Por: Jorge Zafe Maza
Último día de vacaciones, luego de regresar de Jerusalén. Desayuno en un hotel frente al aeropuerto de Dubai pensando qué hacer, surgió una posibilidad, Abu Dhabi.
Siempre estuvo en los planes pero por una cuestión u otra, entre tantas cosas que hacer quedó para el final, el siguiente interrogante era cómo llegar, tan cerca y tan lejos a la vez, encima para estar menos de un día previo a un vuelo de 18 horas, el colectivo opción lógica no satisfacía en sus horarios y mucho menos nos daba independencia, “alquilemos un auto” dije, en medio de los nervios de cómo iba a ser posible manejar en una ciudad con tanto tráfico y con tantas autopistas y salidas, sin embargo eso no nos detuvo, paso siguiente descargué una app de alquileres de autos, localicé una agencia en el aeropuerto y elegí un auto de los más económicos.
Recuerden siempre antes de viajar habilitar su licencia nacional a una internacional, en Argentina se hace en los Automóvil Club Argentino es un trámite sencillo, y hay que pagar pues claro.
Tomamos un taxi al aeropuerto (si el aeropuerto estaba al frente, pero había que cruzar una autopista de innumerables carriles, según el Google Maps caminando íbamos a tardar cuarenta minutos, si usted leyó bien cuarenta minutos, si hubiéramos cruzado por el medio de la autopista eran 5 minutos máximo) así que sí, un taxi al aeropuerto.
Llegamos a la agencia, lo primero que nos dicen que el vehículo que elegí por la app no estaba disponible por lo que al mismo precio nos iban a dar uno mejor, y ¡que mejor! mejor que mi auto personal y por lejos. Luego de pagar e intentar prestar atención a la cantidad de detalles, consejos e instrucciones viales locales que nos dieron partimos hacia Abu Dhabi.
Un viaje de unos 200 km aproximadamente que resultó bastante sencillo y cómodo, pues claro acostumbrados a rutas de dos carriles y a esquivar baches, una autopista con ocho carriles eran un deleite para mi vista (y más donde la máxima velocidad permitida es de 140 km/h je, madre si estas leyendo esto yo iba a 120). Primer destino obligado al llegar: La gran mezquita “Sheikh Zayed”, llegamos sin inconvenientes, bueno sí hubo uno, estaba cerrado. Llegamos temprano así que aún no había abierto, por lo tanto fuimos a un shopping cercano por un baño y comida, volvimos a la mezquita y ahora sí, abierta.
Un lugar sumamente imponente de las cosas más lindas y extrañas que me haya tocado ver en mi vida, es inmensa y llena de detalles que resaltan en el blanco de las paredes. Al ser un lugar de la religión musulmana se puede acceder de dos formas, los musulmanes que van a rezar tienen un sector donde no pueden entrar personas de otra religión, mientras que turistas tienen que bajar unas escaleras donde luego de un procedimiento de control tipo aeropuerto tienen instalado guardarropas dado que las mujeres deben ingresar obligatoriamente con el cabello tapado, entonces les dan una túnica y capucha a tu medida, los hombres pasan sin más exigencias (demasiado machistas los árabes lo sabemos), más controles de seguridad, una larga caminata y estás dentro.
En la mezquita podes estar horas, entre visitas guiadas y su majestuosidad, pero hicimos un recorrido rápido, el tiempo no era algo que nos sobraba ya a esas alturas del viaje, decidimos irnos así que nos subimos a un transporte interno (un auto tipo carro de golf pero más grande que te puede llevar si no hay ganas de caminar, cansancio o simplemente querer probarlo) que nos llevó a la entrada y salimos. Decidimos ir a pasear dentro de la ciudad, recorrer el “centro” de la misma, un vistazo de las playas, hasta que bien encaprichado en ir al parque temático de Ferrari puse el gps y fuimos, última parada Ferrari World.
El parque techado más grande del mundo, creo que teníamos una hora reloj para andar, una entrada para nada barata pero ya estábamos ahí, además había que subir a la montaña rusa más rápida del mundo. Una vez dentro, luego de perdernos un par de veces dentro del estacionamiento y del shopping (difícil de explicar, es un shopping junto con el parque, un lugar enorme) fuimos directo hacia allí sin pensar mucho con la adrenalina a full, subimos y complicado es decir como se siente acelerar de 0 a 240 km/h en segundos, te ponen unos anteojos para proteger tus ojos del viento y es obligatorio dejar antes de subir absolutamente todo lo que tengas en los bolsillos, hasta tu billetera, si tu billetera también. Se terminó la montaña rusa y alguna que otra atracción de realidad virtual, era hora de volver a Dubai. El vuelo esperaba y había que devolver el auto, check out del hotel y Argentina amiga.
Un día cargado de emociones diferentes, por un lado viajar en auto por Emiratos Árabes (¿Que?), conocer más acerca de su religión y sus costumbres como fue la mezquita, y un lugar ostentoso como un parque de Ferrari. En conclusión: en un día de tu vida pueden pasarte muchas cosas, en un mes como enero también, y en meses ni hablar, les digo otra vez que persigan siempre sus sueños, si no tienen en claro cuales son…no dejen de buscar, hay que jugársela, darlo todo por los objetivos y por las personas que amamos.
Hace poco leí por ahí “si no tienes las agallas para ir por una vida extraordinaria; te mereces la vida que hoy tienes” está en uno saber qué hacer a nuestra vida, y que nos hace a nosotros sentirnos extraordinarios, ¿la familia, el estudio?, amigos, un viaje, un rato de risas sentados en la calle con una persona con la que “son iguales” o un desayuno sorpresa quizás. La vida de un momento a otro te da y te quita dicen por ahí, den todo de ustedes siempre.