Colaboraciones

Camino del Pacífico con mascota. Parte 2

Hace algunos meses te compartía la primera parte de esta gran experiencia. (Camino del Pacífico Parte 1), De un sueño que durante muchos años me ayudó a construir una vida en compañía de la naturaleza y las montañas.

Y hace un par de semanas volví y estoy lista para compartir mi experiencia en uno de los senderos más visitados en el mundo.

Quiero escribir con cuidado, quiero ser muy responsable con mis letras porque hablar de la naturaleza y sus cuidados es muy delicado sobre todo en los últimos tiempos.

Y practicar senderismo o cualquier actividad en la montaña, está en tendencia y aumenta desenfrenadamente cada año y desafortunadamente tiene un impacto muy importante y muy directo con la naturaleza, sobre todo ahora que está de moda crear las famosas selfies dentro de escenarios naturales en distintas plataformas digitales.

El Sendero de la Cresta del Pacifico ha sido por muchos años el escenario de miles de historias que cómo la mía, nos hemos inspirado por los hermosos paisajes de tantos videos, libros, testimonios y películas y por supuesto (fotos en Instagram) que se han realizado en él. Cada año este sendero es visitado por miles de excursionistas de distintas parte del mundo, lo cual de forma personal me preocupa, porque he visto mucha basura en el sendero, además de una sequía importante en distintas zonas y el cambio escalofriante de muchos paisajes que hasta hace unos años, se mostraba distinto.

Paco y yo, estuvimos alrededor de 3 semanas en el sendero y caminamos aproximadamente 145 km. Haciendo pequeños tramos desde Echo Lake- hasta Cascades Locks. (El norte de california hasta la frontera con Washington)

Visitando lugares como Monte Shasta, Etna Summit, Lake Tahoe, Burney Falls, Ashland, Klamath Falls, Portland, Eagle creek trail y por último Seattle.

Caminamos, viajamos en tren y en auto, es decir; seguimos el sendero a través de estas tres formas.

Durante los primeros días desde Echo Lake y Desolation Wilderness, transformamos el plan principal porque nos dimos cuenta que caminar el sendero de principio a fin sería imposible para Paco y para mí por el tema del peso y la comida, ya que Paco solo puede caminar aprox 20 km por día y salir del sendero no es posible ya que muchos tramos del sendero son bastante largos, además de que en muchas zonas dentro del sendero no están permitidas las mascotas.

Por ello decidimos abandonar el sendero y hacer solo “DÍAS EN EL PCT”, creo que ser honestos con nosotros mismos nos hace muy valientes. Y todas las formas son válidas.

Una vez fuera del sendero, para llegar a él, necesitas adentrarte en la naturaleza y no es accesible.

Lo cual te obliga a utilizar un auto, de otra forma no es posible.

Es así como transformamos nuestra aventura y nos dimos la oportunidad de ser los creadores de una forma de hacer el sendero con mascota.

Cada Apia caminamos un promedio de 25 km, planeábamos 2 días dentro del sendero, acampamos una o máximo dos noches dentro del sendero y regresábamos al punto inicial. Nos movíamos de un sitio a otro en auto y volvíamos al sendero, así hasta completar los puntos más emblemáticos del sendero.

En varios sitios nos quedamos varios días para recorrer un poco más de senderos locales de la zona, por ejemplo: Monta Shasta, Ashland y Portland.

De esta forma pudimos completar nuestro objetivo y disfrutar de esos hermosos días en el sendero del Pacífico.

Lo realmente importante para mí, era poder disfrutar de esta aventura con Paco y que él estuviera seguro en cada momento.

Y siento que los viajes y los libros, se abandonan porque no hay forma de terminarlos, siento que ninguno puede tener un final por eso es que ahora, después de un par de semanas en casa después de esta travesía hay cosas que empiezan a surgir y que me emociona mucho compartirlas contigo.

Lo primero que quiero compartir contigo es la belleza de este sendero, lo sorprendente que es adentrarse en la vida salvaje de tantos destinos naturales, lo nostálgico que es tener aún lugares tan bonitos y lejos de la civilización.

Me llena de satisfacción saber que existen esos lugares donde aún pueden sentirse seguras muchas especies.

Sin embargo, el número de senderistas aumenta cada año y eso me preocupa. Porque a pesar de que hay una asociación detrás que tiene una labor hacia la conservación de ese sendero, (Pacific Crest Trail Association) qué desde 1977 protege, mantiene y defiende el sendero pero creo ninguna institución es suficiente para frenar el impacto que tienen nuestras acciones.

Me sentí muy incómoda e irresponsable por disfrutar de un sendero que no cuido y protejo en mí día a día desde casa.

Estar en el sendero marcó un antes y un después en mi vida.

Me encantaría que también aumente el número de personas que decidan cuidar de estos lugares y visitarlos con mucho respeto.

Lo segundo que quiero compartirte es todo eso que se vive en un sendero: El miedo y la soledad.

Aunque ya he realizado varios senderos con Paco a lo largo de estos años, cuando visitas la montaña, siempre es cómo la primera vez.

La vida en la montaña se sitúa tanto en los instantes, en el presente, que cuesta entenderla, aún los profesionales siguen fallando cuando tratan de explicar la vida en la montaña.

Estar con ella y hablar de ella es algo muy indómito, algo totalmente inexplicable.

Por eso, a pesar de -todas aquellas veces- que acampé, caminé con paco y logré la cima de algunas montañas, volví a sentir miedo.

Miedo a la profundidad de la soledad en la montaña, al ser tan vulnerable dentro de ella, pensar que por las noches podría visitarme cualquier tipo de animal, (escuchando algunos testimonios de recientes encuentros con osos negros y otro animales) las primeras noches me sentí muy vulnerable y no pude dormir.

Tenía mucho tiempo sin vivir algo similar, quizá sirvió para recordarme que la montaña es algo que ninguno de nosotros podrá entender y mucho menos controlar.

Fue hermoso sentirme vulnerable, fue realmente honesto sentirme así y no tratar de ser algo más en la montaña. Me gustó reconocerme de esa forma.

La última cosa que quiero compartirte es:

Si en tus deseos está visitar próximamente alguna montaña o algún espacio natural, sé sumamente cuidadoso con tus acciones.

No salgas del sendero para tomar ninguna foto, no toques o muevas las piedras de los ríos, no dejes comida y basura, NO ALIMENTES A NINGUNA ESPECIE, lleva el agua necesaria y la comida necesaria y asegúrate de que todo lo que lleves contigo, VUELVA CONTIGO. Sobre todo si será una caminata larga o si planeas acampar en algún sitio.

Te lo pido de la forma más amable.

Después de este sendero he decidido no volver a la montaña en mucho tiempo.

Los senderos necesitan un descanso, los pequeños lagos, ríos o pequeñas corrientes de agua son realmente escasas para los animales que viven ahí.

Respeta el agua y comida que son para las especies que viven ahí.

Durante este sendero vi a muchos senderistas tomar el agua de esa pequeñitas corrientes de agua sin pensar en las especies que viven ahí. (Pájaros, venados, osos, ardillas, y un largo etcétera).

Seamos más conscientes de la situación que viven los espacios naturales.

Sobre todo si practicas algún tipo de deporte que te invite a adentrarte a la naturaleza salvaje.

Y creo que debemos cuestionarnos si una foto en Instagram es realmente importante para causar el impacto que causamos dentro de los espacios naturales.

Últimamente el discurso de ir a la naturaleza para sentir paz y tener una vida mejor, está afectado directamente a esos espacios naturales porque tristemente esa “intención” de cambiar nuestra vida, no está acompañada de otras acciones en nuestro día a día, y cuando visitamos la naturaleza, desconocemos lo que causamos con nuestras “visitas terapéuticas”

Creo que si queremos crear un cambio en nuestra vida, debe ser desde nuestro interior y desde ahí, caminaremos mejor y respetaremos más el mundo que nos rodea.

Y con esto, también quiero proponerte un reto.

Muchos de nosotros vamos a la montaña en compañía de nuestras mascotas y hago hincapié en respetar y educar a nuestros amigos de 4 patas en respetar esos espacios. NOSOTROS SOMOS LOS RESPONSABLES EN CADA MOMENTO DE ELLOS.

Y durante esta experiencia con Paco, nació este proyecto que quiero compartir contigo.

Lo he llamado “MANO MONTAÑA”, ya que me di cuenta que los paseos de siempre se pueden transformar en paseos que generen esperanza para esas zonas naturales que se ven afectadas por el incremento desenfrenado de turistas en las zonas naturales.

Los pequeños paseos con PACO que se fueron transformando en LIMPIEZA DE PLAYA, ya que vivo en una isla y la cantidad de basura que los turistas dejan en las playas es ESCALOFRIANTE.

Y me he dado cuenta que realmente podemos generar un cambio con apenas 15 min de paseo.

MANO MONTAÑA, es una invitación. “Un paseo, una esperanza” y consiste en que los paseos con tu perro se conviertan en pequeñas acciones que impacten de manera positiva a nuestro planeta.

¿Lo hacemos juntos?

Usa el #MANOMONTAÑA para crear una comunidad de paseos que generen una esperanza. En mi instagram: KARLAANDPACO, te dejo toda la información que necesitas si deseas sumarte.

El cambio es colectivo.

 

Karla y Paco

Soy Karla, la mamá de Paco (un pequeño chihuahua). Nací y crecí en Aguascalientes, México. Comunicóloga de profesión.

Escribo diarios desde muy pequeña, me gusta ayudar a mi memoria a no olvidar, siempre he pensado que recordar es importante aunque vivir el momento es esencial.

Llevo 8 años viajando con mi perrito Paco.

Estudié en España y México y he trabajado en distintos lugares del mundo.

Me gusta la escritura y todos los días intento practicarla. Amo esa sensación de vivir la vida para contarla y leerla para volver a vivirla.

Ahora escribo mi primer libro de viajes con Paco y uno de mis deseos más grandes en la vida es no perder nunca esa sensación de ir hacia nuevos caminos, directo a lo desconocido, sentirme vulnerable y sentirme viva.