Creo que a mí todavía me cuesta trabajo entender lo que realmente sucedió ni cómo terminé nadando con 12 tiburones hembra.
Posiblemente quería comprobarme algo a mí mismo o simplemente no pensé mucho las cosas y sucedió.
Llegó el primero, el segundo, el cuarto, el séptimo, hasta contar doce tiburones a 3 metros, 2 metros, 50 centímetros de mi persona, sin jaula, sin ningún equipo especial de protección. Y en ningún momento tuve miedo. Bueno, casi en ninguno.
Para estas vacaciones de fin de año, tuve la oportunidad de hacer un viaje con mi familia a Playa del Carmen.
Alguna vez había escuchado de algunas compañías de buceo que ofrecían tours para nadar con tiburones toro, sin embargo pensaba que era sólo apto para locos y dementes.
En el penúltimo día del año, convencido por mis sobrinos, me encontraba yo en una lancha en camino al sitio donde alimentaríamos peces descuartizados a los tiburones, mientras recibía indicaciones como: “no hacer ningún tipo de movimiento que pueda llamar la atención de los tiburones, utilizar prendas y equipo solamente de color negro, nunca separarse del hombro de su compañero de al lado…”
Creo que ya era demasiado tarde para abandonar la misión.
La compañía Phantom Divers fueron los pioneros en buceo con tiburones toro en la zona del Caribe Mexicano y es su misión conservar y desmentir la mala fama que los medios de comunicación se han encargado de profanar sobre los tiburones.
Ellos ofrecen este tipo de tours que consiste en descender a una profundidad de 24m durante 25 minutos donde el guía (protegido con un traje especial contra mordidas) alimenta a los tiburones, mientras que los valientes aprecian a un par de metros inmóviles sostenidos del fondo del mar en una cuerda.
Este tour se ofrece solamente en temporada de tiburones de noviembre a marzo y es posible ver de 1 hasta 20 tiburones, normalmente hembras.
Para esto se necesita ser buzo certificado de mar abierto y tiene un costo de $ 140 usd por persona. El 50% será reembolsado en caso de no ver tiburones.
Me costó trabajo tomar la decisión, pero hoy no me arrepiento nada. De pronto me encontraba frente a 12 tiburones toro hembra y hasta puedo jurar habernos saludado con los ojos. Definitivamente es una anécdota más que contar, y muy difícil de creer.
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