Queridxs:
Hace días, compartía con algunas personas, que una de las cosas más difíciles en mi vida, ha sido aceptar que mi vida es un viaje, porque encuentro en esa frase, mucho dolor, mucha valentía, mucha aventura, mucha soledad, muchos caminos sin dirección.
Muchas cosas que me hacen estar en una constante búsqueda. Y algunas veces (muchas veces) es agotador.
A pesar de haber cambiado de país, de llegar a otro lugar totalmente nuevo para mí, mi vida de viaje siempre me pide más, siempre intenta llevarme lejos como si algo o alguien quisiera alcanzarme. Pero, en estos tiempos, no he podido hacerlo, hay algo en mi mente y mi cuerpo que me piden quedarme. Respirar lento y abordar todo lo que hay en mí.
Y en estos últimos meses, yo siento al mundo como si me insistiera quedarme quieta, como si me pidiera paciencia, tiempo, silencio, seguramente no soy la única.
Desde hace un tiempo, me he pedido paciencia en mi vida de viaje. Llevo más de 6 meses en un mismo lugar y lo disfruto tanto como me es posible.
La pandemia, la muerte de mi madre, el mundo tan distinto después del 2020, y estos vientos que me siguen pidiendo silencio, me han traído hasta este lugar de la vida y del mundo; Una isla, la cual ha sido mi cueva y la he querido conocer despacio. Vamos lentas; la isla y yo. Pero estamos muy cerca de nuestro momento mágico, ya lo comienzo a sentir.
Y aunque he estado 6 meses sin salir de la isla en donde me encuentro, cada día, ha sido un increíble viaje al lado del ser más puro de este mundo.
Paco, mi hermoso perrito, está dentro de toda esta magia con sus momentos de equilibrio, de paz, de bondad con mi vida y todo se hace un poco menos raro y viajero.
“Escuchar los árboles acomodar sus ramas” dice Indira Carpio. Hace días leí eso y me di cuenta que así ha sido en los últimos meses, mi vida de viaje.
Y quiero compartir contigo este otro lado de la vida de viaje. Este lado profundo y algunas veces cansado del mundo, en donde los días toman dirección hacia el alma y donde algunas veces solo necesitamos un ligero paseo con nuestro mejor amigo, que nos devuelva energía para conectar nuestras intenciones más amables con el mundo exterior.
La forma más simple de viajar con mascota:
- Salir y ponerle nombre a los árboles.
- Fotografiar la belleza del presente.
- Pasear en bicicleta tan lento como sea posible.
- Disfrutar de nuestra comida favorita al lado del mar.
- Poder ver el sol en el horizonte y sentir que ya no es tan necesario llegar.
- Caminar por calles que me piden silencio.
- Tomar un té al final del paseo, y entender que todo lo que pasó, pasó solamente hoy y que mañana el viaje de la vida, continuará… y todo será distinto.
Cuando escribo sobre esto, me doy cuenta de lo importante que es caminar con intención por los lugares que nos rodean. ¿Cuántas veces nos damos la oportunidad?
Para mí, mi vida es un viaje. Todos los días, todo se mueve, todo los lugares en los que soñé estar, están dentro de mí. Los lugares más lejanos, están dentro de mi alma.
Te cuento esto, porque sé que estos tiempos son muy extraños, el mundo nos está pidiendo algo distinto -un actuar diferente- y quiero que te des oportunidades sencillas para disfrutar el presente y disfrutar esta vida de viaje con tu mejor amigo.
Tu vida de viaje continuará, y aunque no puedo verte en el futuro y asegurarte que todo estará bien, te comparto mis pasos, las cosas que hago para sentir que sigo viajando, que sigo dando vueltas con el mundo, aunque todo nos haga sentir lo contrario.
¿Qué te parece si sales a escuchar a los árboles acomodar sus ramas?
Con amor desde esta isla,
K