Por: Clara Luisa Zamudio Gavilano
Regresé a Madrid después de 2 años y contra todo pronóstico. Compré mi pasaje creo que en enero de este año y cuando empecé a ver los días que faltaban para volver a la ciudad de la que me despedí un 30 de mayo de 2019, parecía una eternidad, de hecho, parecía que faltaban años… hasta que llegó el conteo regresivo… 20 días, 15 días, 10 días, 5 días y ya era 06 de octubre…
A diferencia de la primera vez, ya sabía cómo moverme por la ciudad y que debía tomarme mi tiempo para poder disfrutar más. En el 2019 hice como 6 países, pero terminé destruida, aunque independientemente de todo eso, la experiencia lo valió… lo había logrado, sí, tú Clara, tú la que no se tiene fe para muchas cosas.
Caminando por la Gran Vía vi en uno de los edificios que estaban proyectando parte de la publicidad de una película que se llama Rainbow (aún no la veo). Lo que sí había visto era la promoción y me centré en la canción, así que busqué el soundtrack y tres canciones me acompañaron durante el viaje. “Guapa mi look” creo que decía la letra de una de ellas.
Después de una pandemia, que más pareció una pesadilla, otra vez volvía a salir al mundo… era tan necesario… ya me había olvidado de andar sola (Hice un viaje en marzo a la playa, pero estuve siempre cerca de todo y no me metí en las caminatas como dios manda, así como lo solía hacer).
De poco a poco volví a recuperar la confianza y nuevamente me reencontré con esa libertad perdida, volví a caminar y a llenarme de ampollas (es parte de y es una señal de que nadie me quita lo bailado/ caminado) y recuperé esa pasión de conocer lugares y quedarme mirando por un largo una vez que llegaba al destino planificado.
Todo viaje tiene ese poder de hacer que te reencuentres contigo mismo, creo que en gran medida un solo travel logra eso. No puedo dejar de repetir que volví a caminar con libertad, porque realmente así fue. Y bueno, no todo fue perfecto, y es mejor que haya sido así, porque lo fácil llega a aburrir y ya me había acostumbrado a decirme a mí misma en cada nuevo reto “VAMOS PERÚ” con el puño levantando para darme ánimos de que no me iba a huevear con las direcciones o iba a perder algún tren, avión o conexión.
A veces uno no puede creer que ha conocido tantos lugares, no puedes creer que viste la Alhambra, que visto el Acueducto de Segovia, que hiciste una escala en Viena y que el viaje en tren de Budapest a Heidelberg fue una de las mejores decisiones, a pesar de ser un viaje largo. No podía creer haber conocido una ciudad como Heidelberg, parecía increíble.
Me afano tanto cuando armo un itinerario que me pongo a ver videos en YouTube, leer y a investigar todo lo que pueda… que cuando llego al lugar me quedo mirando por largo rato y dentro de mí digo: “Carajo, estás aquí” “Vas a recordar esto siempre”. A veces me detengo y trato de guardar algún momento para que luego cuando esté de vuelta tenga en la cabeza “¿te acuerdas cuando te detuviste en ese lugar sólo para mirarlo y recordarlo?
En el 2019, cuando estuve en París, fui a una exposición de electrónica, había un ambiente que era para escuchar y ver videos… bueno, uno de los videos tenía una letra que decía “So glad to have something to look back and say i was there” (Glue-Bicep), esa parte se quedó marcada y dije… voy a recordarlo siempre, probablemente no recuerde cómo llegué hasta ese lugar, pero si voy a recordar lo que decía esa parte de la canción porque definitivamente me estaba adelantando algo que iba a experimentar… es más creo que es una buena idea tatuarme esa frase, lo resume todo.
He vuelto a experimentar, y creo que es lo más normal, ese yo diferente que sientes cuando un viaje termina, sentirse como nuevo, querer retomar las cosas, tener energías, etc.
Gracias al viaje y gracias a las europas por devolver eso que creía haber perdido, el interés por perderme en una nueva ciudad, explorar, conocer y vivir, así a todo el mundo no le parezca que uno deba viajar cuando podría invertir en un carro o un departamento o un celular… de hecho, si eres feliz bailando bachata en la avenida Abancay, pues me parece excelente, yo soy feliz al largarme, así como tú puedes ser feliz al tener un carrazo o puedes ser feliz simplemente viendo un amanecer o un atardecer o al abrazar a tus hijos o seres queridos. La felicidad viene en diferentes formas, así que no tiene nada de malo hacer eso que nos gusta… finalmente algún día dejaremos de estar aquí… y no sé si viajaremos a otra dimensión, a un lugar mejor, a una reencarnación, pero mientras esté consciente de qué cosa me apasiona pues aprovecharé para hacerlo todas las veces que pueda y a decirme ¡Vamos Perú!