Tú x el Mundo

Imprevistos que se convirtieron en grandes anécdotas

Por: Juan Pablo de la Iglesia 

Estimados viajeros, ¿Están entre los afortunados que cuando viajaron, no tuvieron ningún imprevisto? Si la respuesta es afirmativa, ¡Felicitaciones! Pero yo creo que les faltó un poco de adrenalina a sus viajes.

Ahora si la respuesta fue negativa, entonces se van a identificar con esta nota.

A continuación les detallo algunos de los imprevistos que tuve en mis viajes, que en su momento no fueron de lo más placenteros, pero ahora los recuerdo con una sonrisa. Son anécdotas o experiencias de vidas que nunca empañaron mis viajes, sino al contrario me dieron más excusas para seguir viajando en busca de más aventuras.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS, PORQUE SE PUEDE CUMPLIR

Corría el año 2012 y elegí a Cuba como mi primera experiencia de viaje fuera de mi país y además solo. 

Fueron dos semanas espectaculares, en donde los paisajes de este país tropical se unían con la hospitalidad que ofrece el pueblo cubano.

Ya era mi último día en la isla y recordando los maravillosos momentos que tuve, desee poder quedarme un poco más en el país.

Hice el check out en el hotel y me quedé esperando en el lobby mi transfer para el aeropuerto. Mientras esperaba conversaba con algunos compatriotas que conocí durante mi estadía. Pasaron los minutos y no me venían a buscar, hasta que una hora después me empecé a preocupar, al no tener un contacto telefónico no sabía qué hacer.

Me fui a la puerta del hotel y hablé con el encargado de un transfer que justo iba al aeropuerto, como había asientos disponibles, me hizo el favor de llevarme al aeropuerto.

Llegué con el tiempo justo y fui el último en abordar el avión (cerrando la puerta del avión detrás mío)

Días más tarde me enteré que mi transfer había ido a mi hotel, pero al preguntar en el hotel por mí, le dijeron en recepción que no figuraba nadie en la base de datos con ese nombre, así que el chofer se fue.

Si no fuera por la ayuda dada por el segundo chofer, me hubiera quedado varado en Cuba. Así que viajeros, tengan cuidado con lo que deseen.

MÁS PERDIDO QUE TURCO EN LA NEBLINA

Es un dicho muy popular en mi país y lo voy a aplicar en esta anécdota que aconteció en Turquía.

Era el año 2015 y junto a dos parejas de amigos y el hijo de tres años de uno de ellos, decidimos hacer un viaje a este país de Eurasia.

Los primeros días nos dedicamos a recorrer Estambul, una ciudad que nos maravilló con sus mezquitas y su cultura de cientos de años. Con mapa en mano nos fuimos en la búsqueda de descubrir los encantos que nos ofrecía este país.

Ya estaba atardeciendo cuando empezamos a caminar por una avenida llena de locales comerciales y personas. A medida que la luz desaparecía, también desaparecía la gente y la calle se iba haciendo más angosta.

Ya era de noche y nos dimos cuenta que estábamos perdidos, el mapa no nos ayudaba mucho y no teníamos internet para poder saber nuestra ubicación. Seguimos avanzando, ya con un poco de miedo, cuando aparecieron un grupo de nenes no mayores a 10 años que tenían armas. Fue un susto muy grande, al final nos dimos cuenta que eran de juguete y que nuestra imaginación nos había jugado una mala pasada.

Seguimos avanzando por esa calle, hasta que una persona muy generosa se ofreció a ayudarnos, pero nosotros rechazamos su ayuda por miedo a que nos encaminara a un lugar peligroso.

Por suerte el mapa tenía la ubicación de los hoteles y logré avistar en la lejanía el nombre del hotel que estaba cerca del nuestro, así que fuimos en esa dirección y logramos llegar a nuestro hospedaje.

Al día siguiente, empezamos un tour por toda Turquía, mientras pasamos por la ciudad, el guía nos señaló un barrio que de noche era un poco peligroso para los turistas.

Nuestras miradas cómplices se cruzaron y pensamos para nosotros si era conveniente decir que justo en ese barrio nos perdimos la noche anterior.

Preferimos no decir nada y guardarnos ese momento para nosotros. Cada vez que nos juntamos a recordar este país, nos seguimos riendo de ese momento.

¿Y DÓNDE ESTÁ MI MALETA?

¿Cuál es uno de los peores temores de un viajante? Si la respuesta es la pérdida de una maleta, están en lo cierto. En el aeropuerto uno está preocupado, hasta que aparece la maleta en la cinta transportadora y ahí pueden relajarse para disfrutar del viaje.

Estaba comenzando el año 2019 y decidí hacer un viaje a Egipto y Jordania. Había pasado una semana espectacular en Egipto y en la mañana de mi último día en ese país ancestral, estaba contemplado las pirámides desde la piscina del hotel, mientras esperaba que me vinieran a buscar para ir al aeropuerto.

Mientras estaba inmerso en mis pensamientos, estaba deseando tener un poco más de tiempo para disfrutar de este lugar que supo albergar a diferentes dinastías de faraones. No aprendí nada de mi experiencia en Cuba años atrás, la cual les comenté al principio de la nota.

Por suerte mi transfer llegó en tiempo y forma y pude tomar el avión. Pero al llegar al aeropuerto de Jordania, me di cuenta que ese deseo se había hecho realidad (en parte). Mi maleta nunca había salido de Egipto.

Imaginen mi desesperación, dado que solo tenía la ropa que llevaba puesta. Gentilmente el chofer del transfer me ayudó a hacer la denuncia y el hotel se ofreció a seguir el trámite con el aeropuerto. Mientras tanto yo hacía la denuncia a la agencia del seguro de viajes (siempre contraten un seguro de viajes)

Pasaron dos días y no soportaba más estar con la misma ropa, hasta que al volver de una excursión, le pregunté a la recepción si había novedades y me comentó que habían llegado algunas maletas del aeropuerto.

No se dan cuenta de la cara de alegría que puse al ver mi maleta. Después de revisar que estaba todo en orden, rápidamente pude cambiarme de ropa y comencé a disfrutar de los escenarios milenarios que ofrecía ese país.

Estimados viajeros, espero que les haya gustado estas anécdotas y ahora les toca a ustedes comentar sobre esos imprevistos que les sumaron un poco de adrenalina a sus viajes.

¡Hasta la próxima!