Por: Javier González
Chihuahua es el estado más grande de la República Mexicana, está ubicado en la región noroeste del país, limitando al norte con Estados Unidos, es aquí donde se encuentra el motivo principal de mi viaje; Las Barrancas del Cobre.
Caminando sobre las barrancas
Llegar ahí obliga a no perderse la experiencia de viajar en el único tren de pasajeros de México, El Ferrocarril Chihuahua Pacífico, o mejor conocido como el “Chepe”, que enlaza las ciudades de Chihuahua y Los Mochis, en el estado de Sinaloa, en la costa del Océano Pacífico. Recorre 673 km, atravesando la Sierra Madre Occidental.
Viajar en tren fue una gran experiencia, el ferrocarril lleva funcionando mucho tiempo manteniéndose en muy buenas condiciones, hay seguridad abordo y la atención es excelente.
Tren, Chepe
Conforme el tiempo pasaba, el paisaje cambiaba, estaba rodeado de montañas y valles, crucé puentes y me adentré en la oscuridad de túneles. El sonido de la máquina a vapor anunciaba que cada vez estaba más cerca.
Paisaje chepe
La estación de Divisadero, es el punto medio del recorrido. Aquí se encuentra uno de los tres principales hoteles de la zona, así como toda la actividad turística, desde un tranquilo recorrido a caballo, hasta vivir la experiencia de volar de punta a punta sobre los cañones, en la tirolesa más larga del mundo en su tipo, que se encuentra en el Parque de Aventura Barrancas.
Paisaje Barrancas
Al momento de bajar del tren, la gente nos daba la bienvenida y nos recibía con una gran sonrisa, tener enfrente esta maravilla natural es impresionante, no hay palabras. Pocas veces en mi vida, me he sentido abrumado por lo que me rodea, cada kilómetro recorrido había valido la pena.
Bienvenida
Estación divisadero
Las Barrancas es su hogar, se llaman así mismos rarámuris, que significa “el de los pies ligeros.”
Rarámuri
A lo largo de su historia, esta comunidad indígena ha demostrado un gran apego a sus tradiciones, sus peculiaridades son valiosas e importantes para su sobrevivencia como grupo, actualmente buscan ganar económicamente del turismo, ofreciendo sus artesanías y tratando de responder a las expectativas y asombro de los visitantes.
Artesanías
Aquí el tiempo se detiene, lo único seguro es el dia y la noche, cualquier rincón era perfecto, intenté comprender el mundo tan complejo y diferente en el que estaba. Teniendo frente a mí la inmensidad entendí que el poder de la naturaleza era sanar y sensibilizar, hacerme consciente de lo que tenía enfrente y de lo que me rodeaba, no olvidar que tenemos un compromiso con ella, que nosotros solo somos temporales, y que ella seguirá aquí.
Al borde de las barrancas
Atardecer
El rarámuri tiene muy claro que al mundo hay que cuidarlo siempre, no hay que permitir que muera. Ellos tienen ese espíritu para trabajar la tierra, la cual les fue prestada, razón por la que se debe respetar. Toda la naturaleza es digna de respeto y hay que tratarla con amor. Y es así como continúan adelante con la tarea que sus antepasados les encomendaron, el hacer lo correcto.
Despedida
Me despido totalmente agradecido por las experiencias, sonrisas, y cada momento que hizo de este viaje un aprendizaje constante. Sé que no es un adiós, ya que uno siempre regresa a aquellos lugares donde amó la vida.
Niñas rarámuris
5
4.5