Colaboraciones

¿Por qué hacer un viaje de integración?

Los últimos años han sido difíciles y un cambio significativo en nuestras formas de vida. El mundo se redujo a cuatro paredes de la noche a la mañana y poco a poco hemos comenzado a tomar las calles, y algunos han encontrado el equilibrio perfecto entre trabajo desde casa e ir a la oficina.

En Alan por el Mundo trabajamos nueve personas, cada una con una función específica. y pese a tener entre todos un buen ambiente de trabajo, la pandemia y el home office que seguimos manteniendo la mayor parte de la semana, nos alejó un poco. Fue así como Marthita Carrillo, nuestra Directora Comercial, planeó un viaje de integración relámpago a la Riviera Nayarit.

Hace ya casi 3 años, habíamos tenido una aventura en la Riviera Maya y ahora nos tocaba experimentar el fantástico clima del occidente del país, en medio de la montaña y a tan solo unos minutos de playas paradisíacas.

El destino: Hotel Delta Marriott Riviera Nayarit, en La Cruz de Huanacaxtle.

Protagonistas: Marthita Carrillo (Directora Comercial), Miriam Rivera (contenido y redes sociales), Johan Romero (animación), Jéssica Campos (línea viajera), Manuel León (tienda en Línea) y yo, Karla Campos (contenido y redes sociales).

Nuestro vuelo salía de la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde pasamos por unos dulces a Chilim Balam para el viaje. Al llegar al Aeropuerto de Puerto Vallarta, el más cercano, ya nos esperaba una camioneta que nos llevaría al Hotel Delta, el primer todo incluido de Marriott en México.

El objetivo era uno muy claro: descansar y conocernos un poco más, fuera del ambiente laboral, y la ubicación de nuestro hospedaje en medio de la montaña era ideal para este propósito.

El primer día lo aprovechamos para ir a su club de playa, llamado Tonati, y tener una increíble bienvenida al mejor estilo de Fudis por el Mundo con un menú especial (gracias al chef Diego Cortes por tener en consideración nuestras alergias y restricciones alimentarias) con todo el sabor de la costa, la cual les contaremos detalladamente en otra entrada sobre comida en la zona.

Después de unas cuantas fotos, no pudimos meternos al mar porque horas antes había habido alerta de tsunami por el temblor del 19 de septiembre, decidimos volver al hotel para alistarnos para una cena con sabores asiáticos en el restaurante Komorebi.

El menú de 3 tiempos fue también un espectáculo a cargo de Armando, quien cocinaba sobre su plancha de tepanyaki para nosotros, ¡una gran experiencia!

Al día siguiente, aprovecharíamos para visitar el Higuera Golf Club, donde después de conocer las impresionantes vistas de sus 18 hoyos, tuvimos la oportunidad de aprender a pegarle a la bola (no tan mal) en su área de práctica.

Además de tener una gran responsabilidad con las especies de la zona, el club de golf es visitado por golfistas experimentados y principiantes que les apasiona este deporte escocés (al día siguiente, fue el Canelo). Su nombre y logo están inspirados en una higuera con cientos de años que se encuentra en su territorio

Si quieren probar su swing y pasar una tarde agradable al aire libre, en la página oficial del club pueden hacer su reservación para jugar los 18 hoyos (alrededor de 4 mil pesos), con alimentos y bebidas incluidas.

Al volver nos esperaba un momento de relajación en el Tzicuri Spa, uno de los mejores spots para olvidarse del mundo exterior y consentirse a sí mismos. Sus instalaciones incluyen áreas de regaderas en medio de la naturaleza, lockers, vapor, sauna, una pequeña piscina llena de paz, una tienda con productos de cuidado y belleza  y por supuesto, un catálogo de masajes que no los dejará indiferentes.

Al terminar, cenamos en el restaurante Huichol un buffet italiano muy completo, ¡gran forma de cerrar el día!

Nuestro tercer día comenzó con una escapada al club de playa, el cual cuenta con cocteles, cervezas, bebidas y snacks incluidos con la reservación. Tras nuestra dosis de vitamina D, regresamos a la alberca del hotel a platicar, seguir comiendo (no se puede estar a dieta en las vacaciones) y relajarnos.

Antes de la cena, tuvimos una degustación de pulque, ¿sabían qué pueden hacer cocteles con esta importante bebida mexicana? Esta bebida fermentada de origen prehispánico fue un excelente preámbulo para una cena de despedida especial a cargo del chef Cristian Mendoza, ¡para chuparse los dedos!

Tras un sueño reparador, era hora de despedirnos, pasamos las últimas horas en la alberca (cuando viajen, no olviden preguntar en su hotel sobre la posibilidad de hacer un late check out) y nos alistamos para regresar a nuestra amada Ciudad de México.

El servicio de coctelería es de primer nivel y Luis era todo un crack

Este viaje de integración, nos acercó más y nos recordó que a pesar de las diferencias y distintos puntos de vista que podemos tener, las cosas que nos unen son más y un viaje es la mejor manera de encontrarlas.

Las pérdidas que tuvimos en la pandemia son irreparables. Perdimos a seres queridos y el tiempo no se podrá recuperar, pero sin duda el camino siempre es más importante que el destino y en esta aventura de la vida, es un honor encontrarme con Alan y todos mis compañeros de este proyecto. Gracias.

  • Mil gracias a todo el equipo de Delta Marriott Riviera Nayarit, en especial a Dani y Paty.

  •  Los extrañamos Alan, Violeta, Itzel y Fran.

 

Karla Campos

Geek de tiempo de completo y viajera con muchas millas para recorrer.