Por: Flor Cauich
Escribo esto regresando de la playa, donde estuve una semana disfrutando las vacaciones, semana en la que no trabajé y, a diferencia de cuando se viaja a otros lugares, ahora si puedo decir que descansé.
Esos días me di la oportunidad de observar los hermosos atardeceres que por mi trabajo no puedo disfrutar y porque además, el sol se pierde entre los edificios de la ciudad; también me di tiempo de sentarme a contemplar y a relajarme con el sonido de las olas, disfruté ver pasar volando gaviotas y pelícanos, entre otras aves, observar como se alimentan y como se dejan llevar por el vaivén de las olas.
Caminar en la playa es de las cosas más deliciosas que se pueden hacer y es aún mejor cuando se hace mientras se oculta el sol.
En general, puedo decir que fueron días excelentes, disfruté estar con mi familia y la naturaleza, desconectada de redes sociales (confieso que obligada, ya que la señal iba y venia como las olas del mar jeje), sin embargo, también fui testigo de cómo influimos en el medio ambiente, al caminar en la playa se puede observar la cantidad de basura que dejamos (pañales desechables, envases de plástico, botellas de vidrio, latas…), al no ser personas responsables y conscientes, contaminamos y dañamos al planeta.
Otro suceso lamentable fue al encontrarme con un pelícano entre unos arbustos, al principio me emocioné al tenerlo tan cerca (pensé en la foto para el instagram, por cierto me encuentran como @florcauich jeje) pero cuál fue mi sorpresa, al acercarme me percaté que el pobrecito estaba enredadísimo con un cordel, tenía colgado el plomo que suelen ponerle los pescadores, el pobre no podía abrir el pico y con dificultad volaba, cuando una persona intento acercársele, con tijera en mano, para tratar de ayudarlo, el pelicano voló al mar donde poco a poco lo perdimos de vista ☹
Y así, con actos y cosas que parecen inofensivos vamos acabando con nuestras playas, con nuestro planeta; siento tristeza porque es una playa a la que solía ir cuando era niña, playa donde se podía correr y ahora difícilmente se puede caminar.
No olvidemos que la vida es un gran viaje y como Alan siempre nos dice: ¡SEAMOS VIAJEROS RESPONSABLES! Día a día, sin importar el lugar en el que estemos, no pretendamos cambiar a los demás, simplemente hagamos lo que nos corresponde.
¡Saludos!