Cada noche a las 7pm una botella de sake era servida en el living room del hostal donde me hospedada en Kioto, Japón (una de las ciudades más hermosas que he visitado). Sentados en el piso sobre tatamis y rodeados de cuadros con paisajes del país nipón, los huéspedes de todas partes del mundo compartíamos nuestras experiencias. Recuerdo a una chica Australiana (que jamás logre entender el nombre de su ciudad natal) rubia de pelo corto y ojos azules como el mar de la gran barrera de coral. Extremadamente amable y sociable ella viajaba por Japón de mochilazo y completamente sola. Otro chico de Málaga España me contaba sus aventuras en el sudoeste asiático antes de llegar a Japón. Sus relatos eran efusivos como una tormenta de saliva y su español era casi tan malo como su inglés.
Entre todos los viajeros conocí también a Albert, un joven inglés de 22 años que había decido tomarse un año sabático para viajar alrededor del mundo. Llevaba 3 meses de su travesía y podía verse en sus ojos sus enormes ganas de comerse el planeta. Había visitado ya parte del sudoeste asiático y China. Japón significaba su último país en este continente antes de llegar a Australia y su primer encuentro con el primer mundo asiático.
Albert había terminado la universidad y supongo que contaba con buenos ahorros para permitirse un viaje de un año entero, me dijo que no compraba ningún souvenir y que tenía un presupuesto fijo para el viaje completo (que no quiso revelar). Me recordó la famosa cita “deja sólo huellas y llévate sólo recuerdos”. A 90 días de iniciado su viaje ya hablaba como un viajero experto, los recuerdos de casa y las comparaciones con su país habían quedado atrás. Le emocionaba y asustaba el mundo al mismo tiempo. Tanto que su miedo por volver era tan grande como quedarse. Disfrutaba, gozaba sus relatos como un joven explorador. Se dejaba llevar por la corriente y hacía berrinche cuando alguien le contaba sobre algún fantástico lugar que había omitido o pasado por alto.
Me contó que en algún momento de su viaje pensaba visitar México y Sudamérica. Le di todos mis datos y me ofrecí a cualquier ayuda que necesitara. Al final no supe más de Albert. No lo tengo ni en FB y no puedo recordar su apellido. Me da mucha curiosidad cómo habrá terminado su viaje y cuantos lugares tan maravillosos habrá visitado. Estoy seguro que el Albert que salió de Londres no es el mismo que regresó un año después de esta increíble aventura.
A veces me dan ganas de dejarlo todo y hacerme a la aventura sin duración establecida. Abandonar el confort y la rutina para ir más allá de lo que pude jamás imaginar, ver el regreso a casa como algo lejano, volar. Aunque quizá me da miedo convertirme en Albert un año y terminar olvidando mi propio apellido.
Si un único viaje és capaz de ofrecer experiencias diferentes y transformarnos, me imagino como debe ser pasar meses viajando… Con un poco de cada lugar que conocemos, realmente podemos convertirnos en otra persona. No sé si eso és bueno o malo, pero és un poco aterrador, sí, en un sentido positivo. De todos modos, debe ser una experiencia muy interessante.
Ah! Me gusta los hostals por la oportunidad de conocer gente de lugares tan diferentes, con historias increíbles!
wow!! creo estas lineas han sido las mejores que te he leido o que mas me han impactado,soy fan desde hace tiempo de tu pagina,gracias! y si no eres el unico que piensa asi,yo creo que la mayoria de los que amamos tu pagina,tenemos esa alma de viajero y en algun momento hemos pensado dejar todo e irnos a una aventura que dure mucho tiempo,para encontrar lo que andamos buscando,un abrazo con todo el corazon y buena vibra en tu proximo viaje!!!! 😀 pd. casualidades o que se yo estoy apunto de tomar una decision parecido a lo que nos comentas
Viajar transforma el alma…. Yo llevo 7 años fuera de casa viajando y trabajando de manera particular. Cmbias tu y tu mundo.
WOW, Alan.
En serio que éste tipo de escritos son los que te inspiran a agarrar la mochila y fugarte. Lastima que la mayoría de las veces nos quedamos por el ¿y qué va a pasar al regreso? ¿cómo vas a pagar todo eso? ¿te vas a ir tú sol@? Son muchos los miedos que se te presentan.
Ojalá algún día me deshaga de ellos y me lance a la aventura total.
he tenido la fortuna de conocer gente así y casualmente Australianos , creo que es común que dediquen un año a viajar por el mundo, los mexicanos somos muy arraigados a todo creo que por nuestra inestabilidad económica, pero no tengan miedo! y háganlo! deja experiencias de vida que no la pagas con todo el dinero del mundo 😀 saludos amigos viajeros
creo que la mayoria deseamos dejar todo y lanzarnos a la aventura y viajar, pero siempre estan esos miedos como dice Larissa.
Espero algun dia (que no este muy lejano :p jajaja) vencer esos miedos y agarrar la mochila, aunque me valla sola, como la chica australiana jejeje
saludos Alan!!
Que buena historia! Me encararía leer ese diario de aventuras que podría haber escrito Albert… Cada lugar, cultura y gente.
Algún día sin preocupación alguna, seguiré los pasos del tocayo…
Seguro que es una experiencia inolvidable, que ge cambia la vida yo tambien he conocido en mis viajes personas asi, yo planeo un pero de 6 meses!!
5
4.5