Cuando hice mi viaje a Sur América nunca me imaginé que un cuasi striptease formaría parte del viaje. Había despedido a mi compañero de viaje en La Paz (Bolivia)
Viviana Leiva
@ColombianaViva
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Cuando hice mi viaje a Sur América nunca me imaginé que un cuasi striptease formaría parte del viaje. Había despedido a mi compañero de viaje en La Paz (Bolivia) y después de pensar un par de horas a donde ir decidí irme para Argentina, 18 horas de viaje desde La Paz en un autobús poco cómodo y oloroso, la sensación de viajar sola no era otra de la de sentirme abandona a mi suerte, casi no pude llegar a la terminal de La Paz, cuando tuve que caminar 2 calles en subida con la maleta que estaba acostumbrada a que me ayudar a incorporar y que por poco no puedo levantar del piso, la altura me estaba sofocando, pensaba yo, pero después me di cuenta que no era mas que la falta de compañía y la percepción de que el viaje tendría un camino distinto al recorrerlo sola.
Baje del autobús sin saber a donde ir o como, estaba acostumbrada a que las decisiones se tomaban en compañía y que al final con la guía de viaje seriamos orientados a el próximo paso, 6 de la mañana y el pequeño pueblo fronterizo de Villazon apenas empezaba a trabajar, me acerqué a lo que parecía ser el puente de la frontera con Argentina, cambié unos dólares a pesos Argentinos y empecé a hacer la fila para sellar mi pasaporte saliendo de Bolivia, 15 minutos después me acerqué a la fila de migración de Argentina y ahí empezó la peor experiencia fronteriza vivida hasta ahora y todo por ser Colombiana.
Una fila que parecía eterna, 45 minutos esperando por primera vez sola desde que había salido de Colombia para cruzar una frontera, adelante, israelitas en su mayoría, franceses, uno que otro gringo, dos peruanos, dos bolivianos y yo, dos ventanillas y adentro dos policías que eran tan lentos como les era posible, cuando llegué a la ventanilla entregué mi pasaporte y escuché: -“colombiana”- seguido de una mirada de un oficial al otro y una señal por esa puerta por favor.
Cogí mi maleta de nuevo del piso, la pequeña donde llevaba comida, un vino que traía desde La Paz y una que otra pendejada que se carga en la “maleta de mano“, entré y 3 policías salieron de una pequeña oficina para mirarme como bicho raro y mostrarme donde tenia que esperar, 20 minutos después una policía me saluda y me dice: -“saque todo de las maletas”-, empecé a sacar todo lo que tenia en la maleta más grande, que estaba empacado en bolsas, que ella rompió para revisar cada uno de mis chiritos, oler el desodorante, meterle el dedo a las cremas, destapar el champú hicieron parte de la requisa, mi maleta pequeña también regada en el piso en un pasillo que dirigía al baño, muerta de ira e indignación al ver todas mis cosas esparcidas en el suelo, después de la orden de la policía de recoger todo empecé a empacar, mientras pensaba: .”esto ya acabó tranquila, quieres conocer Argentina, todo hace parte de tener sello colombiano”-, cuando por fin terminé de guardar todo como pude, la policía me mira y me dice solo falta una cosa y con su indice me muestra el baño, ya en él me dice quítese la ropa y quédese en ropa interior, con esa dulce mirada típica de colombiano que dice: “esta es mucha hija de su mamita”, empecé el striptease que ella parecía disfrutar, no se si el morbo propio de la situación o simplemente a la muy condenada le gustaban las mujeres; -“en ropa interior no hay mucho que ella pueda pensar que tengo”-; sin embargo con un “palito” de madera reviso entre mi sostén y su penúltima frase fue por favor intente orinar, lo cual para mi fue fácil y venia bien después de más de 20 horas sin entrar a un baño, seguido de un listo ya le traigo el pasaporte para que pueda irse.
Me vestí, tomé mis maletas, mi pasaporte y saí de esa oficina con la furia tal que puede dar una indignación de este tipo, caminé directo a la terminal y cogí el primer bus que iba para Salta, sentada en mi puesto pensé fue horrible pero ya pasó, tranquila es rutina, 10 minutos después una parada del autobús para una requisa, -“no puede ser otra vez!”-, bajé de segundas cogí y maleta y fui a la fila, pensé: – esto será rápido-; Escuché un: – por esa puerta-, entré y un: -saqué las cosas de la maleta-. -“Juemadre! otra vez”-, mientras desempaco le digo al policía con un tono de rabia y mirada triste, me requisaron en la frontera hace menos de 20 minutos a lo que el policia respondió como era obvio:-” es rutina tranquila”-, cuando ya iban a empezar a sacar todo de las bolsas le digo al policía oiga allá me hicieron quitar hasta la ropa me la voy quitando aquí para no perder tiempo, el policía que tenia su mirada clavada en mis manos que abrían la primera bolsa, levanta sus ojos y van directamente a los míos y me dice: -“sabe que recoja todo y váyase”-, empaqué, salí de la oficina y subí al autobús, era la última, todos me miran con esa cara de curiosidad y furia por la demora, me siento y un: -porque putas vine a Argentina?- cierra esa entrada a un país que finalmente me encantó.
Qué mala experiencia 🙁 Al menos el resto del viaje te fue bien.
Qué mala experiencia 🙁 Al menos el resto del viaje te fue bien.
Qué mala experiencia 🙁 Al menos el resto del viaje te fue bien.
Muy triste! Tengo muchas amistades colombianas que disfrutan viajar y han pasado por situaciones similares, imagino tu frustración, pero ese sello colombiano que dices tener llévalo con mucho orgullo, orgullo de tu cultura, de tu deliciosa comida, de tu exquisito café, de hermosas playas y de tu gente.
Muy triste! Tengo muchas amistades colombianas que disfrutan viajar y han pasado por situaciones similares, imagino tu frustración, pero ese sello colombiano que dices tener llévalo con mucho orgullo, orgullo de tu cultura, de tu deliciosa comida, de tu exquisito café, de hermosas playas y de tu gente.