista, siempre viajero” y recordé todos esos momentos donde mi ignorancia se expresó de forma negativa hacia el turista. Hacia todos los que viajamos. Hacia mí mismo.

Pero entonces ¿Qué es un viajero? Pues según el diccionario es esto:

viajero, viajera

adjetivo

1. Que viaja

2. nombre masculino y femenino

3. Persona que hace un viaje, especialmente largo.

Según las descripciones del diccionario, cualquier persona que viaja por placer es un viajero/turista. Entonces ¿Por qué tanto alboroto?

Yo lo entiendo de esta manera. El mundo ya no es un lugar tan distante, exótico y aventurero como lo era hace un par de siglos. Es muy complicado viajar a algún sitio que no haya sido tocado por la industria turística. Así que autoproclamarse viajeros y no turistas es como gritarle al mundo que nos sentimos más identificados con Marco Polo que con esos autobuses de japoneses que visitan 13 países en una semana.

Después leí un artículo del gran Paco Nadal (el mejor periodista de viajes en mi opinión) que hablaba justo de este tema y me abrió los ojos. Es verdad lo que él plantea. Todos somos turistas.

Decimos que viajar nos hace más tolerantes pero ¿cómo podemos hablar de tolerancia cuando nosotros mismo rechazamos una etiqueta por considerarla negativa?

Antes de hacer mi primer viaje a la India, sentía que había tomado una decisión extrema en mi vida. Visitar un país que solo había visto en el Discovery Channel. Con la impertinencia que regala la juventud, me sentía listo para todo tipo de vicisitudes, me sentía poco menos que un explorador de National Geographic viajando a un rincón que pocos o casi nadie había visitado. Allí comprobé que cada cabeza es un mundo y en efecto, nadie de “mi mundo” había estado antes en la India, pero para nada fue como llegar a un lugar dejado de la mano de Dios, donde tendría que hablar eventualmente a la embajada de mi país para ser rescatado.

Aún con todas las anécdotas que ya les he contado anteriormente de mi primer travesía a la India, el país resultó (para mi decepción) con un industria turística bastante desarrollada, y para mi pesar y en muchos momentos tranquilidad, ¡había turistas por todos lados! Me dejé de sentir especial. Sin embargo, con el avance de los días fui descubriendo nuevas formas de aventura, nuevas formas de ver y nuevas formas de conocer. Al final la aventura la haces tú.

En realidad todos somos viajeros y turistas. Para mí, la diferencia radica en cómo viajamos o turisteamos.

Lo importante es ser un turista responsable, que se involucra, que se informa, que viaja con humildad. Eso es una decisión personal que poco tiene que ver con la manera en que llegues al destino.

Así que al final todos somos turistas, todos somos viajeros. Viajamos por placer, para conocer y para descubrir. La única diferencia es el tipo de turista que somos. Yo quiero ser un orgulloso turista responsable, ese que los destinos mueren por recibir porque saben que cuidarás su lugar, lo apreciarás y lo respetarás. Un turista que se preocupa por dar y no nada más por recibir. Un turista consciente, que se informa y que dentro de sus circunstancias trata de hacer mejor al mundo.

Borremos de nuestra mente esa etiqueta de “viajero/turista”, que si algo enseñan los viajes es que las etiquetas son para la ropa, no para las personas.

Alan Estrada

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