Por: Sebastián Boleaga
Desde que bajas del avión y escuchas la música hawaiiana de fondo, ves a la gente con camisas de flores y lees los letreros que te dicen “Aloha”, sabes que llegaste a un lugar único en el mundo.
Lo primero que quise hacer al llegar a Hawai’i, fue buscar la playa. Así que luego de caminar un poco, llegué a Waikiki, la playa principal de Honolulu. Ahí estuve un rato disfrutando del mar color turquesa y la vista del volcán Diamond Head. Después pasé la tarde caminando por el centro de la ciudad, ahí visité el palacio Iolani, donde vivía la monarquía de Hawai’i.
Al día siguiente, salí de Honolulu para conocer algunos de los lugares naturales tiene la isla de Oahu. Primero fui a hacer el hike de Manoa Falls, donde caminas por la selva hasta encontrarte con las cascadas. Después, fui a hacer el hike de Diamond Head, donde subes a la cima del volcán para tener una vista panorámica de Honolulu, sus playas y el cráter del volcán.
Los siguientes dos días los pasé en la isla de Maui. Uno de ellos, disfrutando de Wailea, una playa con rocas volcánicas y donde vi uno de los mejores atardeceres. El otro lo pasé recorriendo la isla con un tour que nos llevó por los mejores lugares a lo largo de la costa. Tomamos la carretera Hana, que es considerada como una de las mejores para hacer roadtrips en Estados Unidos, aunque también es una de las más peligrosas.
Fuimos parando en diferentes lugares a lo largo de la carretera, visitamos cascadas, albercas naturales, mercados locales, miradores y mi favorita, una playa de arena negra, que se ve así por la roca volcánica que fue erosionada con el tiempo. Eso sin contar los impactantes escenarios, que en una parte de la isla parecía como estar en marte y en otras, parecía como estar en la prehistoria. Por eso ahí se han grabado diferentes películas, entre ellas Jurassic Park.
De regreso en Oahu hice otro hike, ahora subiendo el volcán Koko Head. Este tiene un riel abandonado que sirve como unas escaleras que te llevan directo a la cima del volcán. Fue difícil, ya que conforme subes las escaleras se vuelven más empinadas, el calor no ayuda y no hay ningún lugar con sombra. Por eso es importante llevar agua y hacer diferentes paradas para descansar. Sin embargo, una vez que llegas a la cima, la vista de Hanauma Bay se siente como una recompensa.
El último día fui a Pearl Harbor, donde visité los memoriales de los barcos que fueron atacados durante la Segunda Guerra Mundial, entre ellos el memorial del USS Arizona, que se encuentra sobre el buque hundido. Es impactante estar en un lugar donde pasó un evento tan importante y que cambió la guerra. Además, ahí conocí a una mujer que me contó que su abuelo había fallecido durante ese ataque. Esto me hizo reflexionar aún más sobre el lugar donde estaba parado.
El día terminó con la despedida más hawaiiana posible. Fui a Germaine’s Luau, donde disfruté una cena de comida hawaiiana-americana y de un show tradicional que representaba a las diferentes islas del pacifico y sus culturas, no solo la hawaiiana. Es una experiencia necesaria si viajan a Hawai’i.
Ya sea que quieras viajar para relajarte en una playa, para conocer una cultura diferente, para acercarte a la naturaleza o todas las anteriores, Hawai’i es un lugar ideal. Para mi se volvió uno de mis lugares favoritos en el mundo y quizá suene a cliché, pero si se siente como el paraíso.