Caminaba tranquilamente por la calle 55 entre la avenida sexta y la séptima cuando vi una enorme fila de gente. Pensé que debía haber un concierto o algo parecido y que esa gente esperaba para entrar a un teatro o sala de música. Vaya, la fila era considerable y no parecía avanzar mucho. Sin embargo, al llegar al origen de semejante cola me sorprendí al ver que lo que esas personas esperaban pacientemente, no era entrar a un concierto o firma de autógrafos sino a un restaurante llamado Black Tap. Pensé que quizá era un evento especial y que por ello la fila era tan larga. Regresé a mis pensamientos cotidianos y seguí caminando.
Al día siguiente pasé de nuevo por el sitio, no solamente encontré gente formada esperando entrar al mismo restaurante, en esta ocasión la fila era aún más larga que el día anterior y eran apenas las ¡11 de la mañana!.
Me ganó la curiosidad y decidí preguntarle al dios cibernético de Google que todo lo sabe, qué onda con Black Tap New York.
Aparecieron decenas de páginas de TripAdvisor hablando del restaurante pero como nunca he confiado en esa plataforma decidí omitirla y buscar algo que viniera de un blog o de la prensa formal.
Encontré mucha información y reseñas del sitio, también descubrí que no hay una sola sucursal sino tres en Nueva York, una cuarta recién estrenadita en Las Vegas, así como en Dubai y Suiza. Encontré también artículos de la prensa, especialmente local, y muchos blogs hablando de su experiencia en el sitio, en todos mencionaban las ricas hamburguesas y el concepto del sitio, pero sobre todo sus deliciosas y altamente Instagrameables malteadas. A todo esto habría que agregarle que también hablaban de largas filas para entrar, a veces de hasta dos horas de espera.
El creador de todo es el chef Joe Isidori, ganador de una estrella Michelin durante su carrera en múltiples restaurantes de la Gran Manzana. Su sueño de crear un restaurante de comida americana de calidad se ve realizado en Black Tap donde las hamburguesas y las “crazy shakes” (malteadas locas) son la estrella.
Como curador profesional de @gordosxemundo y catador entusiasta de hamburguesas me puse como objetivo visitar el restaurante y ver de qué se trataba todo. Pero había un problema, ni loco estaba dispuesto a hacer dos horas de fila para comerme una hamburguesa, aún con todo lo que amo la gastronomía y las hamburguesas, creo que valoro y amo más mi tiempo y jamás me he planteado esperar tanto por cualquier tipo de platillo.
Consulté los horarios en Google y decidí aprovechar que cierran tarde para intentar visitar el sitio saliendo de ver una obra en Broadway (que por cierto aquí pueden leer mis reseñas para que sepan cuál ver). Ese día vi Come From Away que es de un solo acto, así que antes de las 10 pm ya estaba caminando hacia el restaurante. Iba mentalizado para hacer fila pero me prometí que si la espera excedía los 30 minutos desertaría la empresa.
La mayor sorpresa fue que la fila a esa hora era inexistente. No esperé ni cinco minutos a que limpiaran mi mesa y ya estaba sentado recorriendo el menú. Así que de entrada ya andaba de buenas.
Ordené la multipremiada hamburguesa “The Greg Norman” hecha con carne Wagyu, queso azul, arugula, jitomate y pepinillo. Esta hamburguesa ha ganado dos años consecutivos el premio a la mejor hamburguesa de Nueva York durante el New York Food festival, así que tenía altas expectativas. Aunque había un pequeño detalle, no me gusta el queso azul. El mesero (que hablaba perfecto español) me recomendó cambiarlo por queso suizo y eso hice.
Algunos críticos del restaurante lo acusan de ser solo un “Instagram Food restaurant”, es decir, un lugar donde los platillos son fotogénicos pero su aspecto supera por mucho su sabor. Pero cuando mi hamburguesa llegó no entendí de donde habían sacado tal concepto, “The Greg Norman” no estaba servida de forma precisamente fotogénica, la hamburguesa estaba destapada con las verduras a un lado y casi flotando en una cama de abundantes papas fritas, pero eso no era importante, vamos es “La mejor hamburguesa de Nueva York” el aspecto es lo de menos.
Después de varias mordidas llegué a la conclusión de que en efecto es una excelente hamburguesa. No de mis favoritas, pero si es muy buena. Grande, llenadora, con gran sabor, jugosa y de calidad, pero no una hamburguesa por la cual haría fila.
Llegó el momento de pedir la malteada. He de decir que desde que llegué al restaurante veía pasar junto a mi una serie de malteadas gigantes decoradas de formas extravagantes y coloridas. Esas malteadas tenían todo el look Instagram que le había faltado a la hamburguesa. Ahora ya entendía el concepto.
Las crazy shakes hacen honor a su nombre y vienen en distintos colores, sabores y formas. Nada es tradicional respecto a ellas. De tan solo mirarlas ya sentía que mi pantalón explotaba y que tendría que correr 40 maratones para poder quemar las miles de calorías. Si, estoy seguro que esas malteadas engordan nomás de verlas. En mi intención de verme moderado y al mismo tiempo probarlas le pedí asesoría al mesero para que me guiara sobre cuál elegir con base en el sabor y no en su aspecto. Tomé una decisión y diez minutos después tenía frente a mi la tremenda deliciosura ”The Cookie Shake”. Una enorme malteada para gordo profesional hecha con helado de vainilla y galletas molidas, el vaso está cubierto de crema con un par de galletas adheridas y por encima tiene más helado y crema batida y además le agregué Nutella (ya si vamos a pecar, que sea mortal). Así con todo lo aparatoso que se veía mi malteada hay que aclarar que esta es una de las más discretas. Existen verdaderos atentados contra la salud pública como “The Cake Shake” una malteada de crema pastelera con betún de vainilla y chispas de colores, crema batida, cereza y una rebanada completa de pastel encima de todo, una grosería para sonreír.
Otra de las más fotogénicas es la “Cotton Candy Shake” malteada de fresa con betún de vainilla y perlas de chocolate, coronada por una paleta de caramelo y algodón de azúcar. Muy linda de ver.
Hay otras opciones increíblemente llamativas, el menú es amplio aunque no son baratas. El precio estándar es de 15 dólares por malteada y algunas aplican un suplemento de dos dólares
En efecto, la estrella del lugar son las malteadas, saben tan bien como lucen. Son espectaculares y valen la pena aunque sigo pensando que esperar más de media hora en fila no es digno, a menos que el mundo esté pasando por épocas complicadas.
Si quieren visitar el lugar les dejo la página de internet. Si quieren evitar las filas lleguen después de las 10pm. Aunque suerte tratando de dormir después de esa bomba de calorías jajajajajaja.