Por: Vicky Parraguez
No importa la edad que tengas para salir a disfrutar el mundo, no importa si te demoras décadas en darte cuenta que la mejor compañía estuvo siempre a tu lado. Gozar la vida no tiene edad, no tiene tiempo; sólo necesitas una buena excusa y comprar tu pasaje. Eso fue lo que un día comencé a hacer con mis hermanas, decidimos irnos a cualquier destino solas, una “escapada” sin hijos, trabajo o parejas; solo las tres pare reír, conversar y pasear la vida.
Todas hemos tenido la oportunidad de viajar mucho y conocer el mundo, pero no cabe duda que nuestros viajes juntas han sido los más gozados. Cuando mi hermana mayor cumplió cuarenta años, tomamos un avión con destino Lima – Perú. Cuatro días de delicias culinarias, historia y arte ancestral, en una ciudad encantadora que sorprende a sus visitantes. La experiencia nos atrapó y nos dimos cuenta que ser hermanas también puede significar ser grandes amigas, donde el respeto por las opiniones y gustos diversos, hace que las relaciones se resignifiquen y se fortalezcan.
Lima, octubre 2012
Y como un viaje nunca es suficiente, decidimos hacer de ésta experiencia una tradición, y volar juntas a conocer aquel destino que más nos apeteciera.
Dos años después fue mi turno de elegir el rumbo para celebrar mis cuatro décadas. Mi elección fue Montevideo – Uruguay, una ciudad que por muchos años tuve ganas de conocer. Ese viaje fue un maravilloso regalo para festejar la increíble liberación que significó cerrar una década e iniciar otra. Una capital a escala humana, con poca gente que permitía disfrutar de un paseo tranquilo por sus calles y plazas. A diferencia de otras capitales, ésta me pareció un lugar de paz, de calma y contemplación. Como siempre, la conversación, la risa y la degustación de los platos locales fueron el tenor de nuestra escapada.
Montevideo, octubre 2014
Nuestro más reciente viaje, fue el destino elegido por mi hermana menor para su cumpleaños número cuarenta. Su anhelo, conocer Rio de Janeiro – Brasil. Para allá dirigimos nuestros mapas, expertas ya en logísticas y uso genial del tiempo. Sin apuros ni tropiezos, aprovechamos la luz, la brisa, los increíbles sabores y la gente amigable. Caminamos con y sin rumbo, cenamos con reserva y en un puesto de esquina, seguimos los mapas y nos perdimos entre las vías. La verdad es que no importaba seguir un plan, lo que valoramos fue estar juntas y dar gracias a la vida por tener nuevamente la posibilidad de tener las conversaciones cómplices y las risas espontáneas.
Río de Janeiro, octubre 2016
Conscientes de que cada día es una nueva aventura, esperamos seguir trazando más historias en desconocidos destinos. Tal vez salgamos a celebrar los 45 o los 50 años. Tal vez no le pondremos fecha ni edad determinada. Pero la invitación siempre será a compartir, festejar, y a maravillarse con cada año que se cumpla, y con cada viaje que se haga.
Para mis hermanas con cariño.
Vicky
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