Colaboraciones

Dónde ir cuando tienes que ir…

Una de las cosas que a todos nos preocupa cuando viajamos pero realmente nunca pensamos ni hablamos de ella es “Donde voy a ir al baño si me dan ganas a la mitad de mi día turístico.”

No es como que en TripAdvisor tienes una opción de buscar el baño público mas cercano y con mas estrellitas: “La limpieza estaba bien.”, “No hay privacidad de ruido y se escucha todo, que oso.” y “El papel de baño me raspó. Una estrella.”

Tampoco es algo que podamos planear con mucho tiempo. “Desayuno: 8:00am. Ruinas árabes – 10:00am, Evacuación – 1:10-1:20”. Y a menos que tu rutina intestinal tenga la precisión de un reloj suizo, nunca sabes cuando te va a entrar el retortijón. When you gotta go, you gotta go.

Todos sin duda hemos pasado por un momento de pánico, empiezas a sudar frio y a caminar como si montaste todo el día a caballo. Empiezas a escanear tus alrededores a buscar un establecimiento que se compadezca de tu urgencia. Ves un “El Pollo Loco” a la distancia y correscaminas hacia él y cuando entras, el infeliz mesero te aplica la de “for costumers only, sori”. Chingue su madre pinche mesero.

Ahora en los Starbucks aplican la clave en la puerta del baño y solo te la dan si ya consumiste tu chai latte. Les digo que no se tientan el corazón ni las tripas al momento de negarte un uso que debería de ser gratis porque es una pinche situación en la que todos podemos estar.

Les voy a dar un par de tips que me han funcionado en el pasado. No siempre, pero en su mayoría:

  1. Cuando vayan a Starbucks a pedir escusado, agarren un vaso que esté en la basura discretamente y con vaso en mano van a la caja haciendo de cuenta que ese vaso es suyo y piden el código de la puerta. Para que esto funcione tienen que actuar muy seguros de si mismos porque si se traban, el amigo barista se va a dar cuenta que lo estamos timando y va a llamar al gerente. Todo esto mientras tu estas orando en tu cabeza para que tu esfínter no ceda.
  2. En el caso de que sea un restaurante, mi consejo es que desde que lo ves a la distancia, entres como si fueras el dueño, no hagas contacto visual con nadie, mucho menos con los meseros. Derechito al baño como lo mas casual y poderoso posible. Una vez que ya estés en tu cubículo, puedes olvidarte de la farsa y regresar a ser un pobre civil sin poder y sin prestigio pero con una tubería funcional a tu disposición.
  3. Nunca subestimen el poder de hacerle ojitos a la persona que tiene el poder de darte acceso al retrete. Pueden ir desde ojitos del gato de Shrek hasta ojitos de “si me dejas pasar no te arrepentirás…”. Apliquen la mirada de mamá de ojos de pistola de que si no me dejas pasar vas a ver como te va a ir al rato en la casa… Read the room. Read the person. Act accordingly.
  4. Encuentra el rascacielos mas alto de la redonda. Esto es mas fácil si están en NY o Chicago. Sube al mirador en el piso de hasta arriba. Aviéntate a la calle. La última de tus preocupaciones será no encontrar baño y probablemente cuando llegues al piso ya no tengas ganas de ir.

Bueno chavos, espero que nunca les pase como a Maya Rudolph en Bridesmaids y todos tengan vacaciones libres de ansiedad popíl.

Safe travels!!!

David Fridman

Jaiaiam David. Nací el 15 de Noviembre. No les digo que año porque no quiero pero ustedes calcúlenle que en ese entonces Paulina era güera natural… Entonces, a mi corta edad de muchachito chilango siempre supe que me gustaba ser actor. Era de esos que les hacía shows a mi familia. A veces era Raul Velasco presentando a mi hermana haciendo su imitación de Gloria Trevi. A veces hacía sketches en los que yo era el jefe de una empresa multimillonaria y mataba a todos mis empleados (también interpretados por mi hermana). A veces nomás contaba chistes o bailaba y mi familia –bendita sea – me aplaudía todas mis pendejadas. Luego de eso crecí y se me quitó la gracia, pero seguí actuando. Ahora un poco mas profesional. Me mudé a NY a estudiar en Atlantic Theater Company y viví allá 4 años. En esos 4 años me tocó salir en varias películas y obras de teatro y yo era bien feliz. Luego me tuve que regresar a México por que se me terminó la visa de chamba y ya no era tan feliz. Y ahora estoy feliz interpretando mi papel en el mundo de un struggling actor más en esta ciudad en la que si algo sobran son políticos pendejos y struggling actors. Nomás que a nosotros no nos regalan iPads.