Cada año, entre los meses de noviembre y marzo, millones de mariposas monarcas llegan, provenientes de Estados Unidos y Canadá, a los bosques del Altiplano mexicano, en Michoacán y el Estado de México, para hibernar y reproducirse.
Formar parte de este espectáculo natural es una experiencia increíble, así que si tienen la oportunidad de visitar algunos de los santuarios que se ubica en la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca.
En Alan por el Mundo les compartiremos algunas recomendaciones que les ayudarán a planear su visita a alguno de los santuarios.
Existen varios santuarios donde pueden ver las mariposas monarcas, sin embargo, los más conocidos son El Rosario, Sierra Chincua, Ejido El Capulín, Piedra Herrada, La Mesa y Cerro Pellón.
El Rosario es el santuario más popular entre los viajeros y pueden llegar desde la Ciudad de México o Morelia, donde encontrarán varios tours con explicaciones, guía y transporte que los llevarán a conocer este fenómeno natural.
Si viajan desde otro estado, quédense al menos una noche en Michoacán para que su viaje no sea tan pesado.
Hay que pagar una cuota, en efectivo, para ingresar a los santuarios; el precio ronda entre los 35 y 60 pesos mexicanos, dependiendo del santuario que visiten.
Los días soleados son los mejores para ver a las mariposas monarcas, ya que el sol es una de sus principales fuentes de energía, por lo que con éste y el calor, las pueden ver volar en mayores cantidades.
A pesar de que la temporada va de noviembre a marzo, febrero es quizá el mejor mes para verlas, ya que es cuando empieza a hacer más sol y calor.
Lleven zapatos cómodos, como tenis o botas de trekking, van a caminar mucho.
Tomen en cuenta que lo meses de noviembre a marzo el clima es frío, sobretodo en el invierno; así que lleven ropa abrigadora. Revisen el estado del tiempo, por si deben cargar con un impermeable.
Dependiendo de la cantidad de mariposas que lleguen y el clima, podrán verlas después de un kilómetro de caminata o, si corren con menos suerte, podrían caminar hasta tres kilómetros.
Si no están acostumbrados a estar en lugares altos, realicen varias pausas en su caminata, ya que se han dado algunos casos del Mal de las alturas.
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Lleven agua para beber, de preferencia en botellas de aluminio o termos reciclables, y algo que les dé calorías, como dulces o alguna barra energética.
Es posible que les ofrezcan subir en caballo hasta donde están las mariposas, o también bajar hasta la entrada; a menos que tengan una discapacidad o emergencia, no acepten el servicio, será un pequeño alivio para el caballo que trabaja todo el día ahí. En el camino se encontrarán con cientos de mariposas y se arrepentirán de no poder ir a su ritmo para apreciarlas mejor.
Hagan caso de los señalamientos e indicaciones de los santuarios.
Durante toda su estancia en el santuario estén en silencio. A pesar de que las mariposas son sordas, las vibraciones emitidas por el sonido las estresa.
No toquen las mariposas, ni mucho menos las agarren.
Si les toman fotos, no lo hagan con flash.
Es posible que se encuentren algunas mariposas muertas en el camino (es normal, es parte de su ciclo); respétenlas y no las agarren, forman parte del ciclo de la vida y sirven como guía para las futuras generaciones que llegarán al bosque.
Si van con niños, hagan que respeten las reglas.
No se lleven nada del bosque.
No fumen en el bosque.
No tiren basura.
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Los santuarios de mariposas son muy frágiles y muchos están sufriendo la tala desmedida de árboles; respetémoslos y apoyemos su conservación.