Por: Patricia Pérez
Cansada después de casi 40 años de trabajo ininterrumpido, allá por el 2015, dije: quiero mi sabático. Faltándome casi 4 años para retirarme (jubilarme, como decimos en Argentina, mi país) y con mis 56 años, empecé a planificarlo.
Alguien me dijo “tenés que vislumbrarlo para que se haga realidad”, y fue así que compré un planisferio físico número 6 y generé mi primer itinerario y lo colgué en la cocina para verlo todos los días. No sabía cuando daría comienzo, pero sí estaba segura de que lo iba a hacer.
La planificación incluía una planilla de cálculo que me permitía mediante fórmulas poder cambiar la fecha de inicio y así recalcular las fechas de todos los destinos, llegaron a ser 14 versiones, ya que al cambiar fechas algunos cambios había que realizar.
Algunos desafíos se planteaban, ya que al no tener pasaporte de la comunidad europea, el tiempo de permanencia en el espacio Schengen tenía que ser calculado, pero como todo existe en el ciberespacio también existe la calculadora que permite saber los días de permanencia en él.
Esta vez sabía que tenía que calmar mi ansiedad, y planificarlo, por supuesto no al detalle como puedo planificar viajes de 20 o 30 días, pero sí por el tema del clima y los días en Schengen había que por lo menos tener un plan.
Y así llegó el momento, pasaron, días, meses y años (bah, sólo 2), viajes intermedios, como Norte de Italia, Sur de Italia, Machu Picchu, y además fui viendo videos, calculadoras de gastos, blogs de viajeros eternos.
Llegué a un acuerdo económico con la empresa para la que trabajaba y el 18 de agosto del 2017 estaba en condiciones de llevar a cabo mi sueño de volar. La fecha fijada fue el 23 de enero del 2018. Visitas a los médicos, infectólogo, darme las vacunas necesarias, dejar un poder general a un amigo para que en caso de que algo sucediera con mi apartamento él pudiera accionar, y hasta un testamento, ya que al no tener hijos ni padres debía dejar eso arreglado por las dudas. Gestionar visas, de las que tuviera que sacar en mi país, reservar mi vuelo, y bookear los primeros alojamientos. Ya había vendido mi auto, así que lo único a cuidar era mi vivienda.
Después de varias reuniones con amigos para despedirme, fueron 3 continentes, 34 países, 68 ciudades y algunas otras visitadas sin pernoctar, en 353 días. Tuve suerte de estar en Abu Simbel uno de los 2 días en el que el sol entra al templo, estar en el Mundial de Fútbol en Rusia, ver el año nuevo tailandés, y hasta pasar Navidad y Fin de Año en París con una amiga que había conocido en Laos.
Permanecí en casas de lugareños, en algunos lugares hoteles, hostels, apartamentos enteros, hoteles cápsula, viajé en avión, autobuses, metros, trenes balas, trenes de levitación magnética y todo fue perfecto, solamente una pequeña indisposición en Varanasi, India, que asumo fue por el calor y la constante ceniza en el aire, por ser esa ciudad lugar de crematorios en donde los indios quieren ir a morir para terminar el ciclo de reencarnaciones y poder descansar en paz.
Visité los mejores mercadillos navideños, me bañé en las increíbles aguas termales de Islandia, caminé por la larga Muralla China, el imponente Taj Mahal, el edificio más alto del mundo el Burj Khalifa, las también altas Torres Petronas, ver geishas en Kioto, y muchas cosas más que permanecen aún hoy en mis retinas.
Hoy después de 1 año de mi regreso y habiendo hecho el Camino de Santiago en un mes en el 2019, permaneciendo después 3 meses más en España, y habiendo tenido que cancelar mi viaje de 4 meses por Asia este 2020 por causa del Covid-19, aún teniendo ya vuelos y lugares reservados, es que escucho esas canciones que oía mientras me trasladaba o veo las fotos de los lugares visitados, que me recorre en el cuerpo una emoción, que sólo podrán entender los amantes de los viajes como yo.
Nunca es tarde, si estamos dispuestos a salir de nuestras zonas de confort, yo amo viajar sola, es una experiencia inigualable y jamás me sentí temerosa en ningún lugar, aún en países de religiones más estrictas o con diferentes culturas con respecto a las mujeres solas, es por eso que todo se puede hacer si así lo queremos. Veremos ahora después de la pandemia que depara el futuro y la forma de viajar, pero 2021 prepárate porque allá voy.