Autora: Andrea Vidaurri
Recuerdo aquel viaje donde nació mi meta de viajar y conocer cada espacio en nuestro planeta, aunque suene imposible por hacerlo. Desde pequeña siempre me gustó la geografía, siempre quería saber en dónde me encontraba.
En mi último viaje, el cuál ni siquiera había planeado nada sobre él, me di cuenta de varias cosas.
Fue en diciembre del 2013, me encontraba estudiando mi carrera cuatrimestral, por lo tanto mis únicas vacaciones largas eran las de Navidad y Año Nuevo. Entonces aproveché la oportunidad que tuve de visitar por primera vez a “La ciudad que nunca duerme”. Me sentía feliz, exageradamente feliz por conocerla, entonces me puse a investigar cosas y lugares que quería ver.
Días antes de emprender el viaje sentí miedo, pues iba sola, claro me encontraría con alguien allá pero sentí mucha inseguridad, era un largo camino, también sentía nostalgia, pues no iba a pasar las fiestas decembrinas con mi familia. Pero me fui.
Al llegar lo primero que visité fue Times Square, no lo podía creer, era 24 de diciembre y estaba ahí, en Nueva York, sólo quería quedarme ahí y contemplar mi alrededor, me sentí grande, muy grande y no precisamente de edad si no esa grandeza que las personas sienten cuando logran algún objetivo.
Tenía muchos lugares por visitar, ese mismo día fui a la 5ta Avenida, al Empire State, al callejón de Joyería, no cabe duda que me sentía en una película, ¡en mi propia película!. Visite el Rockefeller Plaza y vi ese gran pino con destellos de luces, se oía el típico cascabeleo, villancicos y gente, demasiada gente de todo el mundo por supuesto ¡era Navidad!. Debo admitir que soy amante del chocolate, pues compré un chocolate ahí mismo en la tienda Teuscher, creo que es el chocolate que ha durado más tiempo en mis manos, era delicioso pero no quería que se acabara. Concluyó ese día, me devolví a Hoboken y de ahí a la casa donde me estaba hospedando.
Después fui a la Biblioteca Pública, y me enamoré, los dos volteamos a vernos (bueno se vale tener un amor viajero platónico, ¿o no?). Luego fui a laCatedral de San Patricio (en remodelación, pero aún así apreciable), el Museo de Historia Natural, la Gran Central, la Estatua de la Libertad. Por supuesto que comí el tradicional hot-dog, delicioso por cierto. Sin darme cuenta perdí la noción del tiempo, no sabía ni en qué día me encontraba.
Seguí mi camino visité Chinatown, La Pequeña Italia (la mejor pasta que he probado hasta hoy). También en SoHo, ya de regreso un día (sin buscarlo) me topé con “Rice to Riches” y claro pedí el “Sex, Drugs and Rocky Road” de aquel video de AXM. Visité Chelsea Market, el centro comercial más original y autentico que hasta ahorita he conocido.
Por último fui el memorial del 911, que sólo los que hemos estado ahí podemos comprender como es que se siente el ambiente en ese lugar, no puedo explicarlo. Ese mismo día, 31 de diciembre, me dirigí a Central Park y poder conocer el ´´Plaza Hotel´´, lo vi y no sólo eso sino que se podía ingresar a un costado de él. Ya era de noche lo único que me quedaba era caminar unas cuantas cuadras a Times Square y esperar la llegada del nuevo año; y me encontraba ahí otra vez, no recuerdo mi sentir, sólo sé que me sentía feliz, esta vez era yo una protagonista, y no lo estaba viendo por T.V. como en años anteriores, si no que era parte de… 3,2,1, ¡Happy New Year! ¿Qué más podía hacer? Voltee a mi alrededor, agradecí por todas las oportunidades que nos da la vida, y las herramientas que nos da Dios para poder realizar lo que queremos. Era simplemente un año más, pero esta vez no había tristeza, dejé mi pasado atrás donde debe de ir y comencé a disfrutar las cosas en su momento.
Regresé a Hoboken, New Jersey, con las personas con las que me estaba hospedando y me llevaron a cierta altura de N. Jersey en la que se puede apreciar todo Manhattan, conocido como el mejor lugar para tomarse una foto de Nueva York, habías bastantes turistas y que irónico me di cuenta que lo mejor de Nueva York no está en Nueva York si no en ese lugar, y yo estuve ahí.