A Sudáfrica sin pensarlo

Mientras veía  el segundo partido de México en el mundial de Sudáfrica 2010 por la televisión, me entraron unas enormes ganas de estar allí. Yo tenía toda la intención de viajar al mundial pero estaba por comenzar un proyecto y había tenido que desistir de mis planes, pero días antes del partido que menciono me comunicaron que el proyecto estaba cancelado.

Al día siguiente a primera hora estaba yo en la embajada de Sudáfrica para tramitar mi Visa, pero al llegar me informaron que necesitaba un mínimo de dos semanas para tramitarla. Por suerte una de las secretarias me reconoció y me dijo que la esperara, que ella hablaría con el embajador. Acto seguido me encontraba saludando de mano al embajador de Sudáfrica y amablemente me ofrecieron todas las facilidades para darme mi Visa.

Un par de horas despúes Visa en mano y con una mochila en la que llevaba: 3 playeras de México, dos jeans, un suéter, 3 boxers y 3 calcetines me fui al aeropuerto en búsqueda del siguiente vuelo a Sudáfrica. La suerte de principiante me hizo no sólo conseguir un vuelo barato a Sudáfrica en pleno mundial sino que por sólo 3mil pesos más me dieron un up-grade a bussines class!!!.

Aterrizo en Johanesburgo sin saber nada de nada después de dos vuelos que me parecieron eternos. No llevaba ninguna reservación, ninguna referencia, ni ninguna guía. En el aeropuerto conozco a un grupo de mexicanos que me orientan y a los que me uní durante la primera semana.

Fuí a cuantos partidos pude, conseguí boletos en reventa a veces a precios exagerados en la plaza Mandela. La distancia de las sedes era enorme pero no me importó recorrer el país para perseguir los encuentros deportivos.

Después de la semana con el grupo de mexicanos, me uní a otro grupo de mexicanos durante dos semanas más de los cuáles me hice muy amigo. Llegábamos a los aeropuertos y preguntábamos a las personas que esperaban a otros turistas si tenían espacio en sus lugares. Nunca dormí en un hotel, la gente durante el mundial rentaba sus propias casas a los turistas. Así pude conocer a gente de todos los rincones del planeta.

Al llegar la época de finales, rentamos un coche para poder ir a la mayor cantidad de partidos. Gracias a eso pude estar presente en las dos semifinales y la final. Aunque el partido que recuerdo con más emoción fue el de  Eslovaquia-Italia un partido espectacular lleno de adrenalina y fanatismo, además las chavas eslovacas son las más guapas que vi en el mundial.

También pude turistear y hacer un par de safaris, una experiencia impresionante, ir con tu carro y tener que usar el claxon para que los chitas se movieran del camino, ver a los leones comer en completa libertad justo enfrente de ti. Me tomé fotos con tigres y visité la parte más al sur de Sudáfrica llamada cape point, un lugar espectacular!

Viajar a un mundial, hacerlo sólo y de manera espontánea es algo que repetiría sin pensarlo dos veces.