Colaboraciones

Bomba yucateca

Por: Vane Villalva
Día uno

Ayer pasé por tu casa, me senté en un hormiguero, y por poquito las hormigas se equivocan de agujero ¡Bomba! 

Llegando al Aeropuerto de Mérida, iba buscando a mi monitor, quien me dijo que traía una playera que decía Yucatán, ni modo que dijera I love NY, cuándo llegué quedé como payaso porque ya habían varias personas que su playera decía Yucatán Omg, él dijo “soy apuesto” así que rápido lo pude identificar. 

Un monitor es como un papá que te va a cuidar todo el viaje y no tienes que preocuparte si no traes llaves para entrar a tu casa por que él resuelve, básicamente alguien que te invita a ser inutil sin sentirte mal. 

¿Por qué todos los aeropuertos están a 8 grados bajo cero? ¿Vieron la Sociedad de la Nieve? Yo era Nandita Parrado. 

Cuando salí a la calle desde el aeropuerto para subir a la camioneta, sentí que había entrado a un temazcal, sencillamente lloré en yucateco. 

Hacía un calorcito muy rico (si traes ropa adecuada, claro), que te despierta una sensación de vacación, hasta huele a vacación, el olor a vacaciones existe y no estoy dispuesta a discutirlo, pero confirmen. 

La primera parada curiosamente no fue el hotel, fuimos directo a la primer experiencia, a una 1 hora y media del aeropuerto, aproximadamente, se encuentra Yokdzonot, uno de los más de 3000 cenotes que existen en Yucatán, que locura ¿no?, aunque de esos 3000 solamente alrededor de 100 pueden ser visitados de manera turística. 

Me cambié, refresqué todas las zonas que necesitaba jajaja, y empezamos a comer en una palapa que está dentro del lugar del cenote; de tomar pedí agua de chaya con piña, espectacular 10/10, super refrescante; probé la sopa de lima y de plato fuerte, mi comida favorita, los panuchos, yo soy altamente crítica con este platillo, para ser sincera le doy 7 oinks y la quesoporte

Después de reposar la comida, desparramada en una silla, nos dirigimos a nuestra primer actividad, a tirolesa, estuvo lindo, lo más divertido fue que uno de mis compañeros se quedó varado en el medio, pero pudieron salvarlo en 2 segundos y yo tardé más poniéndome el arnés que en llegar al otro extremo, de hecho el arnés pesaba más que yo. 

Luego de eso, bajamos al cenote ¡qué precioso! cuánta tranquilidad, ¿el agua está fría? sí, pero con el clima de Yucatán lo agradeces muchísimo, aunque al principio parezca que te está dando un calambre y des cringe. 

Estuvimos con mucha agusticidad contemplando la nada, con la paz que te proporciona la naturaleza y la majestuosidad del cenote. Estaba por iluminarme, cuando una señora se cayó de boca al cenote, pero como yo estaba en mi momento más espiritual, no reaccioné, hasta que pasó mucho tiempo y me reí, yo en mi momento más esquizofrénico.

Luego llegamos al Hotel Art 57, ubicado justo en el centro de Mérida, a pasos de todo; un hotel que es funcional y correcto si solo quieres tener dónde dormir, cómodo, limpio, a buen precio y con desayuno incluido, ideal si no vas con alto presupuesto. 

¿Quieres algo para viajar en magnate? quédate porque se te van a caer los calzones más adelante. 

Continuamos 

En la noche fuimos a cenar al Museo de la Gastronomía Yucateca y pedí unos camarones, la vieja confiable agua de chaya con piña, y de postre, un flan de bola de queso, precio calidad 10, lugar muy bonito y rico, parada obligatoria. 

Día dos 

Luego de desayunar nos llevaron al Pueblo Mágico de Tekax, a 126km de Mérida, fuimos a un increíble tour en las Grutas Chocantes, AMÉ.

Si eres claustrofóbico, o te sientes nervioso en lugares encerrados, pasa al siguiente día.

Estuvimos unas dos horas de puro recorrido, mientras más pasa el tiempo, más profundo te vas. Si quieres hacerlo, por favor lleva calzado y ropa cómoda y un agüita, no como yo con mis tenis de carebears y que obviamente valieron barriga, otra cosa es que obvio vas a sudar muchísimo, te vas a llenar de tierra y mugre, vas a terminar sin que nadie quiera dar un centavo por ti, perfecto para una primera cita con alguien.

Vale la pena totalmente animarse a bajar por muy estrecho que se vea, créeme, lo que vas a ver vale el esfuerzo. 

Pedro Damian fue nuestro maravilloso guía, no el productor de RBD, otro Pedro Damian; nos contó historias sobre los aluxes (duendes mayas); quiero que sepas que independientemente de que creas o no, a las grutas tienes que entrar con mucho respeto y no llevarte cosas que no sean tuyas, bueno… y no solo en las grutas jajaja. 

Pude ver algunos restos óseos de algún maya, pedazos de barro, estalactitas, estalagmitas y todo lo que termina en itas. 

Todos los bichos que puedas encontrar ahí son ciegos, como Stevie Wonder, el único que no era ciego era el Pedro Damian; toqué un ciempiés albino y sentí muchas cosquillitas, espero no haber alterado su realidad, pero bueno, al fin que no sabe quién soy. 

Me tomé fotitos ‘’asterik’’ siendo la más exploradora. 

Pedro comentó que la ruta que estábamos haciendo era la tranquila, ya que había otra que duraba 7 horas y casi todo el tiempo es pecho tierra, me ataqué. ¿Tú lo harías? 

Fue una gran experiencia que sin duda repetiría, me dieron ganas hasta de echarme un coyotito en las grutas. 

Al salir de las grutas nos llevaron rumbo al pueblito mágico de Maní, a 100km del Sureste de Mérida, a un restaurante de nombre el Príncipe de Tutul Xiu para probar el tradicional y emblemático POC CHUC, super rico, con su salsita, ufff; por cierto, ahí también puedes encontrar la ruta de los meliponarios (abejas meliponas sin aguijón), que dan una miel con muchísimos beneficios, yo compré un gotero de esa miel, usa mi código #vanemelipona. 

Comimos bien ricardo, los lugares para comer en Mérida son bastante accesibles, bien servidos y ricos, luego de ahí nos preparamos para regresar al hotel. 

Nuestra cena fue en Apoala; yo comí pulpo, nos dieron un coctel de cortesía delicioso, y pedimos como 700 postres, porque aunque estábamos llenos, uno tiene varios estómagos, como las vacas. 

Estuvimos al aire libre, me encantó la comida, super rica y cantidades llenadoras. 

Bienvenidos al día tres 

¿Quién quiere lujo? 

Tuve la oportunidad de estar en Destino Mio by AKEN SOUL, glamping de lujo, ¡qué lugar más espectacular! sin palabras ¿tendrán el número del dueño? a mi me gustan mucho de esos.

 

¿Buscas una experiencia que sea realmente de descanso y de verdadero lujo? este es el lugar; cuenta con acceso a cenotes maravillosos, spa, alberca, actividades para que puedas hacer con tu enamorad@ en plan romántico, sala de meditación, spa, lo tiene todo este lugar, comida hecha de los productos que tienen en su gran huerto, la mejor cochinita la probé ahí, 10 de 10 y no sería suficiente. 

Pudimos ver la puesta del sol en el mirador con la inmensidad de la naturaleza, un espectáculo verdaderamente, si estás buscando un lugar para casarte, por favor hazlo en Destino Mío y me invitas ¿sí?. 

Luego de tener mi momento más millonario fuimos a cenar a Pizza Neo, también en el centro de Mérida, pizzas auténticas italianas, el dueño es italiano, ¿por qué te digo esta información? para que ni se te vaya a ocurrir pedir “catsun” o salsa valentina jajaja. Pizzas bastante llenadoras, de masa delgada; recomiendo la de pistache, muy mono el lugar, en la noche con lucecitas cálidas, ya sabes. 

Día cuatro

Que triste, no me quiero ir, ya me dijeron que Mérida es de los lugares más seguros de México, se vive tranquilo y bien, no me tientes Satanás.

Nuestro ultimo destino, Izamal, para hacer el recorrido en cuatrimotos. El color amarillo es el protagonista en este lugar, nunca había manejado una cuatrimoto, esta vez tampoco lo hice jaja, pero no me quedé con las ganas y le pedí a mi monitor, Jorge el apuesto, que me llevara atrás, conocimos las zonas arqueologicas, vimos tienditas de artesanias, vivimos tanto, fuimos uno mismo durante ese recorrido, este sí es un amor imposible 🙁 jaja.

Luego de ello fuimos a comer a Zamná, pedí por 25° vez consecutiva panuchos, agua de habanero con lima, buenísima y picosita.

Después fuimos a Kinich a comer el postre; un flan napolitano, un helado de coco, mango y mamey. Era el cumple de una persona y cantaron las mañanitas yucatecas, quedé estupefacta cuando me di cuenta que no son las mismas que en Ciudad de México, en Yucatán usan una palabra para decir que algo es muy sabroso ki’, tu sabrás a quién le dirás este cumplido. 

Gracias a todos por las increíbles atenciones a Jorge, mi monitor, Poncho y toooda la gente de Yucatán, que no solo son afortunados de pertenecer a un lugar tan mágico, si no porque la calidad y humanidad que tienen son de otro nivel, los amo Yucatán.