Por: Vivi Ortega
Yo soy de Guatemala, fui de viaje a Argentina, Chile y Uruguay con mi hermana Andrea y mi amiga Wendy.
Empezamos nuestro recorrido en la ciudad de Santiago, Chile, visitamos ciudades como Valparaíso, Viña del Mar (porque vimos en videos de Alan por el Mundo lo hermosos que son). En la ciudad de Valparaíso conocimos un grupo de personas maravillosas, y aunque era la primera vez que las veíamos y fue sólo una noche la que compartimos con ellas, nos hicieron sentir como en casa. Con experiencias así, te das cuenta lo que es realmente dar sin esperar nada a cambio, eso hicieron ellos.
También fuimos a Embalse el Yeso y Cajón del Maipo, pudimos recorrer un pedacito de los Andes y al estar en medio de esas montañas tan imponentes no queda más que darte cuenta de lo pequeñito que eres, pero que también tienes la capacidad de desprender emociones y sentimientos tan grandes y llevar a cabo cosas tan gigantescas como las mismas montañas.
Descubrimos las maravillas que el mundo tiene para ti y que están para que disfrutemos de ellas, sólo que a veces ignoramos que están allí y que no es necesario ir a otro país para apreciarlas, sólo es tener las ganas de hacerlo.
Luego fuimos a la ciudad de Buenos Aires, recorrimos sus calles y aunque cansado y con mucho frío, fue una satisfacción muy grande, definitivamente lo que más cansa al cuerpo, más te alimenta por dentro. Después viajamos a Uruguay, aunque fue poco lo que conocimos, es un país muy bonito, al que prometimos regresar.
Fueron tantas las experiencias vividas que solamente podemos decir que no somos las mismas de dos semanas antes, no somos las mismas, ni lo queremos ser, ¡imposible! Hace pensar y reflexionar sobre la vida y sobre nuestra vida, nos hace pensar que aunque hay gente mala (nos topamos con ella) los buenos siempre son más y todos dejan algo o hacen que cambie algo en ti, no hay nada más sanador que estar en contacto con la naturaleza y lo mejor de todo es que siempre está al alcance, sólo debemos abrir los ojos, la mente y el corazón para sentirla.
Los pequeños detalles que te regala la vida cada día son los más importantes, no somos nadie para juzgar a la vida, ni los pasos de los demás; la capacidad que tenemos para adaptarnos a nuevas situaciones es increíble, todo llega en el momento que debe llegar, los “miedos” son sólo engaños hacia nosotros mismos y los podemos superar en cualquier momento, sólo lo debemos querer hacer; algunas veces estar con uno mismo no es estar solo, sólo es necesario para crecer; el que alguna vez vivió ya nunca más se conforma con sobrevivir.
Creo que no se puede expresar con palabras todo lo que nos dejó esta experiencia, sólo agradecemos a la vida y sabemos que definitivamente nos hará mejores personas.
No porque parece que algo está muy lejos, quiere decir que no lo podemos alcanzar.
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