Por: Vianey Gutiérrez
Aunque el nombre de este lugar suena como un antro gay, se trata de un hotel ubicado en Grapevine, Texas, una ciudad que se encuentra a las afueras de Dallas.
Este viaje lo realicé para celebrar la pasada Navidad, lo que resultó una experiencia muy fría, ya que era invierno, pero vale la pena para los que somos amantes de esta festividad.
Mi hermana vive en Denton, Texas, y muchas veces nos había platicado de este lugar y de todo lo que hacían durante la temporada navideña; así que, aprovechando que iríamos a pasar estas fechas con ella, decidimos ponerlo en nuestra agenda.
Era 25 de diciembre, un día perfecto para celebrar e ir a bajar toda la comida con una buena caminata. Este hotel es muy famoso por toda la zona, y a decir verdad se ve muy lujoso. Pero no estábamos preparados para lo que nos esperaba adentro. Cada temporada navideña se presenta Lone Star Christmas, una serie de actividades y eventos relacionados con las festividades.
Un pino de varios metros de altura, trenes, un gorro de Santa gigante, fotos con Santa, tomar chocolate caliente y galletas con la Sra. Claus son parte de lo que Lone Star Christmas at Gaylord Texan ofrece, además, tiene una réplica del paseo del río (San Antonio, Texas) dentro del hotel, el cual lo presentan con un show de luces y sonido, ¡las canciones navideñas van acorde con las luces!
En este lugar se pueden encontrar personas de todas las culturas y hasta en pijama, o mejor aún, con su ugly christmas sweater (algo muy popular en Estados Unidos durante la Navidad).
Las atracciones más destacadas eran las resbaladillas de nieve y el ICE show presentando Frosty the snowman. Nosotros decidimos entrar a el show del ICE, experiencia única y muy fría. Esculturas de hielo de Frosty y todos los personajes, así como un nacimiento del niño Dios increíble.
Esta experiencia no se la recomiendo a alguien que sea muy, pero muy friolento, ya que las temperaturas son de hasta menos 13 grados centígrados. Y aunque te dan tu chamarra, la verdad el frío se vuelve muy insoportable. Pero vale la pena, es una experiencia que no encuentras fácilmente y que te permite ver el trabajo que los japoneses realizan en las esculturas.
La entrada al hotel no tiene precio, pero por el ICE show te cobran 30 dólares, e incluye la chamarra y la oportunidad de fotografiarte. En general, esta experiencia es apta para cualquier persona que ama la navidad.
La temporada abre a finales de noviembre y dura hasta principios de enero, ¡te recomiendo viajero que lo visites!
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