Colaboraciones

Así se vivió el Día de Muertos en Oaxaca 

No importa en qué parte de México te encuentres, el Día de Muertos es una tradición que se celebra en cada rincón del país y a pesar de que la esencia es la misma, la manera de conmemorarla varía en cada región.

Este año, Karla y yo, ambas del equipo de Alan por el Mundo, tuvimos la oportunidad de viajar a la ciudad Oaxaca para conocer cómo se celebra el Día de Muertos. 

 

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Una publicación compartida por Miriam 🐻 (@darth_misha)

Era nuestra primera vez en esta ciudad y ambas estábamos muy emocionadas porque por fin se nos hacía conocerla, ya que por diversas circunstancias no habíamos podido.

El primer día, tras instalarnos en nuestro hotel, fuimos al centro de la ciudad y recorrimos el mercado Benito Juárez, un lugar ideal para comprar dulces, mezcal, artesanías, entre mucho más; posteriormente fuimos al mercado 20 de noviembre para comer. 

En el mercado 20 de noviembre nos reunimos con otros viajeros y nos deleitamos con platillos típicos de Oaxaca en el comedor María Alejandra. De entrada nos dieron un plato para compartir, con tasajo, cecina enchilada, chorizo y queso. Después Karla y yo pedimos una tlayuda, ¡deliciosa! aunque nos faltó estómago para terminarla pues no contábamos con que fuera tan grande y bien servida; de tomar pedimos agua de jamaica y por supuesto, no pudo faltar el mezcal.

Tras la buena comilona fuimos al barrio de Jalatlaco, un lugar muy pintoresco e instagrameable. Al llegar nos topamos con dos comparsas, una estaba compuesta por niños pequeños y en la otra participaban estudiantes de secundaria. Nos enteramos que ese día, las escuelas realizaban comparsas desde muy temprano, por lo que en toda la ciudad podríamos toparnos con varias. 

En las comparsas los participantes caminan disfrazados de monstruos con el objetivo de que la muerte no los encuentre y no se los lleve. 

Tras ver el paso de las comparsas, nos perdimos por las calles del barrio y nos topamos con varios murales de arte callejero inspirado en el Día de Muertos.

Comenzó a caer la noche y regresamos al centro de la ciudad para admirar las ofrendas y altares que se habían colocado en el zócalo. Éstas representaban a las 16 culturas y el pueblo afromexicano de Oaxaca. 

Además, recorrimos el tapete que se encontraba a las afueras del Palacio Nacional y visitamos el Gran Altar que estaba en su interior. 

Llegó la hora de la cena y fuimos al Restaurante Pitiona, el cual tiene una propuesta interesante en sus platillos e incluso algunos juegan con los sentidos. ¡En los próximos días les compartimos una reseña! 

Terminamos de cenar y nos dirigimos al Panteón Municipal de Atzompa, donde tuvimos la oportunidad de ver cómo los locales dan la bienvenida a sus difuntos.

Visitar el panteón fue una experiencia llena de sensaciones y emociones; desde la entrada se podía percibir olor a copal y flor de cempasúchil, todo el camposanto estaba lleno de velas y veladoras. Las familias se reunían alrededor de las tumbas, algunos continuaban llenandolas de velas, otros sacaban los platillos que habían preparado para cenar esa noche en compañía de su difunto, también había cervezas y mezcal. 

Otros, sólo permanecían sentados, pensativos, frente a la tumba de su ser querido. Además, en una parte del panteón se instaló un escenario donde una banda tocaba mientras los asistentes bailaban. ¡Todo era una gran fiesta! 

Terminamos esa noche con mucho que reflexionar.

El segundo día nos alistamos para formar parte de la La Comparsa Más Viva de Todas, la cual recorrió algunas de las calles principales de la ciudad para llegar hasta la Alameda de León. Nos pintamos de catrinas y nos dirigimos a la Fuente de las Ocho Regiones, el punto de partida.

Al llegar se podía sentir el ambiente festivo, todos estaban listos para iniciar el recorrido de la comparsa, la cual era encabezada por un grupo de “toritos”, que se encenderían en diversos trayectos, y una calavera gigante que tenía la palabra Oaxaca, enfrente. 

Comenzamos a caminar y en las banquetas la gente se reunió para ver a cada uno de los integrantes, la mayoría disfrazados de catrinas y calaveras, pero otros tantos de monstruos; además había bandas tocando melodías acompañados de bombos, platillos, tubas, trompetas, entre otros instrumentos. 

Todo era una fiesta, y conforme nos acercabamos al destino se podían ver más viajeros y locales.

Llegamos a la Catedral y frente a ella se había instalado un escenario donde tocaba una banda que daba la bienvenida a cada uno de los contingentes que formaron parte de la comparsa. 

Sin duda esta experiencia permanecerá guardada en mi memoria. 

El tercer día, por la mañana, fuimos a Zaachila, un poblado que se encuentra a 45 minutos, aproximadamente, del centro de Oaxaca, donde visitamos su plaza, iglesia y panteón; luego nos movimos al Ex Convento de Santiago Apóstol de Cuilapam, un lugar súper fotogénico y conocido por ser el sitio donde estuvo encarcelado y asesinaron a Vicente Guerrero. 

Este sitio vale muchísimo la pena visitar si viajan a Oaxaca, es muy instagrameable y es perfecto para practicar la contemplación y admirar su arquitectura. 

Regresamos a Zaachila para comer en su mercado gastronómico y posteriormente volvimos al centro de Oaxaca para ver la puesta en escena CATRINA, donde cantó Alejandra Robles, una increíble cantante afromexicana.

CATRINA fue toda una sorpresa, se trató de un espectáculo de música en vivo, baile y canto que maravilló a cada uno de los asistentes. Uno de los momentos más mágicos fue cuando, mientras Alejandra Robles interpretaba Amor Eterno, la luz y el sonido se fueron; sin embargo la banda continuó tocando y aunque Alejandra no se escuchaba, el público se unió a una sola voz para continuar con la canción. ¡Fue algo espectacular! 

Terminamos la noche y nuestra estancia en Oaxaca con una gran sonrisa. 

Sin duda, este destino es ideal para vivir el Día de Muertos, así que si tienen la oportunidad de hacerlo el próximo año ¡háganlo! Hay decenas de actividades, y no solo el 1 y 2 de noviembre, desde día antes encontrarán varias cosas que hacer y visitar e incluso durante el resto del mes. 

¡Oaxaca, espero volver a verte pronto!