Bandita, volví a Los Cabos -Baja California Sur- con la intención de mostrarles nuevos itinerarios y opciones para los meses que vienen.
Día 1. Velero en el Fin del Mundo.
Me encontré en el aeropuerto de la Ciudad de México con Cope Amezcua y juntos abordamos el vuelo a Cabo San Lucas.
Lo primero que hicimos fue ir al hotel -el precioso Corazón Cabo, a orillas de la Playa Medano; dejamos las maletas en el cuarto y partimos rumbo al muelle para un paseo en velero.
Por cierto esos días nos estuvimos transportando con Transcabo.
Una vez a bordo del velero de Cabo Adventures partimos rumbo al Fin del Mundo (de este lado californiano) admirando a lo lejos el beso rocoso entre el Océano Pacífico y el Mar de Cortés, que es el “Finisterra” o el Arco de Cabo San Lucas.
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Después soltamos la vela y comenzamos a cortar como un cuchillo afilado sobre las aguas a toda velocidad. No entiendo de nudos, pero sí de vientos, y vaya que íbamos rápido: primero inclinados sobre un lado y luego sobre el otro. La neta es muy divertido, y hasta nos tocó pedida de mano en altamar, fue muy romántico y creo que Cope y yo, lloramos más por aquellos desconocidos enamorados que sus propios amigos.
Así anduvimos naufragando -entre pairos y derivas- hasta que nos atardeció, y el cielo nos regaló unos colores incendiarios de una belleza alucinante que difícilmente olvidaremos.
Finalmente volvimos al hotel, y tapados con unos chales por unos inesperados fríos sudcalifornianos cenamos en su restaurante Aleta un risotto de mariscos y un pulpo braseado.
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Recuerden que todo lo de comida se los dejo en el Instagram de Gordos por el Mundo.
Día 2. Trail por El Cañón de la Zorra.
Un amanecer californiano se filtró por la ventana del hotel Corazón Cabo, y tras desayunar algo ligero partimos rumbo a la aventura con Hight Tide Los Cabos.
Una hora de camino nos llevó hasta una serie de pueblos, de los más originarios de la baja, todos con nombres de santos; hasta que nos detuvimos a admirar desde lo alto el Oasis Santiago y su insólita laguna.
Proseguimos nuestro camino hasta el Rancho Ecológico Sol de Mayo y fue aquí donde arrancó nuestro hike por el Cañón de la Zorra – sí así se llama jajaja.
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El terreno es agreste y arenoso, con vegetación espinosa y cactus que milagrosamente dan frutos deliciosos como la Pitaya. Nuestro camino nos llevó colina arriba y ladera abajo hasta llegar a la cuenca del río, y más adelante a nuestra primera poza de agua fresca.
Es impresionante encontrar un lugar así en medio del desierto, un verdadero oasis que para un explorador perdido, acalorado y sediento debe ser el paraíso.
Continuamos avanzando sobre las piedras y cada vez que encontrábamos una poza nos lanzábamos a nadar, hasta que llegamos al punto final del recorrido. Aquí había una cascada de unos 10 metros de alto.
¿Piensas saltarla? Me preguntaron, y a mí que ya no me da vergüenza negarme a los retos peligrosos, respondí un breve “meh, talvez” jajaja. Mi amigo Cope no se lo pensó dos veces y saltó al vacío; nuestro guía igual, desde la punta más alta, y yo que entonces no me quise quedar atrás también me dejé llevar por la gravedad, lanzándome con más dudas que certezas, y disparando un grito de emoción que solo mi hundimiento inevitable pudo ahogar ¡Extraordinario! qué lugar tan fantástico.
Antes de volver a Cabo San Lucas, comimos taquitos de pescado y probamos la célebre Margarita de Pitaya en Miraflores ¡Uff! Tremenda.
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De vuelta al hotel, descansamos el resto de la jornada y solamente bajamos al restaurante Aleta, por unos ostiones frescos antes de dormir.
Día 3. Paseo en Bici y 4×4 en Tierra Sagrada
La gente de Transcabo pasó a recogernos al hotel y después de unos 45 minutos de una carretera costera llegamos a “Tierra Sagrada” otro proyecto turístico de Cabo Adventures.
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Nuestra primera actividad fue un paseo en bici eléctrica por el desierto. Las bicis tienen asistencia automática al pedalear e inclusive un acelerador.
Vestidos como Power Rangers recorrimos durante dos horas las arenas del desierto, hasta que llegamos a Playa Cerritos. Es súper emocionante y no me caí, así que eso ya es ganancia como diría mi mamá jajaja.
Hicimos un intermedio para comer; nos preparamos una margarita y nos atiborramos en el bufet.
Nuestra segunda actividad nos aguardaba en un garaje al abierto; nos pusimos cascos y visores, y montamos en nuestra Polaris 4×4. Con el cinturón puesto arrancamos a toda velocidad por los senderos arenosos, atravesando caminos de cardones y nubes de polvo.
Llegamos a un mirador desde donde pudimos observar el inhóspito paisaje y seguimos hasta San Jacinto, nuestro destino final.
Cope se las arregló para volar su drone en movimiento mientras yo intentaba manejar con más estabilidad -aunque más bien me sentía una frenética Cruella De Vil persiguiendo perritos jajaja. La experiencia está muy chida -es como jugar Mario Kart en la vida real jajaja.
De vuelta al garaje nos dieron una sacudida a presión porque andábamos todos empanizados y retomamos la carretera a Cabo San Lucas.
En la noche nos fuimos al centro de San José del Cabo a cenar; el lugar se llama El Aguamala Cevichería y nos dimos un festín pirata de tacos, tostadas, camarones y almejas ¡Super rico!
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Día 4. La búsqueda de Ballenas Jorobadas.
Desperté antes de la alarma y me asomé por la ventana del hotel Corazón Cabo. Un gigantesco crucero flotaba sobre la bahía rodeado de otros barcos más pequeños.
Después bajé a desayunar con Cope y partimos rumbo a la Marina de Cabo San Lucas. El tour del día era avistamiento de ballenas jorobadas, de nuevo con la bandita de Cabo Adventures.
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Nos subimos a nuestra lancha motorizada, pasamos a darle los buenos días al Arco, y de ahí partimos a toda velocidad en busca de nuestros amigos cetáceos.
No tardamos mucho en ver unas aletas dorsales, y descubrimos que era un ballenato (la cría) acompañada de su madre y de un “juvenil” que cuida de ellos en sus viajes oceánicos.
Después nos sorprendieron con unos saltos muy cerca de la embarcación, y se despidieron de nosotros con “adiós” de cola, mientras se deslizaba en las profundidades del océano para no volver a salir.
De vuelta al hotel, en el restaurante Aleta nos deleitamos con su barra de sushi, un caldo de mariscos y por supuesto una michelada con Corona y Clamato.
Descansamos unas horas hasta que anocheció y salimos a cenar a un restaurante que nos recomendaron muchísimo. El lugar se llama @nicksanrestaurant y es comida fusión japonesa con mexicana. Un menú degustación de varios tiempos nos llevó por un viaje gastronómico honorable.
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Día 5. Buceo en Cabeza de Ballena y Roca Pelícano.
Ese día fue un día muy divertido, pero igualmente trágico. En la mañana llegamos a la marina para nuestra aventura submarina. Esta actividad la hicimos con See Creatures Cabo by Nautilus Liveboards.
Subimos al bote, preparamos nuestro equipo y zarpamos a nuestro primer sitio de inmersión: Cabeza de Ballena.
@manumanuti Tuvimos una mañana de #buceo en #LosCabos. Fueron dos inmersiones: una en Cabeza de Ballena y otra en Roca Pelícano 🤿🐋🦩 El tour lo hicimos con See Creatures Cabos y @Nautilus Dive Adventures Se murió mi Gopro a los 15 metros por no tener housing 😩 jajaja #cabosanlucas #bajacaliforniasur #scubadiving #tiktokdeportes @visitloscabos ♬ Nobody Like U – From “Turning Red”/Chorus – 4*TOWN (From Disney and Pixar’s Turning Red)
Nuestra actividad de buceo fue improvisada, así que no logramos conseguir el housing (o funda) para la GoPro Hero Black 10, así que decidimos arriesgarnos. Nos lanzamos al agua y nos sumergimos rezándole a los dioses de los océanos (y de la tecnología). Nuestras plegarias fueron en vano y la cámara dejó de funcionar pasando los 12 metros bajo el agua. En paz descanse jajaja.
Allá bajo no había mucha visibilidad pero alcanzamos a ver un par de matarrayas. Cuando el tanque se vació subimos de nuevo al bote para ir a nuestro segundo y último sitio de inmersión: La Roca Pelícano.
Nos lanzamos con un paso agigantado -el agua estaba helada- y una media hora exploramos el abismo a casi 20 metros de profundidad. Volvimos al muelle, y luego al hotel Corazón Cabo, y descubrimos una terraza donde nos dimos una chela helada: Baja Brewing Co.
Ya cerca del atardecer nos fuimos a San José del Cabo. Quizá la mejor manera de conocer este pueblo peninsular es a bocados, a través de su nuevo proyecto “Gourmet de Banqueta” que incluye una variada oferta gastronímica en el Distrito 23400.
El primer restaurante que visitamos era de pescados y mariscos “Claro Fish Jr y el segundo de comida Argentina “Barrio del Tango”.
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Día 6. El Hotel Corazón Cabo.
El último día tocó disfrutar del bellísimo hotel Corazón Cabo.
Me desperté más tarde de lo habitual y ahí estaba esperándome esa vista extraordinaria del fin del mundo; el último desde mi habitación.
Bajé a desayunar con Cope al restaurante Aleta -esos Burritos Sunrise Uff 🤤- y luego nos fuimos al Rooftop 360 a gozar de la infinity pool y de un “Salmocito” de Ginebra con Campari.
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Más tarde intentamos conseguir un masaje pero ya no había citas disponibles (qué lástima tendré que volver jajaja) y el resto de la tarde la pasé en el beach club de Playa Médano y trabajando en mi habitación.
Y así terminó un viaje de una semana por Los Cabos, espero que les haya gustado y nos vemos en una próxima aventura bandita.
Toda la información sobre el destino la encuentran en: https://www.visitaloscabos.travel/