Por: Patricia Martínez
Estaba de estancia en Argentina y un día, hablando por teléfono con mis familiares, les comenté que era un país muy bonito y que deberían de visitarme. Pronto aceptaron la invitación con la condición de que fuéramos a las Cataratas de Iguazú, ya que son una de las siete maravillas naturales del mundo. Invité a mi compañera de casa a realizar este viaje con mi familia, por lo que emocionadas iniciamos la búsqueda información, del costo y del lugar con el objetivo de tener una visita agradable.
Una vez que mi mamá y mi hermana llegaron a Buenos Aires, paseamos por los lugares más famosos de la ciudad, tomamos fotos en cada esquina que nos parecía interesante. Estábamos encantadas de vernos y mejor aún de estar las cuatro juntas viviendo esta experiencia. Un día antes de nuestro viaje, fui a trabajar al centro de investigación en donde realizaba la estancia; la doctora encargada del proyecto nos habló por teléfono y nos dijo que quería platicar con nosotras sobre la situación de las cataratas en ese momento. Una vez que llegamos con ella nos comentó que en todos los noticieros se hablaba de la inusual crecida del caudal del río Iguazú, lo que provocó el cierre total del circuito turístico Argentino de las Cataratas de Iguazú, por lo que no había forma ni de llegar. Tristes le comentamos a nuestras compañeras, y ellas dijeron que las Cataratas de Iguzú era un lugar increíble pero que había otros lugares que podíamos visitar.
Tristes por las noticias y con todo pagado, lo único que nos quedaba era cancelar y pensar en recuperar la mayor cantidad de dinero que pudiéramos. Sin embargo, no perdimos la esperanza, así que, decidimos hablar por teléfono directo a los parques nacionales de ambos países y preguntar si en verdad estaban cerrados (no lo podíamos creer). Una vez que hablamos nos dijeron que los parques se abrirían en unas horas, sin embargo, el paseo inferior de las cataratas de Iguazú del lado argentino se encontraba cerrado. Así que los planes de ir a conocer las cataratas de Iguazú continuaron.
Ya en el viaje, el camino fue larguísimo, pues la carretera para llegar a la provincia de Misiones (noreste Argentino, donde se encuentran las cataratas) estaba cerrada por lo que rodeamos por la carretera del lado uruguayo. Una vez que llegamos al Hotel Jardín de Iguazú en la ciudad de Puerto Iguazú, nos recibieron con una deliciosa caipiriña, y posteriormente organizamos los tours que realizaríamos.
El primer día fuimos a un tour en el parque nacional Iguazú en Foz Do Iguazú (oeste del Estado de Paraná en Brasil). El paseo inició en Ciudad del Este en Paraguay, en donde había una gran cantidad de vendedores. El guía nos mencionó que esta ciudad era tan visitada por los brasileños debido a que en Paraguay no se cobran impuestos en los productos, por lo que son más baratos. Posteriormente fuimos a la hidroeléctrica ITAIPU, la cual es una empresa binacional entre , y cuenta con récord mundial en producción de energía. Tanto Ciudad del Este como la hidroeléctrica ITAIPU, son increíbles. Después de un rato no dio mucha hambre, así que decidimos ir a la churrasquería RAFAIN y aprovechamos para ver el partido de México vs Camerún.
Una vez que terminamos de comer nos dirigimos hacia el parque nacional Iguazú en Foz do Iguazú. Llegamos y el lugar se encontraba un poco nublado, sin embargo nuestra emoción era tan grande que no pensamos en nada, más que en disfrutar de las famosas Cataratas de Iguazú. Nos tomamos foto en cada rincón, intentamos todo el tiempo de obtener una buena fotografía. La vista era tan impresionante, tanta agua, el paisaje tan verde, todo fue como estar en otro planeta (tipo Pandora en la película Avatar), además no fue un día común, ya que la niebla que había le daba un toque único al lugar.
Finalmente llegamos a la catarata más alta y observamos por uno de los accesos como caía mucha agua y nadie pasaba por ahí (y era obvio hacía frío). Pero decidimos arriesgarnos y empaparnos de la energía de las Cataratas de Iguazú, fue una aventura tan impresionante, todas mojadas, brincando de frío, fue un día muy agradable.
El segundo día, fuimos al parque nacional Iguazú del lado Argentino, donde teníamos un pequeño recorrido vehicular de 5 km por la selva para llegar al muelle, en donde abordamos lanchas para llegar a los rápidos. Íbamos tan emocionadas, nerviosas y con mucho miedo, sin embargo, todo eso se nos olvidó cuando llegamos a la base del Salto Tres Mosqueteros avistando el conjunto de saltos Brasileños y Argentinos, con la Garganta del Diablo coronando la vista del cañón. Al final del paseo terminamos súper empapadas y temblando del frio, pero contentas de poder haber vivido esta experiencia, la cual fue increíble. Finalmente caminamos por los paseos admirando la naturaleza del lugar.
Una vez que regresamos al hotel hambrientas salimos a caminar en busca de un lugar para comer, y zaz!!!!!! que se va la luz en todo Puerto de Iguazú, teníamos tanto miedo que corrimos a una tiendita y platicando con la gente del lugar, nos comentaron que era un lugar muy seguro. Sin embargo, decidimos comer una deliciosa pizza en el hotel alumbradas con velas. El día que salimos a conocer la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay fuimos a un zoológico llamado BIO Centro Iguazú, donde conocimos más acerca de la flora y la fauna del lugar.