No me puedo quejar, soy mega afortunada, me encantan los viajes en familia y me encanta la playa. Cuando los dos se juntan ¡Boom! mi mejor vacación. El fin de semana pasado nos toco visitar (por fin) Mayakoba, no saben como moría por conocer el lugar. Ya me habían contando maravillas de la vegetación y la fauna que habita en la zona.
Bueno, no se quien estaba más emocionado, si Bruno o yo. El quería llegar a recorrer los canales y ver los animales, yo quería irme a la playa a escuchar el mar y descansar. Nos aventamos un volado y obvio siempre gana el así que nos lanzamos al bote a pasear por la laguna y los manglares.
El Fairmont Mayakoba esta ubicado dentro de un bosque tropical de más de 240 hectareas, rodeado de manglares, lagunas y canales de aguas cristalinas, frente a la hermosa playa caribeña de la Riviera Maya. Esto hace que el recorrido en bote sea espectacular, pudimos ver en nuestro paseo, aves únicas, cocodrilos, tortugas, peces y otras especies animales que viven en el hotel.
Bruno quedó tan emocionado al ver la fauna de lugar que al día siguiente nos fuimos en Kayak acompañados de un guía a hacer un recorrido más tranquilo y poder observar más de cerca los peces y aves, para que nos explicaran más sobre ellos. Yo termine molida, pero el súper feliz.
Lo increíble del hotel es que tiene muchas actividades para los pequeños, de sus cinco albercas; una es familiar y cuenta con un tobogán para los niños. Ahí pasamos la tarde porque Bruno no dejo de aventarse una y otra vez, hasta que se canso.
Al día siguiente me tocaba consentirme a mi, así que primero fuimos a practicar stand-up paddle, en la playa, mi hijo se la paso riéndose de mi poca coordinación motriz -solo porque me caí una que otra vez- pero yo no deje de intentarlo y disfrutar de los colores turquesa del mar caribeño.
Siempre que voy al mar, me la quiero pasar comiendo. Y encontramos una gran variedad de opciones gastronómicas en el Fairmont, perfectas para adultos o niños. Un restaurante frente al mar: Las Brisas, otro junto a el área de albercas: La Laguna y otro que nos gusto mucho para cenar: El Puerto.
Después de comer, deje a Bruno en el Kids Club y me fui al Spa a relajarme un rato. el se quedó jugando con otros niños, en clase de cocina, después tuvieron clase de arte y pasaron un rato en el área de albercas. Así que los dos estuvimos felices y bien cuidados (consentidísisisismos).
El último día lo quisimos aprovechar al máximo, primero fuimos a la playa en bici, esta fue nuestra parte favorita, hay bicicletas por todos lados y puedes pasear por todo el lugar (que es inmenso) en ellas. Antes de llegar a la playa, anduvimos en las bicis entre la vegetación y la sensación es maravillosa, el viento en tu rostro, la brisa y el sonido del mar. Magia pura.
Por la tarde nos fuimos a visitar la zona de El Pueblito, ubicada ahí mismo en Mayakoba, cuenta con varios restaurantes y una tienda de postres y dulces increíbles, Hay un Arcade gigante con muchísimos juegos para los peques (y los no tan pequeños). Duramos ahí un ratote, jugando basquet, Mario Kart, futbolito y mil juegos más. Nos reímos a montones y disfrutamos todo.
Al final del día y de nuestro viaje, nos retiramos a descansar a la habitación. Los cuartos están perfectos para relajarse. Nos salimos a la terraza y nos sentamos a disfrutar de la vista en lo que nos traían el Room Service. Ahí cenamos, platicamos y gozamos del clima. Fue la despedida perfecta.
Te vamos a extrañar Mayakoba.