Por: Damara López
Mi viaje a Colombia empieza por un profesorado de yoga y Ayurveda en un lugar mágico que se llama Vanadurga, un ashram precioso ubicado en San Rafael, un pequeño pueblito ubicado a una tres horas de Medellín, pasando Guatapé al que sólo puedes llegar en moto.
Para esto cabe recalcar que últimamente mi vida se basa muy al estilo comer, rezar y amar. En donde me encanta viajar, conocer, meditar, conectarme con dios, hacer yoga, ir a ashrams y una parte muy importante es el enamorarme.
Soy una persona que le encanta el amor y conocer personas de todos lados, unas de esas personas son unos amigos que se casaron en Dominicana y en ese hermoso viaje conocí a alguien colombiano, con el cual viví uno de los mejores fines de semana de mi vida y con el que seguí hablando después de ese viaje, vino a México y cuando decidí certificarme en Colombia dijimos que nos veríamos antes y después de mi certificación para que me mostrará un poquito de lo que él decía que era su hermoso Colombia, algo que se me hizo difícil de creer porque mis papás ya habían ido a Bogotá, pero no me contaron gran cosa, por lo que yo no esperaba mucho.
¡Pero vaya sorpresa que me llevé! Al llegar a Colombia llegué al Aeropuerto Internacional de Medellín, el cual se ubica en Río Negro, una zona muy exclusiva en donde viven varios famosos como J Balvin, Maluma y Sebastian Yatra.
Este chavo que pasó por mi al aeropuerto reservó un lindo hotel cerca de una Laguna dentro de Río Negro llamado lagoon, dormimos súper rico y en la mañana desayunamos un típico desayuno continental colombiano con un café delicioso a lado de la laguna rodeada de montañas. Al terminar el desayuno preparamos nuestras cosas para ir a San Rafael, todo el trayecto fue impresionante, unas vistas hermosas de montañas y naturaleza, hicimos dos paradas, una en el Peñol, el cual para mi mala suerte estuvo cerrada ese día, por lo que sólo pude verla de abajo, pero de ahí nos fuimos a Guatapé un pueblito lindisimo, con una muy buena historia de cómo fue creado, un lugar muy típico de allá, con casas pintorescas y un malecón nuevo lleno de vida. ¡Porque vaya que los países tienen energía y vida!
Ahí comimos, caminamos y disfrutamos un lindo día, porque es el país de la eterna primavera en donde el clima es delicioso todo el año. Cómo en una hora llegamos al centro de San Rafael, otro pueblito pintoresco mucho más chico, conocido por sus ríos. Ahí tuve que tomar un mototaxi para que me llevara al ashram. Al principio estaba asustada porque ya iba sola, y los caminos eran de pura terracería, pero al llegar al lugar ¡que maravilla!
Vanadurga ashram está en medio de montañas y ríos, un lugar mágico lleno de paz, armonía y naturaleza, en donde la comida que se come se planta diario de manera orgánica en sus huertas, que en donde sea que voltees encuentras vida y belleza, viendo changuitos y pájaros preciosos en los árboles y una infinidad hermosa de ríos.
Aquí permanecí un mes haciendo mi profesorado, enamorándome cada día más de ese lugar y de las personas. ¡La gente colombiana en serio es increíble parce! Son todos unos verracos, jaja el punto es que ya se acababa mi tiempo en ese lugar y mi historia de amor no terminó muy bien por lo que tuve que buscar otro plan.
En mi estancia en el ashram estuve preguntando qué lugares conocer dentro de Colombia y hostales donde quedarme para no gastar tanto, el punto es que los lugares que terminaron convenciéndome fue el recorrido de Santa Marta, Minca, Tayrona y Palomino.
Entonces me lancé a mi travesía por Colombia en solitario. Primero tomé un vuelo de Medellín a Santa Marta, reservé en un hostal muy conocido por sus hamacas enormes en Minca, llamado Sierra Minca, Parce que lugar tan hermoso, el hostal es increíble al igual que su personal, reservé una cabañita con su hamaca propia y una vista impresionante a las montañas.
Soy una persona muy activa así que lo primero que hice fue dejar mis cosas y unirme a un grupo que iba a dar un paseo por las cascadas de Minca. Que cascadas tan impresionantes, súper bonitas, cada una con su encanto, me aventé obviamente desde arriba de la cascada, Sierra Azul, la más popular del lugar, súper linda pero muy fría, de ahí nos fuimos a comer al centro muy bonito, muy hipster y la comida muy rica. Regresé al hostal, cené y conocí a nuevas personas muy lindas, de diferentes lugares del mundo, tomamos un poco en el bar y me fui a dormir.
Al día siguiente me salí a correr temprano a un mirador súper lindo, hice yoga, medité, desayuné, me metí a la alberca del hostal un rato y me fui a Tayrona en colectivo.
Ahí me hospedé en un hostal que se llama Viajero, el cual está increíble, es un resort en la playa muy cerca del parque Tayrona, el cual hicieron hostal. El personal igual es súper lindo, hay muchas actividades recreativas, como yoga, surf, volleyball de playa, actividades todas las noches en el bar y unas hamacas deliciosas en la playa.
Estuve ahí descansando ese día en la playa, igual conocí personas en la alberca y en la cena con las cuales me fui al día siguiente al parque Tayrona. Este parque es precioso, hay mucha gente, por lo cual hay que llegar temprano y tener paciencia en la entrada. Hay que ser consciente que vas a caminar mucho, pero vale totalmente la pena. Hay diferentes playas, en algunas puedes nadar y en otras no, ¡pero todas son hermosas! Mi favorita fue Playa Cristal, parece una alberca por lo claro y tranquilo de sus aguas y su arena blanca y suave. Ahí estuvimos hasta las 4 de la tarde y nos regresamos al hostal en donde jugamos volleyball, estuvimos en la alberca y después fuimos a cenar en donde conocí a más personas con las cuales fuimos al bar a jugar lotería de canciones, muy divertido por cierto, y cerramos la noche con una fogata en la playa.
Al día siguiente solo desayuné, hice yoga y descansé para ir a comer a Palomino, ahí me encontré con una familia colombiana muy linda que me adoptó en su tour, ahí comimos en un lugar cerca de donde se conecta el río y el mar. Ahí las olas son mucho más fuertes por lo que es más difícil nadar, pero es muy lindo ver la unión de esas dos aguas y poder tener de un lado el río y del otro el mar. Ahí estuvimos un rato y nos regresamos juntos a Santa Marta, ahí yo me fui a mi hotel cerca del centro, le hablé a una persona que conocí en Minca que vive en santa Marta y me llevó al centro, al malecón y vivimos la vida nocturna de Santa Marta, un lugar súper divertido lleno de vida, con bares de todo tipo y con gente de todas partes del mundo.
Quedé fascinada no me quería ir nunca de ahí, pero mi vuelo a Medellín salía temprano, por lo que me regresé al hotel, preparé mis cosas, dormí y regresé a Medellín.
Ahí me quedé en casa de una amiga, que conocí en el ashram y estuvimos paseando por el poblado, un lugar súper lindo, lleno de restaurantes y bares. Al día siguiente fuimos a Comuna 13, el barrio de los graffitis, otro lugar increíble, tomamos un tour gratuito, el cual recomiendo mucho porque los guías son increíbles, son personas locales que cuentan la historia de ese lugar con mucho amor porque ellos la vivieron y al final siempre te dan una increíble sorpresa. Vale la pena conocerlo, es un lugar típico de allá lleno de arte urbano.
Regresé al poblado, cené con otras amigas y me fui a dormir, porque dije ¡tengo que conocer más! Y me hablaron de un pueblo muy lindo cerca de Medellín llamado Jardín, al cual decidí ir al día siguiente y un amigo, que igual conocí en el ashram, me acompañó. Nos quedamos en un hostal cerca del centro, muy lindos los anfitriones, personas increíbles y súper amables, que te dan información sobre qué conocer, a dónde ir y te preparan un desayuno delicioso que parece de un hotel de 5 estrellas.
Ese día decidimos hacer un tour corto en donde comimos en un lugar muy lindo en el centro en donde está una parroquia súper bonita rodeada de casas preciosas, muy típicas colombianas llenas de color, de ahí caminamos hasta unas cascadas muy bonitas hasta un café precioso arriba de la montaña con una vista impresionante y obvio con un café y postres deliciosos. Tampoco me quería ir de ahí, en serio es impresionante la belleza de ese lugar, de ahí bajamos hacia un mirador con una estatua de cristo, vimos el atardecer y nos regresamos al hostal. Ahí convivimos con las personas del hostal, fuimos a un bar, compramos alcohol nos fuimos al centro y nos regresamos al hostal, hicimos una fogata y seguimos platicando hasta que nos fuimos a dormir no tan tarde porque al día siguiente íbamos a ir a la cueva del esplendor.
Al día siguiente nos reunimos con las personas del tour, nos fuimos en una jeep, caminamos un trayecto y ¡que impresión la cueva! Uno de los lugares más hermosos que he visto en mi vida, lo primero que hice fue aventarme al agua, estaba helada, parecía que me cortaba de lo fría que estaba, pero valió totalmente la pena. Ahí estuvimos un rato y nos regresamos, de ahí hicimos otra caminata por otros ríos, cascadas y nos subimos a un pequeño teleférico. Una experiencia increíble, pero ya era hora de regresar a Medellín, así que nos regresamos en colectivo.
Estuve mi último día en Medellín con mi amiga, me llevó a un lugar súper lindo a desayunar, me llevó a comprar café y recuerdos para mi familia y quedé cada vez más enamorada de Colombia, no me quería ir.
Colombia me lleno de energía, me dio mucho más de lo que esperaba y es un lugar que siempre llevaré en mi corazón. Espero poder regresar pronto y conocer más, porque hay demasiado por conocer.