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Cuento los días para volver a sacar mi pasaporte del escritorio, meterme a internet y buscar un vuelo a algún destino interesante. Tal cual lo hice el verano pasado: Destino: Sur de Asia.

Por: Eduardo Huante Vargas

Cuento los días para volver a sacar mi pasaporte del escritorio, meterme a internet y buscar un vuelo a algún destino interesante. Tal cual lo hice el verano pasado: Destino: Sur de Asia.

Un amigo de prepa y yo teníamos la inquietud de viajar por el sur del continente asiático. Lo primero que debíamos decidir era la fecha de nuestro viaje. Decidimos hacerlo entre los meses de junio y julio. Fue así que, con 6 meses de anticipación, nos dimos a la tarea de monitorear diariamente unas 2 o 3 veces al día páginas de vuelos baratos. Encontramos un vuelo bastante barato México-Singapur por lo que ese mismo día nos reunimos en mi casa y compramos los tickets sin pensarlo dos veces. Una vez que teníamos fecha de  inicio y término de nuestra aventura teníamos que ver cómo demonios le íbamos a hacer en el trabajo para faltar 1 mes.  Tratamos de no preocuparnos por eso y disfrutar de la emoción que llegaba al imaginar todas las cosas que estábamos por vivir. Pasaron un par de meses y platicando con 3 amigos de nuestro viaje, se decidieron unir a nuestro plan. La prima de uno de estos amigos estaba de intercambio en Melbourne y también le latió el plan, por lo que ella y sus dos roomies se anexaron. Éramos 7 para entonces. Mes y medio para el inicio del viaje otro amigo se animó de último minuto. Al final fuimos 8 amigos (a algunos ni conocíamos) que viajaríamos por países totalmente diferentes a México.

Hicimos escala en Ámsterdam, en aduana cuando revisaron mi pasaporte y  vieron mi visa de Camboya; dicha visa no tiene nada que ver con la visa americana o cualquier de otro país. (La de Camboya te la mandan por correo y tu mismo la imprimes. Tiene un formato bastante simple, cualquiera la podría falsificar sin problema). La persona de la aduana vio la visa y pensó que la había hecho yo por lo que me llevaron a un cuarto aparte en lo que se ponían a investigar. Me sentía como un delincuente. Tardaron como media hora  en investigarme y finalmente corroboraron que si era una visa real y me dejaron ir.

Aterrizamos en Singapur. Desde el primer momento que bajamos del avión supimos que fue una buena idea haber hecho el viaje. ¡TODO era diferente! Singapur es uno de los países más ricos del mundo, pero también es muy rico culturalmente. ¡Hay gente de todos lados! Te subes al metro y ves gente vestida de acuerdo a su religión y tradiciones. Está genial el contraste de la arquitectura: puedes observar los grandes y modernos edificios y al lado hay centros religiosos muy antiguos. Es increíble las reglas que hay en la ciudad y toda la gente las acata al pie de la letra, con razón es uno de los  países más ricos del mundo. México tiene muchísimo que aprender de Singapur.  Yo estaba súper ansioso de conocer el Marina Bay. Moría de ganas de conocer uno de los edificios más famosos  del mundo. Quería conocer su famosa alberca, quería contemplar Singapur desde las alturas. ¡Tiene una vista increíble! Realmente una chulada de edificio.

Nuestra siguiente parada era Camboya: ¡vaya sorpresa! Es un país que aún sufre las consecuencias del exterminio que sufrieron en los años 70. Yo no tenía idea que Camboya fue víctima de uno de los genocidios más grandes de la historia de la humanidad. Fue impactante ver los “campos de la muerte”, así se le conoce a los lugares donde mataban a la gente. No me puedo imaginar que ahí le quitaron la vida a millones de personas.  Es una de las cosas que amo de viajar, adquirir conocimientos de la historia de cada país, las  costumbres, su comida, etc.

No nos podíamos perder los famosísimos  templos que hay en Camboya. Angkor Wat es una cosa realmente bella. Su arquitectura única decorada por la selva, ver árboles reclamando su territorio y traspasando construcciones fue algo que nunca olvidaré.

Nuestro tercer país por visitar fue Tailandia. Primero fuimos al sur, a una isla llamada Koh Phangan. En esta isla, cada mes hay una fiesta muy famosa llamada “full moon party”, como su nombre lo indica, la fiesta se realiza cada vez que hay luna llena. ¡¡Es una locura!!  La cosa es beber en la playa junto a miles de personas, hay muchísimos puestos para comprar alcohol, el cual se toma en cubetitas (las que utilizan los niños para jugar en la arena del mar), la gente va vestida con colores fluorescentes, todos se pintan en cuerpo con pintura que brilla, varios escenarios, hay cuerdas prendidas con fuego, aros de fuego, etc. Fue una de las razones por las que decidimos hacer el viaje por Asia. Queríamos experimentar en carne y hueso tan famosa peda. Cabe señalar que al día siguiente literal me estaba muriendo. No sentía el cuerpo, sentía que moría. De las peores crudas de mi vida. Después de Koh Pahangan, fuimos a Phuket y a una serie de islas. Hay una muy famosa: The James Bond island, es una pequeña isla donde se filmó una de la películas de la famosa saga James Bond en 1974

En la parte norte de Tailandia fuimos a una ciudad llamada Chian Mai donde conocimos sus templos más famosos y tuvimos la oportunidad de convivir con elefantes, hacer un recorrido montándolos, alimentarlos, bañarlos y jugar un poco con ellos. Es de los días en que mejor me la pasé, son realmente sorprendentes esos animales.

También fuimos a Bangkok. Caminamos por la famosa calle “khao san road” (donde se filmó Qué pasó ayer 2), ahí fue donde me animé a comer escorpión. No sabe mal, en realidad no sabe a nada. Por la noche fuimos a un show llamado  “the Ping pong show” dicho evento es como si fuera un table dance pero tiene un plus: las señoritas juegan o hacen  “trucos” con sus miembros. ¡Me quedé realmente sorprendido de todo lo que hacían! No volvería ir, pero lo recomiendo ampliamente si tienes ganas de reír y vivir una experiencia diferente, muuuy diferente.

Vietnam fue nuestra cuarta parada donde visitamos las ciudades de Hanoi y Ho Chi Minh. Fuimos a los Túneles de Cu Chi, que fueron los túneles que ocupaban los lugareños para escapar de las tropas estadounidenses durante la guerra de Vietnam. Fuimos a museos de guerra donde pudimos ver las armas que ocupaban en esa guerra, vimos fuertes imágenes de gente mutilada y deforme, debido a las bombas químicas que se aventaron.

Nuestro último destino era Indonesia, sin embargo, dos días antes de nuestro vuelo, hizo erupción un volcán en Bali. El aeropuerto lo cerraron a causa de la ceniza por lo que no había manera de llegar. Nos esperamos al siguiente día a ver si ya se podía volar a Indonesia, ya estaban empezando a dejar salir a los aviones pero corríamos el riesgo de que el volcán hiciera de nuevo erupción y quedar atrapados ahí sin poder regresar a Singapur para volar a México. Ya teníamos todo pagado en Bali pero decidimos no arriesgarnos y cambiamos de ruta. Optamos por ir a Kuala Lumpur, en Malasia. Visitamos Batu Caves donde convivimos con changos que robaban comida y subimos a la cima de la montaña. También visitamos las Torres Petronas.

Finalmente volvimos a Singapur para tomar el vuelo de regreso a la Ciudad de México. Me  subí a ese avión con una opinión totalmente diferente de lo que era Asia. Sabía que la cultura oriental  era  bastante diferente a la cultura occidental, pero no tenía idea lo fregón que era. Aprendí muchísimo de la gastronomía, cultura, tradiciones, historia, su gente. Aprendí desde cómo comer noodles hasta cómo montar un elefante. Conocí personas que estuvieron en la guerra de Vietnam luchando, aprendí de la historia de cada país al que iba, respeté las ridículas leyes de Singapur, comí cosas que jamás imaginé que comería. Por todo y mucho más puedo decir que Asia ha sido el mejor viaje de mi vida. Varias personas me han preguntado,  Qué prefieres, Europa o Asia,  y creo que la respuesta es ¡Asia sin pensarlo dos veces! Si tienes la oportunidad de ir, ve. No lo pienses dos veces. No te arrepentirás.

Miriam

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