Autora: Paula Leiva
Cualquier persona que no me conozca y entre en mi Facebook o Instagram pensaría que soy una excéntrica millonaria. España, Vietnam, USA, Reino Unido, Suecia, Francia, Indonesia, Australia, India, Algeria, Alemania, Marruecos, Italia, Nigeria, Suiza, Emiratos Árabes, China, Polonia, Hong Kong, Nepal, Malasia, Qatar, Portugal, Brasil y por supuesto Colombia hacen parte de la lista de países que he visitado en los últimos dos años.
Aun recibo mensajes preguntando si me casé con un jeque árabe, si me gané una lotería y hasta me han llegado a preguntar si trafico con drogas o algo parecido, pero la verdad es muy sencilla: me pagan por viajar.
La primera vez que salí de Colombia fue hace dos años en un avión rumbo a España para realizar mi master, estando allí jamás perdía oportunidad de viajar siempre que tenía tiempo libre y aprovechando que en Europa es mucho mas fácil moverse que en Latinoamérica porque los medios y los precios son diferentes.
Desde allí me volví adicta a viajar, a conocer, a explorar, a descubrir. Me volví adicta a los aeropuertos, a las estaciones de tren y de autobús. Tengo una obsesión con los nuevos sabores, los nuevos colores, los nuevos sonidos. Me encanta a hacer amigos, hablar con extraños y a disfrutar de los lenguajes no verbales. Ahora tengo una colección de mapas, tiquetes de metro, pases de abordar y lapiceros de hotel.
Viajar se convirtió en mi pasion y encontré la mejor manera para hacerlo: me volví azafata.
Ahora mi base es en el Medio Oriente y desde allí tengo la oportunidad de cada mes conocer por lo menos cuatro destinos alrededor del mundo. He estado en países que ni imaginaba que algún día estaria y lo mejor de todo es que mi pasaporte no es un impedimento para entrar a ningún lugar.
¿Mi parte favorita de todo? Tener amigos de todo el mundo, aprender que los estereotipos culturales son clichés y haber descubierto que, a pesar de que en el mundo somos millones de personas con culturas diferentes, una sonrisa es el lenguaje universal.
Viajar libera, te abre la mente, te llena el alma. Cuando estás lejos no sólo entiendes lo pequeño que puedes ser entre la multitud sino que dejas de darle tanta importancia a cosas materiales y más importancia al valor de lo intangible. Viajar es la única manera de traspasar límites, no solo límites territoriales, sino límites mentales que no te permiten ser feliz.
Disfrutar de la soledad y poder conocerte a ti mismo no tiene precio, sin emabrgo despues de pisar tantas ciudades de los cinco continentes descubrí que mi lugar favorito siempre sera aquel donde pueda abrazar a mi familia y compartir con mis amigos.
Un abrazo desde el Medio Oriente!.
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