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¿Qué hacer 4 días en Roma?

Cada año realizó un viaje familiar que yo mismo organizo. Este año el turno fue mi país favorito ITALIA. Moría de ganas por poder disfrutar de esta deslumbrante nación junto a mi familia y en efecto fue una travesía inolvidable.

Este viaje está pensado para personas adultas, viajando sin niños en un grupo de 8. Mi padre tiene 68 años pero tiene una energía y un estado físico excepcional. La condición física del grupo es moderada y los gustos variados así que lo organicé tratando de dar gusto a todos.

Dos semanas en ITALIA saben a poco pero ayudan a darse una idea de este país y disfrutar de manera tranquila.

Roma- 4 Noches

Nápoles – 1 noche (merece más pero al principio no estaba incluido).

Florencia – 3 noches

Paseo por la Toscana – 3 noches

Venecia – 3 noches.

Día 1

Mi familia voló desde Guadalajara con Aeromexico/Delta en la ruta Gdl- Atlanta – Roma. Los aviones no son los más nuevos ni modernos pero esta ruta era la más conveniente pues permitía regresar por Venecia haciendo Venecia-Amsterdam-Atlanta-Guadalajara. El precio del boleto fue de 1,129 usd por persona.

Salieron el sábado temprano y llegaron a las 8:30am del domingo a Roma. Migración en el aeropuerto de Fiumicino suele ser un hervidero de gente, así que vayan preparados para esperar al menos una hora. Si les toca menos considérense afortunados. En el aeropuerto compré una SIM card de Vodafone por 25 euros que incluía 500 minutos de llamadas en Europa, 300 minutos de llamadas internacionales y 15gb de navegación con duración de un mes y validez en toda Europa. Para mí, comprar una SIM card local es la mejor opción. (Vodafone no me patrocina, fue la que encontré pero hay otras opciones de compañías).

Para trasladarse desde Fiumicino al centro de Roma hay varias opciones. La más económica es el autobús (8 euros por persona). La más práctica es el tren que tarda solo 30 minutos a la estación de Termini y cuesta 14 euros. Pero si son tres personas o más, conviene un taxi. El precio fijo es de 48 euros y vas directo a tu hotel.

El hotel que elegí se llama Atlantis Inn. No es un hotel famoso. De hecho es uno de los muchos hoteles tipo Bed&Breakfast en antiguos pisos reformados convertidos en hoteles. El precio me pareció excelente tratándose de Roma (60 euros la noche) y la ubicación genial. En un área tranquila pero a 10 minutos caminando de todo.

El primer día recorrimos el centro histórico. Pasando por el museo del Ara Pacis y subiendo hacia la Piazza del Popolo, una de las más importantes de Roma con un enorme obelisco en el centro que antes estaba en el Circo Máximo. La iglesia de Santa María del Popolo vale mucho la pena visitarla. Desde aquí se aprecia el famoso Tridente, el inicio de tres calles marcado por dos iglesias gemelas diseñadas por Miguel Ángel. Se puede entrar a ambas, que aunque por fuera son idénticas, por dentro una es circular y la otra ovalada. Desde aquí caminamos por la famosa Vía del Corso, llena de tiendas y boutiques, por si a alguien le interesan las compras. A lo largo de las tres avenidas hay varias iglesias, en Roma todas las iglesias son gratuitas y hay muchas muy bellas. Yo me meto a todas, pues puede uno llevarse grandes sorpresas. Además sirven también para descansar sentado en sus bancas o rezar en caso de que sean creyentes.

El día estaba lluvioso y ya teníamos hambre, así que paramos en un sitio a comer con las tres b. Se llama Grano, Frutta e Farina y venden pizza por rebanada. Tu decides el tamaño del pedazo y te cobran según el peso. La pizza está buenísima con la base de pan grueso. Mis favoritas fueron pesto con piñones y trufa. Gastamos unos 10 euros por persona.

Para el postre caminamos dos cuadras hacia Pompi, la famosa tienda de tiramisú en Roma. Mi favorito es el de fresa pero también hay clásico, de pistache, de frutos rojos, de avellana y más. Todos cuestan 4 euros y hay varias sucursales.

Lo ideal es comprar tu tiramisú y comértelo sentado en la famosa escalinata de Plaza España pero estaba muy lluvioso y nos fue imposible. Aún así visitamos la escalinata, subimos para apreciar la vista y visitamos la iglesia en la parte superior. Para después bajar por la Vía Gregoriana, pasando por el peculiar Palazzeto Zuccari y su llamativa fachada.

Seguimos las indicaciones hasta llegar a la Fontana de Trevi, no sin antes hacer una parada #GordosXElMundo en San Crispino, el que muchos consideran el mejor gelato de Roma.

Llegamos a la Fuente de Trevi, llenísima de gente arrojando sus monedas al agua con la esperanza de volver a la Ciudad Eterna. La fuente fue renovada por la casa de moda Fendi y la verdad quedó espectacular, ni parece que tenga más de trescientos años.

Desde aquí callejeamos por Roma desviándonos un poco para pasar por el Palazzo Venezia, antigua embajada de Venecia y sede de los discursos de Mussolini. Caminamos un par de cuadras para visitar la Iglesia del Gesú, una de las más bonitas de Roma para después subir hacia el impresionante Panteón. Era primer domingo de mes, día en que todos los museos gubernamentales son gratuitos y aunque el Panteón de Agripa ha sido gratuito siempre, desde mayo del 2018 se cobran 2 euros para entrar, pero ese día naturalmente fue gratis. El sitio es impresionante y además de su espectacular domo alberga la tumba del padre de la patria Víctor Manuel II y el gran pintor Rafael.

Desde aquí caminamos hacia Piazza Navona, una de las más bellas y famosas de Roma, con la impresionante fuente de Bernini al centro y la iglesia de Borromini enfrente y las leyendas sobre su rivalidad reflejadas en sus esculturas. Afortunadamente la iglesia San Inés en Agonía estaba abierta, su interior es monumental e impresionante.

Desde aquí caminamos hacia el puente St. Angelo para ver el atardecer. Es uno de los puentes más bonitos de Roma. La postal que se obtiene desde aquí es increíble con el cielo de colores y la cúpula de la basílica de San Pedro al fondo. La foto del puente con el castillo de St. Angelo es también un clásico. Queríamos subir al castillo pero como ese día era gratuito la fila era interminable.

Al final el jet lag se apoderó de los involucrados y decidimos dar por terminada la jornada y descansar. Italia exige mucha energía y las cosas se disfrutan mucho más estando espabilado.

Día 2

El pronóstico del tiempo no era positivo pero ya teníamos las reservas para el Coliseo Romano. Como el tour en español ese día era a la una, comenzamos nuestra visita del día al sur de la ciudad, en una de las cuatro principales basílicas de Roma. La Basílica de San Juan de Letrán. Esta enorme iglesia es la más importante dentro de las 4 basílicas mayores de Roma y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

Enfrente de la basílica se encuentra la “escalera santa” por donde se creé subió Jesús para ser juzgado.

Caminamos hacia el coliseo no sin antes hacer una parada en la interesantísima Basílica de San Clemente. Esta basílica ofrece la oportunidad de bajar a sus subterráneos para ver de primera mano cómo se ha construido la historia de la cristiandad en la ciudad. El precio es elevado (10 euros) pero es muy interesante. Al bajar a las entrañas de la basílica se pueden ver los restos de la basílica anterior y del templo pagano debajo de ella, además de la casa romana sobre la que está construido todo. Es como hacer un viaje en el tiempo dos mil años atrás a través de la tierra.

La visita al Coliseo puede hacerse de forma independiente pero para bajar a los subterráneos sólo se puede hacer con un recorrido guiado oficial del Coliseo que se reserva en la página oficial, debe adquirirse con anticipación, especialmente en verano. En esta misma página pueden comprar las entradas normales anticipadas para evitar las filas.

El tour en español comienza a la 1 (los horarios varían según la temporada) y la entrada es por detrás del Coliseo, por lo que no se puede acceder al recinto antes de tu recorrido pero sí puedes quedarte después. Así que antes de entrar decidimos comer temprano. En los alrededores del Coliseo hay pocos restaurantes que valgan la pena y los que son buenos regularmente son costosos. Pero encontramos la Trattoria Luzzy, un sitio económico y con comida buena, no del otro mundo pero bastante justa a dos cuadras del coliseo. Gastamos 10 euros por persona entre lasañas, pizzas y refrescos.

La visita guiada al Coliseo y subterráneos dura poco más de una hora y vale mucho la pena hacer el recorrido guiado para entender lo que ves y la historia de este fascinante monumento. Los guías suelen estar bastante preparados y resuelven amablemente tus dudas.

Con el mismo boleto se puede entrar también al Palatino, la colina sobre la cual se fundó Roma y el Foro Romano, el corazón de la vida pública durante el imperio. Ambos sitios están juntos y se necesitan al menos tres horas para visitar ambos. La zona arqueológica es confusa y lo mejor es llevar un libro, una guía o un buen mapa y acceso a internet para entender lo que se ve y sobre todo las épocas históricas agrupadas en tan importante lugar. Este sitio representa las raíces de lo que hoy es Italia y en su época era el lugar más poderoso del mundo.

La lluvia no paraba y lamentablemente nuestra visita fue interrumpida por elementos de seguridad que evacuaron la zona arqueológica por el mal tiempo. Sin embargo logramos ver casi todo.

Cruzando el Foro Imperial hay una muy buena gelatería llamada Flor, donde compramos un cono como premio del día. Seguimos caminando por el Centro Histórico, ahora por la zona del barrio judío donde se pueden ver en el piso adoquines de cobre con nombres de los judíos deportados a campos de concentración y exterminio.

Es un barrio muy interesante de recorrer en donde encontré una famosa cafetería llamada ROSCIOLI, donde venden un delicioso chocolate caliente además de engordadores panes, galletas y pasteles. Sin dejar de lado el buen café y las infusiones. Tienen tres locales muy cerca uno del otro. Uno es una salumeria y restaurante con excelentes críticas donde quise cenar, pero estaban llenos, y otro local que es la panadería. Un éxito.

Para cenar fuimos a un restaurante en Campo dei Fiori llamado Ai Balestrari, que cumplió bastante bien sin desangrar la cartera.

Día 3

Este día está dedicado al Vaticano. El país más pequeño del mundo merece todo un día de exploración. Comenzamos temprano en los Museos Vaticanos. Una de las colecciones de arte más importantes e impresionantes del mundo. Para este día contraté los servicios de personalized Italy para recorrer los museos acompañados de una guía en español que resultó EXCELENTE. Romina es antropóloga y su histrionismo ayudó demasiado a hacer la historia del lugar mucho más interesante. Hay demasiadas piezas, demasiadas salas y es imposible verlo todo. Las ventajas de ir con guía es poder entender a fondo el arte expuesto, la historia y los detalles de La Capilla Sixtina. Además las personas con guía pueden pasar directamente de la Capilla Sixtina a la Basílica de San Pedro. Quienes vayan sin guía deben salir del museo y hacer la fila de seguridad para entrar a la Basílica. Recomiendo muchísimo esta opción porque ellos se encargan de todo y además los guías como Romina no son ningunos improvisados. Si no pueden permitirse pagar un guía. Reserven sus boletos por internet (17 euros) para entrar a los museos sin hacer filas. Ignoren a los vendedores de los alrededores que les venden ahorrarse las filas y entrar con guía. Les cobran 40 euros.

Romina nos dejó en la Basílica después de recorrerla, pues queríamos seguir admirando el lugar. La Basílica de San Pedro es un sitio impresionante y para visitarlo no es necesario pagar. Junto a la entrada está la taquilla para quienes deseen subir a la cúpula. 6 euros si subes a pie y 8 si usas el ascensor.

Saliendo de la Basílica hay que tomarse el tiempo de apreciar la Plaza, creación de Bernini. Llena de simbolismos y escenario de los momentos más dramáticos de la vida de los Papas.

Para comer hay una decente cafetería en los Museos Vaticanos o pueden hacer como nosotros que nos aguantamos el hambre y fuimos a comer ya tarde a Il Sorpasso. Un sitio a un par de cuadras de la Plaza San Pedro. El lugar tiene mucha onda, el menú cambia todo el tiempo y es muy rico. El precio es medio, unos 20 euros por persona pero los vale.

Para cerrar el día visitamos el Castel Sant’Angelo. La fortaleza de los Papas construida sobre el mausoleo de Adriano. El lugar tiene muchísima historia y está conectado por un pasaje “secreto” con el vaticano que puede verse por la calle. La entrada es costosa (10 euros) pero los vale para quienes conocen la historia del lugar o quienes aprecien las espectaculares vistas desde la terraza. Especialmente al atardecer. Hay también una cafetería con vistas impresionantes.

Al caer la noche fuimos por un delicioso gelato a la famosa gelatería Giolitti, para después caminar por las calles de Roma, apreciar la Fuente de Trevi de noche y para cenar fuimos a la que es para muchos la mejor pizza de Roma, aunque es bastante discutible. Da Baffeto es toda una institución y sus pizzas son muy ricas y a precio razonable. Una excelente opción para cenar. A veces está lleno y hay que esperar un poco pero avanza rápido. Tiene otra sucursal llamada Da Bafetto 2, la encuentran fácilmente en Google.

Día 4

Esta mañana la iniciamos en mi museo favorito de Roma: la Galería Borghese. La impresionante colección de este museo ubicada en una antigua residencia dentro del parque Villa Borghese es de visita obligada para los amantes del arte. De entre todas las obras maestras destacan las esculturas de Lorenzo Bernini, incluyendo la impresionante “Rapto de Proserpina”. Algo que me gusta de este museo es que solo admiten cierta cantidad de personas en turnos de dos horas. Por lo que nunca se siente realmente lleno y permite apreciar el arte de forma más íntima. Para evitar desilusiones conviene comprarlos con anticipación por internet, especialmente en verano.

Al salir del museo dimos un paseo por el parque que es precioso. Después bajamos por la famosa Via Venneto, una avenida donde se encuentran algunos de los mejores hoteles de Roma y tiendas de diseñador, inmortalizada en varias películas como La Dolce Vita.

En ruta hicimos una parada en la iglesia de Santa Maria de la Victoria para apreciar la escultura de Bernini “El éxtasis de Santa Teresa” pero desafortunadamente no coincidimos con el horario de apertura. En Roma la gran mayoría de iglesias cierran durante el horario del almuerzo.

Seguimos caminando hacia Monti, uno de las barrios más bonitos de Roma. Hicimos varias paradas en tiendas y tuvimos nuestro momento Gelato en Fatamorgana, una gelatería artesanal bastante hipster que pone énfasis en los ingredientes de sus sabores ayudando a quienes tienen alergias alimenticias.

Muy cerca de aquí se haya la Iglesia de San Pietro in Vincoli, hogar del famoso Moisés de Miguel Ángel. Visitarlo es gratis, solamente tomen en cuenta que cierra a la hora de la comida.

Hacía muy bonito día, así que caminamos un par de cuadras hacia el Coliseo para tomar fotos con sol (el día que fuimos llovió mucho) y caminar por la avenida del Foro Imperial, que representa una de las atrocidades más grandes realizadas al patrimonio italiano. En 1930 Mussolini decidió crear una avenida arrasando con distintas construcciones de muchísimo valor arquitectónico e histórico. Hoy por hoy la avenida se transforma para ser en el futuro completamente peatonal (hoy lo es solo los fines de semana y entre semana el tráfico es restringido), hacer una ciclovía y una estación de metro. Es un paseo increíble cuando hace buen tiempo especialmente al atardecer.

Desde aquí visitamos la Piazza del Campidoglio diseñada por Miguel Ángel (si tienen tiempo e interés visiten los Museos Capitolinos, son increíbles), el monumento a Victor Manuel II, que es gratuito, y caminamos hacia la Isla Tiberina para atravesarla y visitar el barrio Trastevere.

Callejeamos por la calles del Trastevere, visitamos dos de sus iglesias más importantes la Basílica de Santa María en Trastevere y la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere, ambas gratuitas.

Para cenar quería un sitio especial y en este barrio están algunos de los mejores restaurantes de Roma. Mi intención era ir a Da Enzo, pero ese día estaban llenísimos. Así que fuimos a Spirito Di Vino, un local con buenas reseñas ubicado en una casa antiquísima y con una espectacular cava de vinos con más de dos mil años de antigüedad.

A decir verdad la pasta estuvo deliciosa pero lo demás no me sorprendió y me pareció costoso (gastamos 35 euros por persona). El restaurante estaba lleno de extranjeros y me da mal rollo cuando no hay locales comiendo. La atención fue muy buena aunque con algunos errores. El restaurante tiene calidad pero no lo repetiría y les aconsejo buscar otro.

Así cerramos nuestros días en Roma. Al día siguiente nos preparamos para partir a la fascinante Nápoles.