Colaboraciones

El día que me cancelaron dos vuelos

Yo creo que la pesadilla de todo viajero es leer o escuchar que su vuelo fue cancelado, pues lo único que queremos es llegar a nuestro destino.

Nunca pensé vivir esta experiencia, pero siempre hay una primera vez y la mía incluyó dos vuelos cancelados que, además, ni eran de la misma reserva. Así que quiero compartirles mi experiencia por si se encuentran en la misma situación o pasan por algo similar.

Muchos podrán preguntarse ¿Por qué no compraste tus vuelos en la misma reserva, si en Alan por el mundo siempre les recomendamos hacerlo así por si hay algún contratiempo se resuelva más rápido? Pues la respuesta fue porque no tenía planeado hacer esos viajes juntos.

Les contaré paso a paso.

Hace unos días viajé con mis amigas a Puerto Escondido, desde la Ciudad de México, para celebrar la boda de una de ellas, quien con un año de anticipación nos avisó para que tuviéramos tiempo de organizar todo. Así que como buenas viajeras, planeamos muy bien todo y compramos los vuelos y hospedaje varios meses antes.

Tiempo después, con otros amigos salió el plan de viajar a la ciudad de Monterrey para asistir al festival de música Pal Norte, el cual se llevaría cabo una semana después de la boda de mi amiga, así que todo podría acomodarse de excelente manera. 

Por cuestión de precios, tanto de hospedaje como de vuelos, nos convenía llegar a Monterrey días antes del festival e irnos un par de días después, por lo tanto organicé todo, junto con Karla, quien también fue a la boda, para volar de la Ciudad de México a Monterrey el mismo día que llegaríamos de Puerto Escondido; por supuesto acomodamos todo para que llegaramos con mucha anticipación al vuelo de Monterrey.

El día que regresábamos a la Ciudad de México, muy temprano, recibimos un mensaje de que nuestro vuelo tenía un retraso de hora y media. Ahí comenzó un poco el estrés, sin embargo aún contábamos con tiempo suficiente para llegar al vuelo de Monterrey.

Llegamos al aeropuerto de Puerto Escondido y mientras esperábamos a abordar entré a mis redes sociales y vi que muchos de mis amigos y contactos publicaban fotos y videos de que en la Ciudad de México se vivía un “apocalipsis”, pues había demasiado viento, estaba completamente nublado, llovía e incluso en algunas zonas granizaba. 

Mi preocupación siguió en aumento, entré a ver el estado del tiempo en la aplicación del clima y decía que había tormenta eléctrica, hecho que aumentó mi preocupación, el vuelo se retrasó unos minutos más, y para el colmo mi vuelo a Monterrey aparecía a tiempo, aún así todavía lograríamos llegar.

Abordamos el avión y ya adentro nos avisaron que tendríamos un retraso de 20 minutos más porque en la Ciudad de México había mal clima y se estaban dificultando los aterrizajes en el aeropuerto… Ok, todavía podríamos llegar al otro vuelo pero deberíamos correr.

Pasaron los minutos y el piloto del avión nos dijo que continuaría el retraso de manera indefinida porque el aeropuerto de la Ciudad de México no estaba operando, hasta nuevo aviso, así que nos bajaron del avión y nos llevaron a la sala de espera para que estuviéramos. Evidentemente ya no llegaríamos al vuelo de Monterrey, el cual, aún aparecía a tiempo.

Al llegar a la sala de abordar lo primero que hicimos Karla y yo fue comunicarnos con la aerolínea para contarles sobre nuestra situación y preguntar qué pasaría con nuestro vuelo a Monterrey en caso de que saliera a tiempo y no llegáramos. 

La aerolínea nos comentó que a pesar de que los vuelos (de Puerto Escondido y Monterrey) no eran parte de la misma reserva, sí podían ayudarnos ya que los dos eran operados por ésta y automáticamente contábamos con una protección, ya que se justificaba que por problemas con el primero, no podíamos llegar al segundo.

Me tranquilicé.

Seguimos en la sala de abordar por varios minutos hasta que nuevamente hablaron por el altavoz: “Pasajeros del vuelo AM 2547, les anunciamos que su vuelo ha sido cancelado…” 

Nos pidieron salir de la sala y acercarnos al mostrador para recibir instrucciones de lo que teníamos que hacer.

Salimos de la sala y la fila del mostrador ya estaba larguísima, así que mientras esperábamos, avisamos a nuestros conocidos sobre nuestra situación, y un amigo me dijo que investigáramos muy bien nuestros derechos porque las aerolíneas luego se aprovechan de la ignorancia de los viajeros para desentenderse de sus obligaciones. 

Por lo tanto, mientras llegaba nuestro turno de llegar al mostrador, entre mis amigas y yo nos pusimos a investigar las opciones que teníamos ante la situación. 

En ese momento recibí una notificación en mi celular: “Tu vuelo AM950 con destino a Monterrey ha sido cancelado”.

¡Dos vuelos cancelados!

Volví a hablar con la aerolínea para solicitar una nueva orientación. 

Una vez más, fueron muy amables y me comentaron que no me preocupara por mi situación, que podían reacomodarnos en un vuelo a Monterrey en el horario que mejor nos quedara. 

En el caso del vuelo a Puerto Escondido, sería reprogramado o, si queríamos, podían reacomodarnos en otro. Además, en Puerto Escondido me pagarían o reembolsarían el hospedaje que tenía que pagar para pasar una noche más, ya que por el horario y la situación del clima en la Ciudad de México no podríamos regresar hasta el otro día. 

Incluso, en esa llamada ofrecieron darnos un nuevo vuelo a Monterrey pero recomendaron que primero arreglara la situación del de Puerto Escondido para tener un horario más seguro para Monterrey. 

Nuevamente me tranquilizaron. 

Seguimos esperando la resolución de nuestra situación en Puerto Escondido y finalmente nos pidieron nuestro número telefónico para que nos hablaran en cuanto tuvieran el horario de salida de nuestro vuelo a Ciudad de México, ya que al igual que nosotros, el avión y la tripulación estaban varados y tarde o temprano debíamos regresar todos a la capital del país.

Y efectivamente, nos dijeron que pagáramos una noche de hospedaje pero que ellos se comprometían a reembolsarnos ese gasto, por lo que nos compartieron unos datos para solicitarlo. 

También estaba la opción de trasladarnos a un hotel de Huatulco y a acomodarnos en un vuelo de ese destino hacia la Ciudad de México, sin embargo, por cuestión de espacio, no sería posible acomodar a todos los pasajeros en el hospedaje de Huatulco, pero sí en un vuelo.

Nosotros decidimos quedarnos en Puerto Escondido y esperar la salida de nuestro vuelo a Ciudad de México.

Nos fuimos al hotel, finalmente nos instalamos y ya con más calma volví a marcar a la aerolínea. 

En esta llamada me comentaron que ellos en su sistema ya veían que el vuelo de regreso a Ciudad de México estaba programado para las 11:00 horas del día siguiente, así que ya me recomendaban reservar el vuelo a Monterrey, y que si por algún problema con el vuelo de Puerto Escondido no llegábamos al vuelo de Monterrey, teníamos una protección en la que nuevamente podían darnos un asiento. Así que confiamos y reservamos nuestro lugar en un nuevo vuelo a Monterrey.

Por cierto, cuatro personas volábamos a Monterrey, dos estábamos varadas en Puerto Escondido y dos estaban en la Ciudad de México, así que también pregunté por su situación ya que todos estábamos en esa misma reserva. La aerolínea me dijo que si quienes estábamos en Puerto Escondido no llegábamos al de Monterrey, mis otros amigos podían tomar ese vuelo y a nosotras podían darnos uno nuevo.

Ya con un nuevo vuelo confirmado a Monterrey, dormimos en Puerto Escondido, despertamos, fuimos a desayunar y en ese momento nos marcaron para decirnos que llegáramos al aeropuerto a las 10:20 porque nuestro vuelo ya estaba listo para salir. 

Terminamos de desayunar, fuimos al aeropuerto y ahora sí, por fin salimos y llegamos sanos y salvos a la Ciudad de México. 

Llegamos a tiempo para el vuelo a Monterrey, así que ya no había nada de qué preocuparse. Aunque, al final ocurrió algo que ya solo nos provocó risas. 

El vuelo estuvo a tiempo, abordamos a la hora marcada y… comenzaron a caer pequeñas gotas del cielo, cerraron puertas, hicimos el pushback, ví relámpagos en el cielo, el avión se dirigió a pista, comenzó a llover más fuerte y nos quedamos parados camino a la pista. Nos habló el capitán y nos dijo que nos quedaríamos un rato parados porque no había despegues por la situación del clima. 

En resumen, nos quedamos casi dos horas detenidos y finalmente volamos a Monterrey.

Por cierto, sobre el hospedaje en Monterrey, logramos comunicarnos para avisar sobre nuestro problema y se logró cancelar la primera noche sin costo.

Ahora este relato lo escribo desde mi habitación con la emoción de que inicie Pal Norte.

Quise compartirles esta experiencia porque si en algún momento viven algo similar, es muy importante que conozcan muy bien sus derechos. Y ahora ya saben, si tienen dos reservas diferentes pero vuelan con la misma aerolínea, es muy probable que ésta les ayude si tienen algún contratiempo. Pero investiguen muy bien, porque las políticas de cada aerolínea pueden cambiar un poco.