He tenido la oportunidad de viajar a Londres dos veces, la primera vez fue en el 2009 y la segunda vez fue en abril del 2013, en esta ocasión les compartiré la historia de la primera vez que visité esta hermosa ciudad.
Viajar nunca había pasado por mi cabeza, lo veía fuera de mi alcance ya que erróneamente pensaba que solamente las personas con buena solvencia económica y/o con un buen trabajo podían darse el lujo de viajar… estaba muy equivocada.
Mi “obsesión” por Londres nació cuando tenía diez años gracias a “Spice World”, película de lasSpice Girls, me llamó la atención que las locaciones no eran de la típica película estadounidense, todo era tan distinto; los carros, edificaciones, monumentos, las casetas telefónicas, el acento, incluso recuerdo que le dije a mi mamá “¡hablan como los Beatles!”, le pregunté a mi mamá qué debía hacer para ir a Londres y su respuesta fue “tener mucho dinero”.
En el 2009, entré a mi primer trabajo: un call center; no estaba muy convencida, pero tampoco quería estar sin hacer nada en mi casa esperando que un trabajo de mi carrera me cayera del cielo, así que entré mientras encontraba un trabajo mejor… ahí comenzó todo.
Unos tres meses después de haber entrado ahí, una chica de mi grupito salió con la idea de hacer algo loco para su cumpleaños, un día me llamó y me dijo “ya sé que hacer para mi cumpleaños… vámonos de viaje, encontré una promoción en (inserten nombre de agencia de viajes) para viajar a Londres en diciembre, voy a pedir información, ¿cómo ves?”… me quedé en shock y traté de asimilar lo que me dijo… ¡ir a Londres! pero al instante me desanimé porque mi sueldo era poco y veía muy difícil juntar el dinero, pensé que quizá para los otros de mi grupito sería más fácil porque la solvencia económica de sus familias era más elevada a la mía, hasta que ella nos dijo que iría a la agencia a informarse y que en caso que la oferta fuera buena, su papá podría comprarnos los boletos e ir pagándoselos… me pasé un fin de semana analizando la situación porque tenía una cosa muy clara: si quería ir, lo haría sin tocar un solo peso de mis papás, así que el día siguiente que la vi le dije “va, me voy a Londres con ustedes”.
De ahí vinieron fines de semana sin salir, llevar lonche cuando me tocaba trabajar full time, resistir las ganas de comprarme libros, algún video juego o unos tennis, esperar a que fuera miércoles de 2×1 para ir al cine, pedir lo más barato del menú cuando (raramente) salía a comer, hacer overtime y hacer algunos trabajos como freelance; obviamente notaron eso en mi casa y terminé contándole a mis papás, al principio no me creyeron, pero cuando les mostré una foto de los boletos se dieron cuenta de que hablaba en serio; tres meses después llegó el tan esperado día, el día por el cuál había valido la pena hacer horas extras en el trabajo, no salir con mis amigos ni comprarme cosas, ya con maletas, pasaporte, dinero y la bendición de mis papás, me subí por primera vez a un avión.
Llegamos al aeropuerto de Gatwick, de ahí tomamos un tren hacia la estación Victoria para tomar el Underground y dirigirnos al hotel en Paddington, avisé a mis papás por mail que llegamos bien, nos metimos a bañar y nos salimos a conocer la ciudad; después de unos cinco minutos caminando, llegamos y conocimos Hyde Park, el Serpentine Lake, el Albert Memorial, elRoyal Albert Hall y Knightsbridge; al día siguiente fuimos al emblemático Big Ben, la Abadía deWestminster, al museo Madame Tussauds y nos subimos al London Eye.
Así fueron los días posteriores, sin guías, sin tour (no me gustan los tours), fuimos al Palacio deBuckingham, Green Park, Hard Rock, Piccadilly Circus, el Tower Bridge, Trafalgar Square,Abbey Road, etcétera… estuvimos doce días y nos faltaron, realmente no terminas de conocer esta hermosa ciudad.
Hubo algunas limitaciones en ese viaje porque no tenía suficiente dinero para darme algunos “lujos” como entrar a comer a un restaurante y fueron contadas las ocasiones en que compramos comida (me llevé latas de atún y galletas en mi maleta); gracias a Dios las cosas son diferentes ahora, tengo un trabajo que me gusta y un mejor sueldo, este año tuve la oportunidad de visitarAlemania y nuevamente Londres y estoy por comprar mi boleto para visitar Italia en abril.
Yo no pienso invertir mi sueldo en un carro del año, ni en comprarme los gadgets más nuevos y que ni siquiera necesito, ni el celular más caro, ni ropa de marca (además ¿quién te va a ver la marca de la ropa que traes puesta?) ni nada pretencioso; ya que la vida no se mide por pertenencias, se mide en experiencias, me di cuenta de eso ese diciembre del 2009 mientras veía la ciudad desde el London Eye, y también me di cuenta de que eso es lo que realmente me llena y me hace feliz, y a partir de ese día forjé lo que es mi mayor meta y mi mayor sueño que poco a poco iré cumpliendo: conocer el mundo.
“Prefiero poseer poco y ver el mundo que poseer el mundo y ver poco.” – Alexander Sattler