Visitar Guatemala provocó que me naciera un profundo interés por comprender cómo la cultura maya ha logrado trascender a lo largo de los años y llegar hasta nuestra cotidianidad.
Hay una energía especial en conocer las huellas de la historia, sus antecedentes, ir descarapelando las capas hasta llegar al centro y, después, ver ese centro convivir con un mundo tecnológico y contemporáneo con todas las complejidades que esto implica.
Tras mi experiencia en Guatemala decidí que quería adentrarme en la cultura maya de México, por lo que mi siguiente aventura fue visitar Tulum.
Sé que este lugar es famoso por ser el sitio favorito de cientos de turistas o viajeros errantes -nacionales e internacionales- que por su búsqueda del wellness o de socializar, han llevado a que en la superficie de Tulum sólo se vea el estilo de vida gipsy de los “Tuluminatis”. Sin embargo, en lo más profundo de Tulum sigue existiendo un alma maya y para encontrarla, la tendría que buscar con mucho cuidado y respeto.
Un pequeño bosquejo de esto lo encontré en el hotel Aloft del grupo Marriott International. Sí, probablemente estés pensando “qué ironía”, pero lo cierto es que al interior del hotel pude encontrar la belleza de la mezcla entre una ciudad moderna y la selva de la Riviera, al igual que un genuino respeto por la cultura maya.
El hotel diseñado por el arquitecto David Quintana -quien también realizó Xcaret- permite que la madera local, la vanguardia tecnológica tan necesaria para los digital nomads de esta época, el característico aroma de esta marca te den la bienvenida a una zona que ha estado viva desde hace cientos de años, que al día de hoy se complementa con zonas de entretenimiento como billar, albercas, bar y una vista panorámica de la mágica selva de Tulum.
Asimismo, Aloft se destaca por promover la cultura organizando conciertos con agrupaciones nacionales e internacionales y exposiciones artísticas de talentos locales de forma bimestral. Como les mencioné anteriormente, al interior del hotel pude encontrar un bosquejo sobre el alma maya debido a que al centro del jardín se encuentra un Alux.
Carolina, gerente de marketing del hotel, me contó en un recorrido por las instalaciones que cuando estaban en la etapa de construcción encontraron una piedra labrada con la representación del mitológico Alux, un ser pequeño que de acuerdo con la cosmogonía maya, aparecen por las tierras y toman actitudes según sean tratados: si se les trata bien, traerán recompensas como buenas cosechas, de lo contrario, pueden traer enfermedades, conocidas como “mail aire”.
Teniendo esto en mente, el equipo del hotel mandó a traer a un chamán para que se pudiera comunicar con este ser para pedirle permiso de ser reubicado. Cuando lo hicieron, los ingenieros del hotel no daban con el hecho de que los vidrios que ponían se caían y por buscar las mejoras de esta tecnología pensaron que quizá era el Alux, haciéndole saber que no le había gustado su nuevo sitio.
Llamaron al chamán de nuevo y él les explicó que efectivamente, el Alux estaba sintiendo que le quemaban los pies en el nuevo sitio y que necesitaban ponerlo en otro lado. Por si fuera poco, recientemente el chamán les informó a los del Hotel que no sólo se trataba de un Alux si no de cuatro! Así, encontraron su lugar dentro del jardín del hotel y cada martes y viernes les dejan ofrendas para mantenerlos feliz y que sigan cuidando de ese espacio mágico en Tulum.
Para seguir tocando base con la cultura, decidimos visitar la zona arqueológica de Tulum en bicicleta y fuimos a uno de los múltiples locales que existen para que las puedas rentar por día o por hora. Rodamos sobre una de las rutas que están indicadas a lo largo de la playa y el pueblo y llegamos a la zona arqueológica. Sin duda, esta fue una de las mejores experiencias del viaje.
Nos permitió conectar con la tierra de una forma totalmente distinta, dejando que nuestra imaginación volara al ritmo de los sonidos producidos por los diferentes animales o la vida cotidiana en sí misma para después caminar por los restos de esta impresionante ciudad que tiene como vecino al mar Caribe.
Según las fuentes oficiales, este sitio solía tener el nombre de “Zamá” cuyo significado es “amanecer” y tiempo después se le empezó a conocer como “Tulum”, que quiere decir “recinto o muralla”.
Para los antiguos mayas esta ciudad fue el principal centro de comercio marítimo y terrestre de la zona. Actualmente, su arquitectura y localización cautiva a todo aquel que la visita, ya que mientras observas los dejos de una ciudad, puedes escuchar el golpeteo del mar en las rocas del acantilado en el que se encuentra, mientras contemplas los tonos turquesa del mar Caribe en todo su esplendor.
Lo cierto es que este viaje estuvo lleno de contrastes:
Durante mi estancia sentí que estar en esas tierras me llenaba de la vibrante energía proveniente de la belleza del cielo, el mar turquesa o la selva abundante. Al mismo tiempo que imaginaba cómo vivían los mayas y la composición de un mundo que a veces suena muy distinto al nuestro.
Pero por otro lado, me entristeció ver el deterioro de la selva, los manglares, la gentrificación, el exceso de todo: de fiesta, de gente y el poco respeto o cuidado que la gente que se desplaza tiene hacia el entorno. Me gustaría que esta zona también se conociera por su historia, su cultura y por sus defensores de la lengua y la tierra.
A pesar de que imaginaba que en México sería un poco más difícil encontrar esa dualidad de culturas que vi y viví en Guatemala, sé que Tulum quizás fue una de esas primeras capas que tendré que descarapelar para llegar al corazón de la cultura maya en México… Por lo que mi próxima parada será Chiapas. ¿Me acompañas?
Karen Huber,
Galerista y promotora cultural
@karenhuber_
Visita el Hotel Aloft @alofttulum
Fotografías cortesía de Aloft y Karen Huber