El tesoro natural más emblemático del estado de Querétaro es la Reserva de la Biosfera de Sierra Gorda.
Está compuesta por casi medio millón de hectáreas de vastos ecosistemas y es hogar de una diversidad impresionante de vida silvestre.
Su municipio más célebre es Jalpan de Serra, conocido como el corazón de la Sierra Gorda; sin embargo, existe otro municipio un poco menos “sonado” que esconde una maravilla natural de estrepitosas dimensiones.
De Jalpan de Serra, tras un viaje de dos horas -en carretera y luego terracería- se llega a una pequeña comunidad en el municipio de Arroyo Seco. Se llama Santa María de los Cocos y cuenta con un Albergue Ecoturístico donde se pueden hospedar. Es muy seguro y acogedor.
Ahí también pueden reservar un guía local -que irá por ustedes en la madrugada- para acompañarlos en la búsqueda del Sótano de Barro. Tengan lista su mochila, ropa en capas, un termo con agua, botas para montañismo y una linterna.
A las 3.45 de la mañana tocó a la puerta Antero con su perrito “Bigotes”. Todo era oscuridad.
Cope Amezcua y yo comenzamos a caminar cuesta arriba sobre un camino sumamente inclinado, agreste, fangoso y rocoso -un poco más vertical y habría sido escalada en lugar de trail.
Caminábamos con linternas en la cabeza -sin ellas habría sido imposible porque ni siquiera se alcanzaban a ver la luna ni mucho menos las estrellas- y con nuestras mochilas pesadas a la espalda llenas de nuestro equipo fotográfico.
Si ustedes lectores viajeros, pueden viajar más ligeros, háganlo.
Antero y “Bigotes” llevaban un ritmo de alpinistas himalayos y Cope lograba mantenerles el paso; yo en cambio -de vez en tanto- imploraba por mi vida, intercalaba gotas de sudor con alguna de llanto y me daba mi pasón de Salbutamol para mis crisis asmáticas jajaja.
Consideren que no es una subida fácil, y si creen que pueden tardarse más de la cuenta, quizá es recomendable empezar el ascenso aún más temprano.
“Amigos, espérenme, podemos detenernos un momento”.
Y así por mi culpa la subida fue algo intermitente pero después de dos horas – y casi cinco kilómetros-lo logramos.
A las 6 am llegamos a la cima, y solo unas piedras al borde de un acantilado nos separaban del majestuoso Sótano de Barro.
Esta cavidad tectónica es una sima (sí, con “s”) y es la segunda más grande del mundo (por metros cúbicos) superada únicamente por Sarisariñama en Venezuela.
Este impresionante cañón es el hogar de varias familias de guacamayas verdes que cada mañana vuelan algunos kilómetros desde aquí en busca de agua y alimento.
Llegamos cuando aún estaba oscuro, y poco a poco fue amaneciendo regalándonos unos tonos preciosos sobre las nubes y los cerros de la Sierra Gorda.
En sincronía con el amanecer, comenzamos a oír los cantos estridentes de las guacamayas, y su rimbombante eco en las paredes del cañón. Logramos ver un par, y después la neblina comenzó a inundarlo todo.
Entonces oímos cantar nuevamente a esas guacamayas, como dando un aviso alarmista de las terribles condiciones meteorológicas,
“Hay poca visibilidad de vuelo. Hoy nos quedamos dentro del sótano”. Suponemos que dijeron eso, porque pues no hablamos “guacamayo”.
La niebla y el frío nos empezaron a calar los huesos y tuvimos que dar marcha atrás. El descenso fue tan bien algo complicado, por lo resbaloso del suelo; y las rodillas y los tobillos exigían un descanso a través de tropezones y deslices torpes. De verdad háganlo con mucho cuidado.
Cuando volvimos al Albergue Ecoturístico, doña Dominga nos recibió con un desayuno reconfortante -huevito verde y café de olla; menos mal era más mi hambre que el cansancio, de otra forma habría caído muerto en ese instante.
Actualmente, el turismo en este lugar es solamente contemplativo, no se pueden realizar descensos al interno del cañón y hay que ser muy respetuosos de no alterar la flora y la fauna del lugar.
Como les dije, la subida es pesada, pero la satisfacción de lograrlo y las vistas panorámicas desde allá arriba lo valen todo.
Para más información sobre cómo reservar este tour y cualquier otra duda, pueden contactar a Agencia Sierra Gorda ¡Recomendadísimo!
Esta es mi última colaboración de 2020 aprovecho para desearles una feliz navidad, un próspero año nuevo y los invito a que realicen más viajes como este en 2021: mucho ecoturismo nacional y mucho turismo regenerativo.
¡Abrazos (distantes) bandita viajera!