Por: Javier González
The New York Times en su artículo “52 Places to Go in 2016” colocó a Holbox en el número 32 de esta lista. Al momento de leer este artículo, e investigando un poco más, no lo pensé dos veces, y sabía que este sería mi próximo destino.
Llegar hasta ese lugar implica ya una aventura. Salí aproximadamente a las 5 de la mañana rumbo al Aeropuerto de la Ciudad De México, llegue al Aeropuerto de Cancún y de ahí me dirigí a la terminal de Autobuses para tomar el camión que me llevaría hasta el Puerto de Chiquilá, una pequeña población, (localizada a unas 3 horas y media de Cancún) la cual es punto de partida para el Ferry a Holbox.
Habían pasado aproximadamente 12 horas desde que había salido de mi casa y aún no llegaba a mi destino, ya arriba del Ferry, solo era cuestión de 20 min aproximadamente para cruzar la Laguna Conil y llegar al puerto de Holbox.
Esta Isla Mexicana está localizada en el extremo norte del estado de Quintana Roo, y es parte de la reserva de la Biosfera y Área de protección de Flora y Fauna Yum Balam. Al llegar a la isla observé que las calles son de arena blanca, no hay pavimento, y el medio de transporte son carritos de Golf, algunos eléctricos, otros de gasolina. Son contados el número de automóviles que puede haber en la isla, el otro medio son bicicletas o simplemente ir a pie.
Tomé un taxi, me dirigí al hotel y me puse más cómodo para salir a caminar a la playa; y con un atardecer mágico, Holbox me daba la bienvenida, no tuve más opción y solo me quedé a contemplar. Eran escasos los minutos que llevaba en este lugar y sabía que esto solo era el principio de un viaje que me cambiaría en muchos sentidos. El sol se despedía y el cansancio de un largo viaje se apoderaban de mi cuerpo, así que me dirigí a descansar.
La luz penetraba las cortinas de mi habitación, pareciera que Holbox tenía una forma única de despertar a quienes la visitan. ¡Buenos días paraíso! No todos los días se tiene la oportunidad de salir y tirarse en la arena y disfrutar de este mar, nuestras aguas, que enamora a aquellos que nadan en ellas.
Desde que llegué a la isla, note la presencia de muchos extranjeros, por un momento olvidé que estaba en mi país, la realidad es que no es un destino barato, la vida aquí es muy cara, la comida lo es aún más, todos los productos que utiliza la isla tienen que ser enviados desde distintos lugares, este factor aumenta su costo. Pero siempre habrá opciones que se ajusten a tu presupuesto; en cuestión de hospedaje encontrarás desde la zona de camping para los mochileros, hasta los grandes hoteles que ofrecen todas las comodidades y lujos.
No puedo describir la esencia de este lugar, simplemente lo sientes al caminar por sus calles llenas de color, al respirar ese olor caribeño, la calidez de la gente, la tranquilidad con la que fluye el día a día. El lugar se apodera de todos tus sentidos.
Viajar para mí es más que conocer un lugar, es ser parte de él, es olvidar por un tiempo de donde vengo, para darme la oportunidad de pertenecer y vivir como lo hacen aquí.
Después de 5 días, mi viaje llegaba a su fin, busqué el lugar perfecto para despedirme de este paraíso, y también despedir a un gran año, el cual jamás imaginé que terminaría así. Solo puedo decirles que recibí mi cumpleaños número 21 muy agradecido con la vida por darme la oportunidad de vivir momentos como estos. Y mi único deseo es seguir haciendo lo que más me gusta. ¡Viajar!
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