Por: el equipo de Alan por el Mundo
La ubicación de la oficina de Alan por el Mundo no es ningún secreto tipo la “Baticueva”; se encuentra en la colonia Roma de la Ciudad de México. Por lo tanto, la relación que tenemos todo su equipo con esta zona es muy íntima.
Así pues, decidimos hacer una breve lista de nuestros lugares favoritos para comer y echarnos el cafesito, y así inaugurar una serie de notas y videos para nuestro concepto gastronómico: #GordosPorElMundo. Esperamos los disfruten y ¡buen provecho!
Video del recorrido disponible en la app.
El que llega muy temprano por la mañana, pasa a Panadería Rosetta, en Colima 179. El aroma del pan recién hecho en sus hornos de madrugada te atrae inevitablemente al interior del pequeño local. Atravesar el umbral de la entrada es transportarte a una pequeña panadería francesa, bohemia, un tanto obscura con sus lámparas cálidas, su hermosa barra de madera, y cientos de piezas de pan acomodadas por todas partes de manera casi “harrypotteriana”.
- Un croissant relleno de mermelada de higo y un latte, por favor.
- Son 80 pesos.
Cualquier pan que pidas en realidad es delicioso, y el café lo es también. Es inusual encontrar un lugar para sentarte porque es muy concurrido, y como mencioné antes, muy pequeño, pero también tienen servicio para llevar.
Para los que nos despertamos un poco más tarde -todos menos Alan- existe un lugar justo al otro lado de la calle, también sobre Colima (114): Abarrotes Delirio, algo así como una tienda de barrio, pero hipster. La blancura de sus mosaicos exteriores y la transparencia del vitral, donde puedes observar a los cocineros trabajar, es un espectáculo irresistible.
Los ingredientes son orgánicos, frescos y mexicanos. Puedes sentarte en los bancos del interior o en las bancas y mesas de la calle a comerte un sándwich de jamón serrano con pesto, o un croissant y un espresso; o hasta hacerte de una pequeña despensa para una cena especial: un vino mexicano, pasta o risotto, y un baguette crocante.
- A mí me da un sandwich de pierna de pavo y un jugo de jamaica con guayaba, por favor.
- El jugo lo agarra usted del refri.
- Ah, ok. Perfecto.
- Son 108 pesos.
La fila para ordenar suele ser siempre breve, el servicio amable y muy veloz.
Para la hora de la comida (que eso es muy variable porque unos comen bien temprano y otros súper tarde) la Roma es una de las colonias con mejor oferta gastronómica, y que a diferencia de lo que pudiera pensar la gente, también existen opciones baratas (y otras súper caras).
En la oficina nadie es vegano, pero descubrimos un lugar en la Plaza Luis Cabrera, que a pesar de que se especializa en este tipo de comida, es delicioso, inclusive para el carnívoro más implacable.
Caminando por el parque y atravesando la acera, hay un bello edificio, actualmente conocido como el colectivo cultural y gastronómico Casa Quimera. Así como esta criatura mitológica tenía elementos de diferentes animales, este lugar también tiene una variada oferta de restaurantes y comida internacional.
Vegan Planet, en Guanajuato 125, logra engañar paladares con sus chilaquiles, hummus (que nos tenían un poco empachados después de Jordania jajaja) y hamburguesas. Hay también jugos y tés.
- Quisiera el wrap de pimientos rojos rostizados, con hummus de garbanzo, y mezcla de hojas verdes. De tomar un matcha con leche de almendra (hasta te liberas de un par de pecados con esta letanía tan saludable).
- Son 140 pesos.
Aquí hay que ser un poco pacientes porque los alimentos se preparan al momento y son algo tardados. Sin embargo, la espera vale la pena, y lo que es mejor, saldrás de ahí sintiéndote ligero, del cuerpo y de la conciencia y sin mal del puerco.
– ¿Tiene algún postre? es que me quedé con hambre.
Si les gustan los sandwiches, y traen algo de dinero extra, no hay mejor lugar que la esquina de Tabasco con Mérida: el retro chic Belmondo (Tabasco 109). El lugar es un digno representante de la atmósfera contemporánea de la Roma (también existen sedes en Polanco y la Condesa), y tiene todo el look de restaurante neoyorquino.
Perfecto para comer o cenar, cuenta con varios platillos gourmet y coctelería de autor. La música de noche, normalmente Indie, ayuda a darle un ambiente relajado, y si vas en la tarde muy probablemente te toque algún guitarrista cantando canciones de Silvio Rodríguez.
– No sé si pedir la ensalada o un sándwich. Mmm… para qué me hago, quiero el sándwich de pato con puré de jitomates deshidratados, cebolla morada, queso parmesano, arúgula y rodajas de tomate.
- ¿Papas están bien para acompañar?
- Sí, y un agua mineral por favor.
“La cuenta” grité mientras agitaba mi mano en el aire y pensaba “es justo el precio y calidad; además es bonito el lugar”.
- Son 262 pesos.
Ya si de plano quieren algo bueno y barato (bonito no tanto) son las Hamburguesas al Carbón en la esquina de Colima y Morelia; “Las hamburguesas del carrito” que obvio no se llaman así, pero es su apodo de ferviente cariño por ser el lugar favorito -por unanimidad- del equipo de Alan por el Mundo.
Es reconocible por una chimenea metálica muy alta, que parece la torre de un castillo. El olor de la carne sobre la parrilla es un regalo a los sentidos, y ver cómo el queso se derrite lentamente es un fortuna visual.
Los “hamburgueseros” son ágiles y constan de una memoria envidiable, ya que puedes hacer órdenes muy complejas y te las sirven de forma incólume, a detalle.
- Qué onda Don, dos con queso y todo lo que le echan; otra piña y queso y todo lo que le echan; y otra con piña y queso, poca catsup, sin jitomate y mucho chile.
- Precio: entre 35 pesos y 40 pesos.
Como en cualquier otro carrito, te puedes devorar tu hamburguesa ahí mismo, o como nosotros le hacemos, las pedimos para llevar a la oficina.
Si tienen ganas de un café por la tarde, existe uno, que además de ser muy agradable y cómodo, fomenta el consumo de café mexicano, principalmente de Oaxaca: Café Tierra Garat (Jalapa 99), en la esquina de Tabasco con Jalapa.
Al entrar, el olor de café y chocolate te da la bienvenida, y el mobiliario y la decoración de madera, junto con los freelancers que van a trabajar ahí, le da un aspecto hogareño, y moderno al mismo tiempo.
Acércate a la barra a ordenar y evita voltear a la derecha, donde están los panes y los postres, que si los ves, ya no podrás superar la tentación.
- Me da un americano, por favor. (Lo sé, me vi tan aburrido habiendo tanta variedad y fusiones de sabores).
- Son 31 pesos.
Tomé lugar en un banco, junto a una amplia ventana, para ver pasar a la gente mientras disfrutaba de mi bebida caliente. Poco después, la mesera me trajo mi café, en una hermosa taza de barro y su base de madera, ambos artesanales. El humo que exhalaba la taza era como el espíritu del café que me hablaba y me transmitía mucha calma. Como siempre, tardé un par de minutos en darle el primer sorbo, cuando se enfrió un poco. Ese café oaxaqueño, era un delirio.
Si las cosas dulces y los postres son indispensables en su vida, para fortuna de los ciudadanos fijos y flotantes de la Roma, recientemente abrieron El Moro, en Frontera con Álvaro Obregón (número 24). Una churrería histórica, que data ya desde mediados de los años treinta.
Como su nombre lo indica, la especialidad son los churros y algunas otras delicias de masa frita, ahogadas en una alberca de aceite hirviente, y espolvoreados con azúcar, como los moritos y las “miniroscas”.
Cuando tenemos antojo gordo en la oficina, mandamos arbitrariamente a alguno del equipo al Moro.
- Me da una orden de churros, y un deep de cajeta por favor.
- Son 27 pesos.
Y súbito después uno se pone a admirar cómo los preparan desde cero, la masa en el molino para darle forma, luego a nadar en la freidora, y finalmente la lluvia de azúcar. Todo esto mientras babeas inconscientemente, y tienes escalofríos, de los buenos.
Hay unas mesas muy bonitas para sentarte y disfrutar de tu comida, o bien, puedes pedirlos para llevar.
Finalmente, un lugar especial, abierto todo el día se encuentra sobre la avenida Álvaro Obregón en el número 86: La ecléctica Cafebrería El Péndulo; y la llamo ecléctica porque tiene un sincretismo de varias cosas: es restaurante, es cafetería, es librería, tienda multimedia y bar.
Si llegan temprano a desayunar, las enchiladas son riquísimas, y pueden pedir una mesa en el exterior, para ver a la gente pasar con sus perros hermosos por el pabellón. Si les gusta leer, hay una excelente colección, de clásicos, bestsellers y nuevos libros.
En el piso intermedio, hay varios sillones y mesas amplias, por lo que muchos estudiantes y profesionistas lo usan como centro de co-working mientras se toman un café o comen algo a la hora del lunch.
Lo que no muchos saben, es que si llegas al piso de arriba, existe un bar terraza donde sirven unas de las mejores margaritas, de sabores frutales: mango, tamarindo, fresa, etc.
- Me da un americano y una margarita de mango, aprovechando que está de temporada.
- Sí claro. Son 136 pesos.
Después de la primera margarita, vendrá la segunda. Solo ten en mente que después tienes que bajar dos pisos de escaleras angostas.
Por supuesto que dejamos afuera de esta lista muchísimos lugares ricos para comer, y para beberse un buen café, pero esta lista fue más que nada hecha con cariño y costumbre por el equipo de Alan por el Mundo. ¿Cuáles nos recomiendas tú?
La próxima vez que andes por la Roma, prueba alguno de estos lugares y compártenos tu experiencia en redes sociales usando el HT #GordosPorElMundo
Puedes encontrar un video del recorrido en la Roma en la app de Alan por el Mundo, en la sección de Especiales.
AppStore: http://apple.co/2iKb3PH
Google Play: https://goo.gl/hdH9KH
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