Por: Pau Flores
Desde su deliciosa comida hasta su gente bonita, Mérida es capaz de llevarte en un recorrido a través de la belleza de su cultura, la diversidad de su flora y fauna, el histórico y tan enriquecedor pasado.
Fundada el 6 de enero de 1542, la hermosa capital del estado de Yucatán fue bautizada como Mérida por el conquistador europeo don Francisco de Montejo. Comúnmente conocida como la Ciudad Blanca, tiene su centro en la Plaza Mayor, punto de reunión entre la Catedral de Mérida dedicada a San Ildefonso de Toledo, Casa Montejo (que actualmente opera como casa museo abierto a los visitantes), Palacio de Gobierno del Estado de Yucatán y el Centro Cultural Olimpo (fomenta la expresión artística y la cultura a través de sus salas de exposición, auditorio y planetario).
Visitar la zona del centro y sus alrededores te permite conectar con los inicios de la ciudad, a través de las historias que permanecen inscritas en las calles, la arquitectura, la gastronomía y las personas. Rendirse ante la curiosidad resulta ser la mejor decisión a tomar mientras el camino te lleva a develar espacios que te permiten comprender la importancia de estar ahí presente.
Pasear por Mérida implica descubrir lugares tan increíbles que son capaces de robarte un suspiro y dejarte boquiabierto, es estar preparado para dejarte llevar por sus caminos que te guían por su historia y su presente en una fusión casi mágica. Es pasar de una construcción colonial tan tradicional y característica del lugar a una variedad de edificaciones modernas que contrastan el encanto de la época con el desarrollo de la ciudad a través de los años.
Marcado su inicio por el Monumento a la Patria, Paseo de Montejo se convirtió en mi lugar favorito en toda la ciudad en tan solo un instante. A finales del siglo XIX, debido al auge de la industria henequera se construyeron casonas con el fin de generar un espacio público digno, inspirado en los Campos Elíseos de París, Francia; hasta el día de hoy se conservan en su mayoría, y destacan sin duda alguna la herencia arquitectónica y cultural de la arquitectura antigua.
A lo largo de la avenida te topas con diversos puntos de comercio y cultura que envuelven al visitante en un ambiente enriquecedor, desde diversos restaurantes de comida tradicional yucateca, pubs, bares y cafeterías, la emblemática Sorbetería El Colón (fundada en 1907), pasando por museos y monumentos hasta culminar el recorrido, durante los fines de semana y diversas festividades, en lo que se consolida como un encuentro cultural y gastronómico de convivencia entre la comunidad.
Sin duda Mérida se ganó mi corazón sin darme cuenta que estaba descubriendo un paraíso mexicano que tiene tanto para ofrecer que pareciera que tenemos tan solo unos momentos para admirar su belleza. Definitivamente todo aquel que visite esta mágica ciudad se verá envuelto en una sed de conocimiento que ha de ser saciada únicamente por el recorrido de esta mezcla de lo antiguo y lo actual en una convivencia tan armónica.