Por: Daniela García
Hong Kong, Camboya, Tailandia (Bangkok e islas del Golfo), Malaysia (George Town, Penang, Kuala Lumpur y Melaka) y Singapur.
De regreso en casa; me fui con una maleta cargada de ilusiones como lo hacen los viajeros y hoy regreso realizada, porque este viaje no solo fue a otro continente, a otras tierras, sino a mi interior.
Superó mis expectativas el contemplar tantas maravillas, comer, oler, rezar, sentir el aire y el agua del mar de Tailandia en mi cuerpo, apreciar los colores del Palacio Real, contemplar el misticismo de los templos de Bayon, Angkor Wat, en Siem Reap, Camboya, así como el espectáculo que ofrece el circo camboyano “Phare”, donde los artistas con la limitantes de no tener la escenografía de un circo Soleil, crean y hacen magia en cada actuación; probar la sensacional y condimentada comida en los mercados del sur; en Tailandia,Koh Samui; Pub Street, en Camboya y el Hawker Nocturno “Red Garden”, en George Town, Malaysia.
Cuando parecía que ya había visto todo, descubrí las maravillosas islas de Ko Thao, National Park, Koh Nag Tuan Tailandia, en donde escalé a temperaturas nunca antes experimentadas para llegar a la vistas más increíbles en los puntos más altos, bajar al kayak, aventarme del barco con miedo a no caer bien.
Cambié mi estilo de confort para hacer un tracking e internarme en el bosque tropical de Cameron Highlands, y conocer la flor más exótica jamás vista en mi vida, “Rafflesia”; ese día comprobé que el verde es vida, al llegar a las plantaciones de té que llenan tu alma de paz y de sabor al tomar una taza de té.
Me maravillé en las grandes ciudades, como la diferente y multicultural de Kuala Lumpur, con sus famosas torres petronas, lindas vistas desde el HelliPad y Sky Bar, y el pulmón verde que no puede dejar de tener toda gran ciudad, el “Jardín Botánico de Perdanar”, se siente la opresión de la religión musulmana en la mujeres, pero como bien nos dijeron, no es un país musulmán, existen diversidad de religiones y culturas.
Al llegar a la tercera gran ciudad de este viaje, ya estando en los Jardines de Singapur, solo recordé mi infancia en Disneyland con mis papás al presenciar el espectáculo de luces que me hizo sentir nuevamente la magia de los colores y un mundo tan moderno en la Marina Bay; la piel se me erizó al escuchar la canción de “What a Wonderful World”, debajo del gran edificio del hotel Marina Bay Sands, canción perfecta para describir lo que sentí en ese momento.
Y pensar que todo comenzó y terminó en la increíble e indescriptible ciudad de Hong Kong, tan inglesa y asiática a la vez, pero con una gran chispa.
Este viaje fue más que una satisfacción, el sentir que mis pies me dolían de tanto caminar en lo desconocido y conocer a gente más maravillosa de lo que nunca pude imaginar.
Por último quiero decir que ver los videos y post de Alan x el mundo me impulsaron a arriesgarme a ir al mejor viaje de mi vida.
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