Por: Maria Jose Illescas Alvarez
Hace dos años fui a Turquía pero no fue como esperaba, tuve problemas con mi tarjeta y estuve sin dinero durante el viaje, aún así mis amigos se portaron increíbles, mi amiga de Estambul me recibió en su casa, me llevó a la escuela donde trabaja y mi amigo de Bursa me invitó a comer, después me llevó a la estación de autobús para seguir mi viaje a Cappadocia, pero la gente en general me decepcionó un poco, pues me decían “ah yabanci (extranjera)”, no sé, fue una sensación rara.
No podía quedarme con esa mala experiencia así que mejoré mi turco y prometí a mis amigos turcos que regresaría.
Llegué a Estambul el 17 de marzo de este año, estuve un día y en el primer día dejé olvidada mi cartera en el museo de Arqueología, no me dí cuenta hasta que iba a pagar mi entrada al Topkapi Palace, sentí la sangre helada, me imaginé lo peor, ya me veía sin dinero todo el viaje otra vez, hice memoria y regresé al museo de Arqueología, en el camino iba recordando cómo se decía “cartera ” en turco, cuando regresé hablé con el guardia y le dije que la había olvidado, me hicieron preguntas de rigor como de qué color era y que traía adentro, al final el guardia dijo “su turco es increíble”.
Al siguiente día me fui a Bursa a encontrarme con mi amigo, él sólo habla turco pero llevamos 12 años de amistad, es como mi hermano, pasamos 7 increíbles días haciendo un Roadtrip al sur de Turquía, fuimos a Çanakkale, al sitio arqueológico de Troya, a Esmirna, pasamos a Hierapolis Pamukkale y terminamos en Antalya para finalmente regresar a Bursa donde tomé el ferry a Estambul para pasar 5 días más ahí.
Conocí increíbles personas en el camino, una señora dueña de una pequeña tienda afuera del sitio arqueológico de Troya, cuando supo que era extranjera y de México me llenó de regalos, dónde parábamos la gente era super amable, me felicitaron por hablar turco.
Confirmé que los turcos y los mexicanos somos super parecidos, ellos también cuelgan el rosario en el coche.
La primera vez tuve mal sabor de boca por todo lo que me pasó, la gente no quería hablar conmigo, un homeless me pegó en la cabeza con una botella cuando no le quise comprar agua mientras estaba en Taksim, pero ahora que regresé todo fue distinto, conocí la Turquía real y me siento muy satisfecha de haber regresado.