Por: Karla Campos (@enernek) y Miriam Rivera (@tjoliegirl)
– ¿Quieren ir a Argentina en dos semanas? El mensaje de Alan Por el Mundo nos llegó por sorpresa, hasta nos quedamos en shock, por lo que tardamos un par de minutos en contestar: ¡Claro!
Con la emoción que anticipa un viaje y la premura del mismo, comenzamos a alistar los básicos para recorrer en una semana dos de los principales destinos turísticos de Argentina: Buenos Aires y Bariloche.
El clima no nos preocupaba mucho, ya que en Sudamérica estaban en plena primavera y tras una breve investigación de nuestros destinos y una apresurada reservación de hospedaje, estábamos listas para conocer este increíble país.
El vuelo fue cortesía de LATAM, que actualmente llega a 138 destinos, en 26 países. Volamos en el 787-8, conocido como el Dreamliner, destacado por ser amigable con el medio ambiente al consumir 20% menos de combustible que cualquier otro avión de su tipo.
Viajamos en clase economy y fue una experiencia muy cómoda, en comparación con otros aviones, la clase economy de Dreamliner ofrece asientos amplios y cómodos.
Luego de 10 horas de viaje (8 para llegar a Santiago de Chile y poco más de dos horas a Buenos Aires) y una increíble vista de los Andes, aterrizamos en el Aeroparque Jorge Newbery, justo al lado del Río de la Plata, una impresionante frontera natural entre Argentina y Uruguay.
Era nuestra primera vez en Sudamérica y los porteños (gentilicio para los habitantes de Buenos Aires) nos dieron la mejor bienvenida. La calidez de la gente y su disposición a ayudarnos en todo momento es un recuerdo que guardaremos en nuestra memoria y esperamos poder retribuirlo siempre en nuestro país.
Fueron menos de 24 horas las que estuvimos en la capital, y en un suspiro intentamos conocer lo más que se pudiera, caminamos por el Barrio de San Telmo, donde nos tomamos una fotografía con una de sus habitantes más famosas: Mafalda.
Por la tarde caminamos por las calles de Buenos Aires hasta llegar a la Plaza de Mayo, la cual tiene una enorme importancia de protesta, histórica y arquitectónica. Ahí pudimos observar los edificios que albergan el Cabildo histórico, la Casa Rosada (donde reside el Poder Ejecutivo de la Nación), la Catedral Metropolitana, el edificio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la casa central del Banco Nación.
En la Plaza de Mayo decidimos tomar un respiro, pues el día estaba muy caluroso, así que como dice Alan por el Mundo, a donde fueres haz lo vieres, nos dirigimos hacia una de las jardineras de la plaza para sentarnos en el pasto, tal cual lo hacen los locales; descansamos un rato y continuamos nuestra caminata hacia Puerto Madero, la ruta nos la marcó el Paseo de la Historieta, hasta que llegamos al Puente de la Mujer, donde admiramos los últimos rayos del sol.
Finalmente llegó la hora de la cena, así que caminamos por Paseo Colón, con dirección a San Telmo.
Al día siguiente y después de terminar algunos pendientes para el trabajo, hicimos una visita exprés al barrio de La Boca, donde el colorido de la calle de Caminito es único y para aquellos que buscan un souvenir, es el lugar ideal. Después de comer un rico choripan y cuando buscábamos la manera más rápida de volver a nuestro hotel, nos topamos con un par de mujeres que hacen ropa para perros, la venden para mantener a los cachorros que recogen de la calle. Nos contaron que ¡tienen 25 perros! Y como no podía ser otra manera, la ropa para los canes celebra al equipo que le ha dado grandes glorias a los habitantes de este barrio: el Boca Juniors.
Casi corriendo llegamos al aeropuerto para tomar un avión con dirección a Bariloche. Volamos con LATAM, vuelo que también fue muy cómodo. Dato: Si planean hacer un vuelo corto con LATAM, les recomiendo bajar la app LATAM Entertainment, ya que a través de ésta podrán disfrutar de películas, series y videos durante su vuelo.
El pequeño aeropuerto de esta ciudad en la Patagonia Argentina nos dio una increíble bienvenida, llegamos justo al atardecer, por lo que durante el aterrizaje disfrutamos de una increíble vista de la Cordillera de los Andes y por supuesto, al llegar al aeropuerto, los rayos del sol dejaban ver sus últimos destellos detrás de las increíbles montañas.
Al centro de Bariloche llegamos en colectivo, es recomendable optar por esta opción de transporte ya que es cómoda y muy económica, el costo es de aproximadamente 25 pesos argentinos; un taxi cobra entre 200 y 250 pesos argentinos. Dato: Si eligen tomar el colectivo, deberán ser pacientes ya que sale uno cada hora y media, aproximadamente, en el módulo de información del aeropuerto encontrarán los horarios de las corridas.
Los bellos paisajes de Bariloche parecen sacados de una postal y más de una vez nos tallamos los ojos, incrédulas de la magnitud de la naturaleza. El nombre de “San Carlos Bariloche” está conformado por dos errores ortográficos: “San Carlos” debido a una confusión en una carta enviada por el pionero inglés Enrique Paterson Neil a su amigo, el comerciante chileno de origen alemán Carlos Wiederhold, donde utilizó “san” en vez de “don”. Al último le causó gracia y nombró así a su tienda, una de las primeras de la ciudad y punto de reunión.
Por otro lado, “Bariloche” deriva de la palabra mapuche “vuriloche”, que significa “gente del otro lado de la montaña”, gracias a las traducciones, se cambió la grafía y finalmente quedó como Bariloche.
En tres días y medio tuvimos la oportunidad de visitar el Parque Nacional Nahuel Huapi (que según nuestra guía era el tercero instaurado en el mundo), los lagos, los ríos, el Cerro Tronador y la mezcla de arquitectura, comida y culturas europeas que habitan en su centro histórico.
Bariloche es perfecto para los viajeros aventureros, en la primavera y verano se pueden realizar diferentes actividades, como aventarse en tirolesa, trekkings a diferentes puntos de la zona, aventarse de un parapente, navegar en un kayak y hacer rafting; esta última actividad decidimos hacerla y ¡se convirtió en uno de los mejores momentos del viaje!
Fue nuestra primera vez haciendo rafting y sin duda volveríamos a repetirlo, apreciamos vistas únicas, sentimos las frías aguas del Río Manso, nadamos en ellas y hasta hicimos amigos de Brasil, Estados Unidos y Buenos Aires.
El chocolate y los helados de este sitio son reconocidos mundialmente, y seguramente comerán más de uno si visitan Bariloche para realizar sus diversas excursiones, actividades o simplemente por la belleza que rodea la ciudad. Por cierto, en invierno Bariloche es perfecto para los amantes del esquí y snowboarding. El Cerro Catedral, uno de los más importantes de la zona, ¡alberga el centro de esquí más grande de Sudamérica!
Antes de regresar a México, tuvimos otra parada de un día en Buenos Aires, donde aprovechamos para visitar el cementerio de la Recoleta, donde se encuentran sepultados personajes que han marcado la historia de Argentina, uno de los mausoleos más visitados es el de Eva Perón; también conocimos la hermosa librería del Ateneo Grand Splendid, catalogada como la segunda librería más bonita del mundo, por The Guardian, y es que el sitio donde se encuentra, era el Teatro Gran Splendid, por lo que la cadena de libros, Ateneo, aprovechó las instalaciones de éste para abrir una sucursal, respetando la arquitectura del teatro.
También acudimos a un concierto en el Teatro Colón, disfrutamos de La Sinfonía No. 8 de Mahler, conocida como la Sinfonía de los mil, llamada así por la gran cantidad de músicos que participan en ella. Al salir del concierto caminamos por la avenida 9 de julio y contemplamos su famoso obelisco, era la última noche en Argentina y no queríamos que terminara, nos faltó tiempo, ¡mucho!
Argentina nos abrió las puertas al continente americano, el cual, tontamente, no nos llamaba la atención por la “cercanía” que tenemos al vivir en México y este viaje, como no se cansa de repetir Alan Por el Mundo, nos cambió la perspectiva y tiró abajo muchos de nuestros prejuicios.
¡Gracias por todo Argentina, gracias por todos esos momentos, regresaremos y esta vez será por más tiempo!
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3.5
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