Casa Ojiva más que un proyecto es un concepto: un espacio en el que convive una experiencia única, el diseño y la arquitectura con un valle mezquital ubicado en Santa Bárbara la Cueva, San Juan del Río, Querétaro.
Lo primero que te pasa al llegar es un shock visual que rápidamente se transforma en curiosidad para explorar la casa. Es como si estuvieras en un cuento, donde la casa está en una barranca con ambiente árido y todo sucede en una estructura de concreto triangular.
Sin duda quien viene acá, busca alejarse y crear un vínculo con la naturaleza.
La Casa abrió sus puertas el 1 de enero del 2022 y su diseño tomó como referencia a la simplicidad, iluminación y trascendencia de las construcciones del japonés Tadao Ando o la correlación entre formas, personas y naturaleza de NISHIZAWAARCHITECTS, encabezado por Shunri Nishizawa.
Su ubicación en la punta de un barranco permite que destaque entre la vegetación espinosa que la rodea y que parece hundirse. Al fondo, hay un río enmarcado por árboles sabinos que tienden sus grandes raíces por los suelos.
Cuenta con un jacuzzi que te hace sentir que no hay nadie más que tú y el desierto. Estás suspendidx en el espacio bajo rocas volcánicas que me recuerda al barrio de El Pedregal en la Ciudad de México.
“Estar en la cima de la barranca y escuchar el caudal del río en época de lluvias es un privilegio relajante” me cuenta León Higuera, arquitecto y diseñador del proyecto, que, como símbolo de respeto, hizo presente a la naturaleza en el diseño e interiorismo de la Casa, que él considera un templo antiguo entre barrancas.
Desde que jugaba aquí cuando era niño, León soñaba con encontrar un templo que transmitiera la energía que se mueve en esta zona. Eso es lo que hoy puede experimentar quien visite Casa Ojiva.
La casa está hecha de tres materiales predominantes: el concreto, la madera y la piedra. Según León, la decisión de dejar los materiales tal cual significa aceptar la naturaleza de las cosas, entender que la belleza habita en lo que simplemente es y la perfección está en lo imperfecto. Estos ideales integran a este templo habitable.
Si visitas Casa Ojiva, podrás darte cuenta que de forma constante estarás rodeadx de triángulos. León me compartió que “el triángulo es una forma interesante que da amplitud en su base y genera altura apuntando hacia el cielo”. Quizás de forma muy poética, las personas podríamos imaginarnos así, siempre expandiendo nuestras bases con la esperanza de ser la mejor versión de nosotras mismas.
El cuidado de la luz al interior crea la atmósfera perfecta para resaltar la arquitectura y lo habitable del diseño. Barragán usaba y defendía mucho la idea de la luz indirecta, esa que da tranquilidad al ser humano. Para este proyecto, la luz se utiliza con el fin de potencializar y que las personas se pierdan entre el espacio interior y exterior.
Aunque no sea un hecho consciente, la arquitectura es parte de nuestra vida diaria, a través de ella se define dónde realizamos ciertas actividades, cómo nos relacionamos con otrxs, siempre contemplando las necesidades de quienes habitan los espacios que delimitan.
La arquitectura contemporánea prioriza los ambientes que se pueden generar a través del juego de las dimensiones, la energía, los materiales y la estética. Casa Ojiva es una concepto que te permite habitar un oasis desértico, que fue concebido como una obra arquitectónica soñada con la libertad de ser lo que sea.
Estoy segura que la forma en la que yo me sentí en Casa Ojiva será muy distinta a cómo te conectes tú, ya que todos reaccionamos distinto ante ella. Ahí radica su magia y su intención arquitectónica.
Sigue a Casa ojiva en IG @casaojiva
Karen Huber,
Galerista y promotora cultural
@karenhuber_
Fotografías cortesía de Ariadna Polo y Casa Ojiva.