Este texto está inspirado en “Gordos por el mundo”. Es que sí, nos encanta comer… y beber.
Somos Maxi y Pau, una pareja a la que gusta viajar, conocer lugares, gente, comida… y lo contamos en nuestro blog deviajesyotrosdemonios.com.
Este texto lo escribimos después de pasar unos días en Estambul y enamorarnos de su gastronomía y cultura.
La ciudad más visitada de Turquía es Estambul, ciudad exótica si las hay para quienes estamos acostumbrados al mundo occidental. Para empezar, está ubicada en dos continentes, esto ya resulta muy llamativo. Estás en Europa, atravesás el Bósforo mediante un ferry y quince minutos después estás en Asia. De todas maneras, la parte más turística de la ciudad está en la parte europea, pero recomiendo dedicar un día para visitar el lado asiático donde también hay sitios muy interesantes. Es más, fue de este lado que descubrimos la bebida Boza. Una bebida fermentada a base de trigo, que tiene un sabor agridulce que no conocía hasta ese momento.
La vendían en botella de plástico con un sobre de canela incluido. El vendedor, entre turco y señas, nos recomendó que lleváramos garbanzos tostados para agregárselos… o esto fue lo que entendimos, de todas maneras el resultado fue muy bueno.
De este lado del Bósforo también descubrimos el Lahmacun, conocida como pizza turca. La tradicional es una masa fina cubierta de carne picada, cebolla y morrón, pero donde comimos tenían una alternativa de verduras que también estaba muy rica. La servían acompañada de limón y perejil, así que hicimos como el resto de los comensales y envolvimos el perejil con la masa y así la comimos.
Recorriendo el barrio asiático Kadiköy, vimos muchos bares que ofrecían amplia variedad de cervezas, incluso artesanal. Esto nos llamó la atención porque en lado europeo no lo habíamos notado.
Respecto al consumo de alcohol, un mozo nos comentó que si bien los musulmanes no beben alcohol, hay quienes se dicen musulmanes pero no profesan la religión y sí consumen. Y también, que la ciudad está muy preparada para el turismo, por lo que las cartas de todos los bares y restaurantes ofrecen cerveza y otras bebidas. En relación a esto, me resulta contradictorio que la bebida nacional de Turquía sea el raki, un licor anisado bastante fuerte. Cuando lo trajeron a la mesa pensé que nos habíamos entendido mal con el mozo, porque nos trajo una bebida transparente y nosotros creíamos que era blanca, pero después entendimos… Lo sirven puro en un vaso pequeño, acompañado de otro vaso de agua. Se puede beber solo o ir agregándole agua según el gusto de cada uno, y a medida que se mezcla con el agua va tomando un color blanquecino.
Más allá de estas bebidas, el té y el café son las más tradicionales de Turquía. Están incluidas en todas las cartas y en todo momento, ¡hasta en las plazas! Estábamos sentados en un banco y pasó un señor vendiendo té, lo curioso es que lo servía en tazas de vidrio y después debíamos dejarlas en un rinconcito de la plaza. Me gusta cuando la gente confía en la gente. (Me recordó a aquel bar en Barcelona que contaba los palillos que teníamos en el plato para saber cuántos pinchos habíamos comido y así cobrarnos).
También, es común que después de almorzar o cenar en un restaurante ofrezcan té o café gratuitamente. Se podría decir que los mozos también son parte de la gastronomía y le ponen su condimento. Cuando pasás por la vereda de un restaurante, incluso por la de enfrente, ya intentarán retenerte. Adivinan tu idioma y te empiezan a buscar conversación, te muestran sus cartas e invitan a quedarte. Ésta, en realidad, es una característica de la mayoría de los vendedores de aquí, pero lo experimentamos más intensamente con los mozos.
Estambul es una ciudad hermosa y su gastronomía está a la altura: es imposible escapar de ella. Hay puestos de comida en la calle que te seducen a cada paso. Se encuentran fácilmente castañas tostadas, choclo asado o hervido y simit. El simit es un pan circular cubierto con semillas de sésamo, comúnmente lo venden solo, pero también en sándwich con distintos rellenos. Son muy comunes los sándwich con queso (beyaz peynir), pepino y tomate. Inclusive estos tres ingredientes eran parte del desayuno que nos ofrecían en el alojamiento.
En el barrio Eyüp, nos encontramos con un puesto que hacía papas fritas de una manera muy original. Cortaban una papa entera en espiral, con una vara de madera en el medio la ponían a freír y a los pocos minutos estaba lista. Por supuesto, después le ponían especias.
Ahora, pasamos de la comida callejera a sentarnos en un restaurante. Si ves la carta y no sabés qué opción elegir, te recomiendo que pidas un meze. Yo lo identifico como una “picada”. Incluía pequeñas porciones de comidas tradicionales como humus (puré de garbanzo), ezme (ensalada picante de tomate con varios condimentos), haydari (salsa refrescante con yogurt, ajo y menta), puré de berenjena, yaprak sarma (hojas de parra rellenas) y rodajas de pepino. Esta sabrosa meze iba acompañada de pide, un tipo de pan plano también típico de por aquí.
El pescado también tiene su protagonismo en Estambul. Sobre todo por la zona del puente de Gálata es muy popular el balik ekmek, un sándwich de pescado frito o a la parrilla. Lo venden tanto en puestos en la calle como en restaurantes.
Lamento decirte que a la hora de elegir algo dulce también estarás en problemas. Sin buscar, encontrábamos negocios de dulces por todos lados. Son muy particulares, venden los dulces sueltos por gramos y lo bueno es que podés llevar un poco de cada uno.
Es posible encontrar algunas clases envasadas con una linda presentación, pero por supuesto los sueltos son más económicos.
Recién la segunda vez que pisé suelo turco comprendí cómo se clasifican estos dulces. Por un lado, la baklava, que se elabora con frutos secos, masa filo y almíbar. Puede tener distintas formas y estar recubierta por distintos ingredientes (como pistacho o chocolate). Antes de que el experto vendedor nos cuente, yo pensaba que baklava se llamaba solamente a los dulces cuadrados, que son los más famosos en el extranjero. Por otro lado, lokum o delicia turca en español, tienen una textura gelatinosa y también vienen de distintos sabores y tamaños. Para mí, los distintos tipos de baklava se llevan el primer puesto.
Al igual que los dulces, también se encuentra fácilmente gran variedad de especias (muy usadas en la cocina turca) y de té. Esto es sólo una pequeña parte de lo que Turquía tiene para ofrecer y hay muchos platos que nos quedaron pendientes para la próxima visita.
Estambul es una ciudad muy rica tanto en lo gastronómico, como en lo histórico y cultural. Sus bazares, históricas mezquitas, callecitas con cálidos bares y sabrosos puestos de comida invitan a volver. ¿Conocés alguna de estas comidas? ¿Cuál te gustaría probar?