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El regalo que me dio la vida

Hay un espectáculo más grande que el mar y es el cielo, hay un espectáculo más grande que el cielo y es lo interior del alma.
Por: Pamela León (Villahermosa, Tabasco, México)

Hay un espectáculo más grande que el mar y es el cielo, hay un espectáculo más grande que el cielo y es lo interior del alma. 

Esta frase, sin duda, fue la que se quedó grabada después del viaje que realicé a principios de enero, de este año, a La Baja, como le dicen los locales a Baja California Sur, México. Les confieso que tenía muchas expectativas de visitar Los Cabos, ya que todos me lo habían pintado como un lugar donde el lujo y la paz es su carta de presentación. 

Pero lamento decir que aquellos comentarios se quedaron cortos, ya que me enamoré de Los Cabos por otros factores, sin duda, es uno de los lugares más hermosos que tenemos en nuestro querido país: México. 

Realicé un roadtrip con mis primos y mi tía a Todos Santos y La Paz, es impresionante ver el tipo de ecosistema que predomina en esta zona, ya que de un lado tienes dunas, cactus y montañas, y del otro tienes el hermoso mar. Cuando íbamos en camino a Todos Santos, pudimos ver ballenas saltando, un show privado solamente para nosotros. 

Llegamos a Todos Santos, donde se encuentra el legendario Hotel California, del cual muchos comentan que este pintoresco hotel en el que The Eagles se hospedó, fue su inspiración para su gran éxito “Hotel California”. 

Al fin llegamos a La Paz, del cual su nombre le hace un gran honor. Visitamos sus playas, que quedé impresionada de todas, pero la que me dejó sin aliento, fue Balandra, que se encuentra dentro del desierto y las montañas. Ese día fue de mis favoritos dentro de mi estancia en La Baja. 

Pero lo que hizo engancharme y enamorarme de por vida de este lugar, fue un show que solo la naturaleza nos regala a principios de año, que es el avistamiento de ballenas, yo realicé dos tours de avistamiento, de los cuales, en uno tuve más suerte que otro, ya que pude ver mamás ballenas enseñándole a sus ballenatos como saltar, tirar chorros de agua, dar aletazos, entre muchas cosas más. No hay palabras para explicar el sentimiento que sentí al ver esta maravilla de la madre naturaleza. 

Ver el espectáculo que nos regalan estos animales es una experiencia única en la vida y nos da a reflexionar que el humano es el depredador por excelencia, ya que no nos damos cuenta del gran daño que le estamos haciendo a estos seres tan nobles y únicos. En el tour de los rápidos que realicé me sentí mal porque una lancha se acercó demasiado a una ballena que estaba dando aletazos y esta se sumergió por miedo, sin tomar en cuenta que nosotros somos los que invadimos su hogar que es el inmenso mar y que estos movimientos representan parte de su búsqueda de pareja, ya que las ballenas llegan a las cálidas costas de La Baja a embarazarse y dar a luz por el crudo invierno de Alaska. Cabe recalcar, que si ellas no procrean, la especie no sigue creciendo y pueden llegar a desaparecer en unos años. 

Este gran viaje, me dio una gran lección de vida, imaginar de los grandes misterios que solamente el océano alberga y sobre todo cuidar y ser responsables de nuestra tierra, el hogar que tanto como flora, fauna y seres humanos compartimos. Hay que ser conscientes y cuidar nuestro planeta, para que las futuras generaciones puedan ver los grandes regalos que la naturaleza nos otorga.