En la segunda parte de mi visita a la ciudad de Nueva York (lee la primera parte aquí) mi primo Arturo y yo optamos por un tour más artístico: el elitista museo de arte moderno MoMA y el popular barrio de street art en Bushwick. Ambos muy diferentes pero con un mismo objetivo: la exaltación y la compartición del arte.
MoMA
Es uno de los museos más famosos, y por lo tanto concurridos del mundo, tanto para la gente común (como yo) pero que nos sentimos atraídos por las artes visuales, como para los cultos e intelectuales, para otros artistas, e inclusive para los que no les interesa absolutamente el arte. El MoMA debe verse. Punto.
– Cuando exponen tu obra en este museo quiere decir que ya llegaste a un nivel muy superior en el plano artístico. Me dijo mi primo con convicción mientras subíamos las escaleras eléctricas (una hora después andaba muy enojado por una horrenda, y sobrevalorada, exposición del excéntrico belga Marcel Broodthaers).
Los viernes de 4pm a 8pm es gratis, el resto de los días cuesta $25 dólares para los que ya no somos ni muy niños, ni muy ancianos, ni somos miembros, ni estudiamos.
Decidimos que la mejor manera de proceder con la visita era comenzando desde el último piso y luego ir descendiendo poco a poco.
En el sexto piso se encuentra la genial exposición temporal de Degas “A strange new beauty”. Reconocido normalmente por sus retratos y esculturas de bailarinas, en esta colección se muestran sus grabados con una técnica llamada monotipo y su experimentación con diferentes materiales y temáticas, como paisajes, mujeres en tinas de baño y las prostitutas de los burdeles que frecuentaba.
En el quinto piso realizamos un viaje artístico en el tiempo, entre 1880 y 1950. El expresionismo abstracto de Rothko y Newman, el impresionismo francés de Monet y sus hermosos nenúfares, el cubismo revolucionario de Picasso, y otras obras de varios de mis pintores favoritos de siempre como Klimt, Modigliani y Van Gogh. Ya a este punto mi primo y yo nos habíamos separado.
– Perdón, pero quiero leer todo lo que dicen las tarjetitas. Te mando mensaje al rato.
El 4to piso estaba lleno de ese arte contemporáneo que no entiendo y no me gusta, principalmente de los años 60 y con connotaciones de insurgencia y crítica sociopolítica, pero sumamente abstracto: marcos de neón, collages y recortes, el sillón con cientos de falos de peluche de Yayoi Kusama, etc.
Si eres amante de este tipo de obras, te recomiendo visitar el MoMA PS1, que está en Long Island y se especializa exclusivamente en arte contemporáneo. Aquí todo lo odié a excepción del edificio sede, y unas esculturas hiperrealista (y desnudas) de Tony Matelli.
En el 3er piso una colección que podría volver loco de emoción a cualquier arquitecto: “A Japanese Constellation: Toyo Itto, SANAA, and Beyond. Casas, museos y parques públicos futurísticos que parecían inspirados en películas de ciencia ficción, y producto de una generación brillante de verdaderos “artistas” japoneses, algunos ganadores del prestigioso premio Pritzker.
Finalmente en el 2do piso, la particular colección de Jackson Pollock, quizá el pintor favorito de mi primo. Desde sus primeras incursiones con temas míticos, hasta su madurez como artista en los años 50 con su clásico goteo de pintura sobre los lienzos.
– La verdad es que sí parece Nutella embarrada de forma aleatoria.
– Eso lo podría hacer hasta yo. Exclamó un turista de nacionalidad desconocida. Mi primo estuvo a punto de arrancarle la cabeza.
Bushwick
Bushwick es un barrio adyacente a Williamsburg en Brooklyn, con una mayoría de población hispana y una tendencia “hip” que atrae a celebridades y turistas todo el tiempo, no solo por sus bazares de ropa vintage, o sus múltiples bares y cafeterías, sino por las paredes de sus casas, edificios y zona industrial que se han convertido en el lienzo perfecto para muchos artistas locales e internacionales como Veng, NDA, Sexer, Banksy, Shepard Fairey, ROA, y más.
Llegamos por la línea L hasta la estación de metro Jefferson ST que se encuentra en el corazón de The Bushwick Collective. Este proyecto fue creado en 2012 por Joe Ficalora, quien invitó a los mejores artistas y muralistas, a plasmar sus obras en las paredes desnudas del vecindario. La sobredosis visual de street art es inevitable, cada metro, cada ladrillo, cada pared cuenta con una expresión literal o figurativa de la realidad, cada quién con sus colores y su estilo propios.
– Esto es demasiado para mí. Le comentaba a Arturo emocionado mientras me llegaban snaps de gente confirmándome lo maravilloso que era este lugar.
Este video es un documental que hizo The NY Times hace un par de años sobre The Bushwick Collective:
Lo más recomendable es perderse por todas las calles a lo largo de 20 cuadras aproximadamente, e ir admirando una a una las obras que van apareciendo en el camino. Bushwick, de hecho, es como una galería o un museo de arte contemporáneo al aire libre, enorme, con una calidad inigualable, y lo que es mejor, gratis.
El próximo junio se festejará aquí la quinta Block Party, organizada por The Bushwick Collective. Los festejos invaden el triángulo formado por Troutman Street, St. Nicholas Avenue and Scott Avenue, e incluyen actividades como live street art, música en vivo, food trucks y por supuesto mucha cerveza. También los artistas de la zona aprovechan para abrir sus estudios al público.
Nosotros después de caminar sin descanso por todo el barrio, y tomar muchísimas fotos, nos dio un arranque de hambre, así que nos fuimos por un par de pizzas a Roberta’s, uno de los restaurantes más famosos e icónicos de Bushwick.
– Este lugar es lo más hipster del mundo, y está algo caro.
– ¿Qué importa? esta es nuestra última comida en NY. Disfrutémosla.
Al día siguiente volaríamos de regreso a México. Fuimos muy tontos por gastar más de $50 dólares en un taxi del Aeropuerto Internacional JFK al departamento de mi amiga en Roosevelt Island cuando llegamos, pues con una combinación de Air Train y el Subway lo puedes hacer por un aproximado de $6 dólares.
Nos tocó otra vez uno de los nuevos aviones de Aeroméxico, lo cual está muy bien, porque parte de su nueva campaña #rompiendomitos es posicionarse como una empresa a la vanguardia y con una flota de aviones de última generación.
Despegamos con viento y lluvia intensos, pero un magnífico sol nos recibiría en la ciudad de México. Cuando llegamos al departamento casi beso el piso, como el Santo Pontífice.
– ¿Volverías a Nueva York? Le pregunté a mi primo.
– Sin lugar a dudas, de hecho ya siento que lo extraño.
4.5