Colaboraciones

Roadtrip por la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán

Hola bandita, hoy les voy a platicar de un viaje que hice en Diciembre del año pasado (2019) y que es una muy buena opción para realizarlo ahora con la nueva normalidad viajera.

Es un roadtrip por México a lo largo de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, un área natural protegida (ANP) que atraviesa los estados de Puebla y de Oaxaca; abarca casi medio millón de hectáreas y  además fue reconocida en 2018 como Patrimonio de la Humanidad.

Al ser tan extensa, tiene muchísimos atractivos naturales y culturales, pero aquí yo les comparto lo que pude visitar en un fin de semana largo. Lean todo, porque les dejo unas recomendaciones viajeras al final de esta crónica. 

Día 1: Los Paleontólogos Novatos 

Partimos de la Ciudad de México muy temprano -el amanecer nos agarró en Río Frío- y llegamos a tiempo para desayunar a Tehuacán, Puebla. Después de recorrer caminando su centro histórico, subimos al auto nuevamente y  nos dirigimos al Museo de la Evolución, en los límites de la ciudad. 

Este Museo cuenta a través de huesos y fósiles la historia viva de nuestro planeta -hay un tiranosaurio, un mamut y hasta un Quetzalcoatl colosal. El museo además acaba de introducir piezas del antiguo Museo de Geología e incluye meteoritos y minerales preciosos. 

Emocionados por nuestro espíritu explorador nuestro siguiente destino fue el Jardín Botànico Bravo Hollis en Zapotitlán, a media hora de ahí. Nuestro amable guía nos condujo por un camino adoquinado entre muchas variedades de cactus, algunas de ellas centenarias y de más de 10 metros de altura. 

Al terminar el recorrido, manejamos unos 40 minutos más  por un camino de terracería rodeados de un paraje semi árido. Cerca de las 4 pm llegamos al pequeño poblado de San Juan Raya. 

Nos asignaron una guía comunitaria y pasamos una hora aprendiendo más sobre la flora local, los bancos de corales y los moluscos fosilizados – son miles, de diferentes tamaños, caminas entre ellos y  ¡tienen más de 110 millones de años! 

También vimos huellas de dinosaurios herbívoros ¡Sí huellas reales de dinosaurios! y súbitamente nos sentimos paleontólogos novatos de Parque Jurásico (con musiquita de John Williams y toda la cosa). 

Finalmente hicimos una parada express en las famosas salinas de Zapotitlán y regresamos a Tehuacán para pasar la noche en un hotel del centro. 

Día 2: Las Guacamayas Invisibles

Pasamos de Puebla a Oaxaca casi sin darnos cuenta y llegamos muy temprano al poblado de Santa María Tecomavaca, famosa por su cercanía con el Cañón del Sabino, un santuario de aves donde todos los años las hermosas guacamayas verdes anidan y regalan a los visitantes un espectáculo aéreo extraordinario. 

“Uy no joven, ahorita no hay guacamayas”. Nos dijo un guía comunitario de esta localidad.  Aún así decidimos visitar los senderos. 

Caminamos cuesta arriba unos 2 km hasta la cima -entre cardonales espinosos que parecían columnas troyanas afiladas- para admirar ese majestuoso cañón con sus colosales paredes de roca llenas de nidos vacíos. 

Debe ser espectacular verlas volar entre marzo y septiembre -cuando es temporada- como saetas verdes. No vimos ni rastro de ellas -por ser diciembre- aunque las vistas desde lo alto valen la pena en cualquier época del año. 

Descendimos por un segundo acantilado y retomamos la carretera, que nos llevó a través de sinuosas curvas y terracerías polvorientas hasta el pueblito de San Pedro Jocotipac. Aquí comimos en casa de una señora mientras su esposo tejía a mano un tenate de palma y nos contaba historias de su vida.. Comenzaba a hacer frío.

Subimos y bajamos el valle, hasta que por fin, cerca del atardecer llegamos a nuestro destino final: Santiago Apoala. La antigua tierra mixteca nos dio la bienvenida con una neblina majestuosa -y tenebrosa a la vez. 

Nos instalamos en nuestras cabañas ecoturísticas, a 10 minutos del microscópico centro y nos quedamos dormidos con la chimenea encendida. 

Día 3:  La Cascada Mixteca

Esa mañana despertamos muy descansados y ahumados por la chimenea que en algún punto de la noche se extinguió por sí sola. Todo olía a queso provolone y a parrillada humana jajaja. 

Nos aventuramos siguiendo el río, riba arriba, hasta las impresionantes Peñas Gemelas, saltando de piedra en piedra con nuestras resbalosas botas como jugando a que el agua fuese lava incandescente. 

De regreso visitamos brevemente las pinturas rupestres -que parecían más bien graffitis contemporáneos- y una de las cuevas (o grutas) de la zona, donde imperaba la oscuridad. Desistimos inmediatamente porque no pueden ser visitadas sin un guía autorizado, y porque nuestra imaginación estaba convirtiendo la caverna en una escenario perfecto para una película de terror. 

Nuestra última parada fueron las cascadas turquesa de Santiago Apoala (que en mixteco significa “donde se reparte el agua”). Bajando una escalinata de piedra llegas a una portentosa caída de agua de azules verdosos -y fría como su madre jajaja. Aún así nos metimos un rato a disfrutar de ese lugar, con los dientes titilantes, pero con los ojos maravillados. 

Honestamente es una de las cascadas más bellas que he visto en mi vida. Después de comer en el centro comunitario abordamos el auto y comenzamos nuestro regreso de 5 horas hasta la Ciudad de México. El Pico de Orizaba marcó el atardecer en el cielo y todo se hizo de noche.

Notas para la bandita viajera:
  • Es un viaje recomendado para realizar en modalidad roadtrip, con su propio automóvil o uno rentado. Esto les dará mayor flexibilidad en sus tiempos y evitar el contacto excesivo con otros viajeros durante sus translados. 
  • Salven offline sus mapas y recorridos. Hay ciertas zonas donde no hay señal ni internet. Y llenen sus tanques de gasolina porque tampoco hay muchas gasolineras para recargar. 
  • Todas las actividades naturales y culturales dentro de la Reserva de la Biósfera deben ser en compañía de un guía autorizado. Acudan a los centros comunitarios para más información. 
  • Los tours y recorridos tienen un costo fijo, pero no está de más agregar una propina extra. Los guías han tomado cursos y ofrecen información muy valiosa de todos los destinos. 
  • Antes de realizar su viaje intenten contactar estos lugares y cerciorarse de que ya están abiertos al público. De ser así, cuando acudan usen cubrebocas todo el tiempo, mantengan la sana distancia y acaten todos los protocolos de sanidad de cada lugar. 
  • Respeten todos los lugares que visiten, no dejen basura y no sean extremadamente ruidosos. La Reserva de la Biósfera es hogar de muchas especies endémicas -flora y fauna- muy delicadas que necesitan ser conservadas y preservadas. 
  • Apoyen a las comunidades locales, en el caso de Santiago Apoala, la actividad turística es el único sustento de muchas familias a través de una cooperativa. El contacto es: Ecoturismo comunal “Yutsa To´on” de Santiago Apoala. Pino Suárez s/n esq. Independencia, Santiago Apoala, Oax, C.P. 69625 Tel: 01 (55) 51 51 91 54.

Manu Espinosa

Manuel Espinosa Nevraumont, mejor conocido en redes sociales como @manumanuti es creador de contenido especializado en turismo. Documenta sus viajes a través de sus crónicas, fotos y videos, en México y en todo el mundo, con un especial interés por proyectos relacionados con turismo comunitario y ambiental. Ha trabajado con diferentes oficinas de turismo nacionales e internacionales. En 2017 creó junto con Alan por el Mundo la cuenta foodie de Instagram @gordosxelmundo para compartir experiencias gastronómicas durante sus viajes.