Por: Semíramis Zaldívar Ramírez
Me encuentro escribiendo estas palabras desde el aeropuerto de Estambul, con lágrimas brotando de mis ojos. Siento como si estuviera diciendo adiós al amor de mi vida. No quiero irme; ya deseo regresar. Y no es para menos, este país ha sido el más hermoso en todos los aspectos que he visitado (y ya son 11 países con los que puedo comparar), y esta ha sido la experiencia más maravillosa de mi vida.
Viajar aquí sola, a un continente nuevo para mí y a uno de los países que tanto había soñado visitar, superando mis propios miedos y los de los demás, es algo que he imaginado durante años. Reservé y planifiqué este viaje con mis propios recursos durante varios meses, y esto ha despertado emociones y sentimientos realmente hermosos en mí.
Este viaje ha sacado lo mejor de mí.
Amo mi versión viajera. Me he vuelto más fuerte, valiente, super sociable (ya hice amistades turcas, tunisianas, polacas, mexicanas), sé hablar inglés, soy fitness caminando diario 20km como mínimo y sobre todo: es un disfrute del presente cañón. ¡Es creo mi mejor versión jajaja!
Cada mañana, al despertar, tenía esa extraña sensación de que esto era un sueño, y al darme cuenta de que no lo era, me inundaba una alegría y agradecimiento profundos por estar viviendo este magnífico regalo llamado “vivir la vida como la soñé”.
Durante 11 días, recorrí este maravilloso país en autobús, tren, avión y ferry, y desde el primer día, me bastó para enamorarme perdidamente y amar su gente, su comida, su clima, su cultura, sus paisajes y todo lo bello que sacó de mí. Sí, he experimentado una fortaleza, valentía, amor, plenitud y vivencias que no encuentro palabras suficientes para describir.
Cada día, desde que llegué al otro lado del mundo, he practicado la conciencia plena. Incluso abría más los ojos para capturar cada detalle, inhalaba los aromas del mar, las especias y la comida, sentía cada textura de las rocas, mosaicos y alfombras, y disfrutaba y experimentaba cada sabor para llenarme de ellos. A pesar de que me quedaron muchas cosas por hacer, no me arrepiento en absoluto, porque eso solo me da el mejor motivo para volver.
Así que, gracias, Turquía, te amo de todo corazón, y prometo regresar. Y puedes estar segura de que siempre cumplo mi palabra.