Los viajeros tenemos enemigos, circunstancias o situaciones en contra. He hecho una lista de las ocho cosas que considero enemigos del viajero y que simple y sencillamente pueden mermar la experiencia de nuestro viaje. En todas y cada uno de ellas expongo una solución.
Los smartphones
Mi viaje a Marruecos fue el último que hice sin llevar un teléfono conmigo. De hecho y gracias al enorme crecimiento que ha tenido mi blog ahora cargo con más gadgets que nunca. Dos cámaras, accesorios, lentes para la cámara, tripie, micrófono, teléfono celular, computadora, disco duro externo. He aprendido a sobrellevarlo y cargar con tantas cosas no siempre es agradable.
Pero ustedes no son bloggers y no necesitan grabar todo, esforzarse para hacer buenas tomas ni cargar con una laptop por si hay tempo de editar. De hecho ni siquiera necesitan su teléfono.
Sí, es padre estar conectados y mostrarles a nuestros amigos que estamos del otro lado del mundo en tiempo real, pero en realidad no es necesario. Viajamos también para desconectarnos y lo que antes era un acto obligatorio ahora es opcional. Hay tanta magia en estar desconectado. En el caso “extremo” de que no lleven su teléfono al viaje, hay miles de formas de mantenerse conectado por momentos, la mayoría de hoteles y hostales tienen alguna computadora con internet para alquilar y aunque parezcan de la prehistoria aún existen los teléfonos públicos. Si les da cosa dejar su celular en casa, prueben dejarlo un día en el hotel y salir a pasear. Al regresar pueden conectarse y ver que está pasando en su mundo “estable”. Le sorprenderá lo liberador que es! Además de que seguramente el mundo sigue tal cual lo dejamos.
El tiempo
Los antiguos viajeros no tenían opción. Había que “chutarse” semanas o hasta meses en barcos para llegar a un destino o días completos en un tren. De repente llegaron los aviones, los trenes rápidos y las súper carreteras y se nos olvidó que el viaje es tan importante como el destino.
Sumado a esto tenemos nuestro estricto sistema capitalista de vacaciones limitadas que no nos permite lanzarnos a la aventura durante varias semanas o meses a menos que te des un año sabático.
Entonces se inventaron los viajes express o a la japonesa, donde todo se visita rápido y se disfruta de regreso. La solución es simple: ver menos y disfrutar más. Así como es tan importante el viaje como el destino, es igual de importante el lugar como el momento. Hay que crear momentos en los lugares, quédate a leer una tarde en un parque, siéntate en un café a ver pasar gente. ¡No corras! Los viajes son como la comida, lo rápido no nutre igual.
La avaricia
Una cosa es querer ahorrar y otra cosa es ser avaro. Hay que saber el valor de las cosas más que el precio. Muchos habrán notado que mis viajes se han trasformado con el paso del tiempo, antes me enfocaba más en gastar menos y ahorrar lo más posible aunque siempre me daba uno que otro lujo. Pero el tiempo me ha enseñado que lo importante no es ahorrar sino gastar de forma inteligente.
Hay que buscar experiencias y decidir donde gastar nuestro dinero. Por eso los viajes independientes permiten mayor flexibilidad y ahorro.
Gastamos sin reparo en ropa de marca y le regateamos al artesano que se gana la vida con su habilidad. Compramos comida chatarra y nos quejamos de los elevados precios de un restaurante cuyo chef nos brinda años de experiencia con los alimentos. En resumen, a veces gastamos pesos para ahorrar centavos. Sí, hay cosas de precio elevado y también hay cosas muy baratas, pero ojo: Lo importante es si aquello que es caro vale su precio y si aquello que es barato no es basura decorada.
Saber la diferencia no es fácil, pero la mejor forma es la planeación y la investigación. Involúcrense con el destino que quieren visitar y así verán en qué cosas vale la pena gastar y en cuáles no.
La ignorancia
No es necesita tener una maestría en historia universal para recorrer el mundo, pero ayudaría.
La mayoría de las turistas estudian poco o nada sobre el destino que van a visitar esperando que a su llegada todos los guías les expliquen cada detalle, y en efecto lo harán (en caso de que contrates guías) pero será tanta la saturación de información que pronto olvidarán todo lo que escucharon o al final cada lugar les parecerá igual al anterior.
Para que un viaje cale en nuestros huesos hay que prepararse, leer y ver documentales sobre los sitios que visitaremos. Esto no solo nos dará una base para nuestro viaje sino que ampliará nuestra experiencia, la información que recibamos en el destino servirá para reafirmar y seguramente tendremos muchas dudas que vamos a querer resolver. Además los guías no siempre dan la información correcta.
Mucha gente piensa que ver o investigar sobre los destinos que visitará les arruinará la sorpresa, pero piénsenlo de esta forma: Imaginen que el destino es un actor o actriz de cine que desean conocer, por muchas fotos que vean o información que lean, nada se compara al momento de estar ahí en vivo y la emoción será mucho mayor! Si tienen miedo a desilusionarse es por la expectativas y no por la información. Había visto mil veces la Torre Eiffel en fotos, vídeos, películas y nada se compara a tenerle enfrente. Todo lo que vi de la torre antes de conocerla sólo incrementó mi emoción.
El miedo a la incomodidad
Muchas veces nos negamos a abandonar las comodidades de casa aunque sea por uno o dos días. En muchas de las experiencias de viaje, sobre todo el turismo rural es necesario despojarse de este temor. Generalmente la cosa está mejor de lo que imaginamos. Hacer este sacrificio nos brindará experiencias que nunca olvidaremos y nada nos va a pasar por no bañarnos en un par de días o por utilizar una letrina.
Enfermedades y accidentes
Yo solamente me he enfermado de manera significativa durante un viaje tres veces, curiosamente las tres en Estados Unidos. Dos en Las Vegas y una en Chicago. Adjudico esta situación a los -3 grados de la ciudad de los vientos y las desveladas y aires acondicionados de la ciudad del pecado.
Una fiebre, una fuerte gripa o una diarrea monstruosa pude afectar mucho la experiencia de viaje. Es relativamente fácil prevenirlo.
Yo siempre cargo con vitaminas que tomo todos los días en el desayuno, especialmente mucha vitamina C. Trato de comer balanceado durante el viaje y cargar siempre algo con que cubrirme en caso de frío. Antes de salir de viaje pueden inyectarse algún multivitamínico o suplemento para reforzar el sistema inmunológico. Cada quien conoce su cuerpo, si son de estómago delicado absténganse de alimentos que pueden caerles pesado o enfermarles y siempre carguen con un antidiarréico.
En el caso de los accidentes hay que usar el sentido común y siempre llevar un seguro de viajes, siempre!
La compañía
Muchas veces aunque ud. no lo crea las personas que nos acompañan pueden hacernos o deshacernos un viaje. Ya tengo un artículo sobre viajar o no con amigos y otro con tips para viajes en pareja.
Yo por ejemplo, soy un pésimo compañero de viaje. Tengo solo algunas personas con las que me gusta viajar y es garantizado que será una buena experiencia o mejor viajo solo. Evito los viajes en bola (excepto lugares como Vegas) y trato de ser selectivo con mis compañeros de viaje. No tiene nada de malo decidir con quien viajar o no. Así es la vida nosotros decidimos con quien la acompañamos.
El miedo
Este es el mayor de los enemigos de los viajeros y hay que manejarlo lo mejor posible. El miedo lo tenemos todos no importa si eres un viajero principiante o uno experimentado. Es natural. Pero hay que manejarlo y la solución es sencilla, hay que agarrar al toro por los cuernos. Más vale arrepentirse de lo que se hizo que de lo que no se hizo.
Por ahora estos son los enemigos del viajero que se me vienen a la cabeza, si tienen alguno más por favor compártanlos en los comentarios.
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